Capítulo X [Parte 1] Algún día nos levantaremos como el viento.



LA, Madrid, Oslo, Magdeburg, cada ciudad con personas especificas que piensan en un común denominador…


[*Terminal 1, Aeropuerto Internacional, Hamburg, Alemania*]


Cómo rayos voy a saber quién es ella, debí preguntar cómo era, ¿ella habrá hecho lo mismo?... Pensaba con prisa mientras veía el pasar las maletas aún en la sala previa a salir del hangar. ¡Al fin! Me desespera que siempre sea de las ultimas en recogerlas. Ahora me dirigía a un hangar privado, miré el reloj faltaban 15 minutos para las seis de la mañana y el cielo ya era claro, me alegré de estar en casa aunque no literalmente, el clima aquí en Hamburg no es tan frió como lo es en Oslo. Decidí llamar a Ela y preguntarle sí tenía que pasar por aquella chica que me acompañaría en el jet, no recordaba su nombre, sólo que era la hermana de la amiga de Mariella y pese a los gritos que me diera Ela por despertarla lo haría…

  • Buenos días – contesté en cuanto me respondió.
  • Oh Amélie, ¿ya estás en Hamburg? ¿Cómo te fue
  • Muy bien Ela fue un vuelo sin novedad, quería preguntarte si acaso la chica que me acompañara en el jet sabe ¿cómo llegar? O ¿dónde está ella?, ¿de qué vuelo viene…
  • Oh claro por las prisas ayer ni te dije eso, ella viene de España, su vuelo es por Air Berlín, es el 742 con aterrizaje a las 5:45 por la terminal 1. Su nombre por si lo has olvidado es Gabrielle Castella, pero no te agobies tanto tú como ella en cuanto salgan las estarán esperando seguramente con algún cartel con su nombre y las dirigirán al hangar privado para que viajen directo aquí a Magdeburg donde ya las estaremos esperando.
  • Eso me consuela, pensé que tenía que ir por ella o algo por el estilo – reímos y terminamos la llamada. Yo había terminado mi papeleo y tenía mis maletas conmigo.

Me dirigí a la puerta de cristal y efectivamente al inicio de la valla que delimitaba el paso estaba un señor con un curioso letrero con mi apellido; me acerqué a él y otro más se acercó para tomar mi equipaje, uno iba delante de mi mostrándome el camino y el otro con mi equipaje detrás, ambos me recordaban el gran estilo de la singular seguridad de la familia Turner…




Fue un vuelo tranquilo como todos, he tomado mi equipaje, fue afortunadamente de los primeros en aparecer. Tuve que colocarme los lentes oscuros y salir de la sala lo más rápido que podía, la mayoría de los pasajeros sois compatriotas españoles y comenzaban a reconocerme, no me molestáis pero iba completamente sola.

Al terminar de ordenar mis cosas, salí por las puertas automáticas en seguida personal de seguridad privada, seguramente, tenían en lo alto un letrero con mi apellido, me he dirigido a ellos, eran dos, confirmé que sois de seguridad pues ambos traéis puestos micrófonos y un receptor muy bien ocultado en la oreja; ¡vaya mis hermanas sí que sabéis codearse con gente selecta aquí en Alemania!, el personal tomó mi equipaje y me guiaron hasta un nuevo hangar, privado, desde luego. Me ha dicho que podía pasar a la sala de espera tomar algo del coffee break en lo que daban la orden oficial para salir. Eran cerca de las 7:15am.

Miré los alrededores de la sala y me he sentado en un sillón, al mismo tiempo una chica salía por la puerta del WC, me quité los lentes y nos dirigimos unas sonrisas. Ella se acercó a mí, su apariencia elegante y su rostro la hacían parecer muy tierna.

  • Hola seguro tú eres Gabrielle – me dijo en alemán y mi cerebro tuvo que acoplarse rápidamente.
  • Así es, mucho gusto y ¿tú sois Amélie? – me puse de pie, su estatura era similar a la mía, y la salude con dos besos en la mejilla.
  • Ya estás lista para festejar a nuestras respectivas hermanas – me preguntó y al cabo de unos segundos estábamos platicando muy a gusto mientras tomábamos café.

Un par de minutos después el capitán os pedía abordar el jet, ella me explicaba que pertenecía a la familia de su madre y llegaríamos en corto tiempo a donde nuestras hermanas radicaban y acentuó que le parecía algo loco pues días siguientes regresaríamos a ésta ciudad, no hice más que reír. Durante el viaje seguimos platicando, resultó que teníamos la misma edad y un sinfín de cosas en común.




  • Muero de sueño – alegaba Kart casi acostado en uno de los sillones de la sala de espera.
  • Callaos majo, que yo estoy en las mismas condiciones que vosotros ¡eh!
  • ¡Ya caray! No se quejen, no tardan en llegar y podremos ir al departamento a dormir un par de horas más y cada quien para su trabajo.
  • ¡Ostias! Y cómo sabremos a qué hora llegarán, miraos que aunque esto sois privado aterrizan varios avioncitos y que de ninguno se asoma mi hermana.
  • Porque… – justo en ese momento de una de las puertas que estaban en la sala de espera salían dos de los grandes hombres de seguridad que acompañaron a las chicas durante su viaje – ¡aquí está ya nuestra seguridad! – dijo Ela sonriendo.
  • Buenos días Señorita Haushoffer – dijo uno de ellos – nos indica si le dejamos las maletas aquí.
  • Pueden subirlas a los autos, nosotros iremos en un segundo – acto seguido los tres tendieron las llaves de sus respectivos autos y los hombres de seguridad se marcharon con en carro del equipaje.
  • Espero que esas niñatas reconozcan sus maletas – dijo Deieu – pero dónde están joder…

La puerta una vez más se abría y ahora salían las dos chicas platicando muy amenamente y con algunas risas, enseguida la sala de espera se lleno de abrazos y efusivos saludos entre todos, a las chicas hubo que presentarles a Kart que de inmediato saludo a ambas chicas, Gabrielle no dejaba de abrazar a su pequeña (en estatura) hermana, Amélie preguntaba por Mariella y cómo se encontraban, tenía bastante tiempo de no verla, a Ela le recitaba los saludos que su Abuela Olga le mandaba a ella y a toda su familia.

Ambas chicas no se notaban muy cansadas pero querían hacerlo pues básicamente volaron durante la madrugada. Amélie se fue en el auto con Ela, Gabrielle en el auto de Deieu y Kart viajaba solo en su auto con una de las maletas que no había entrado en los otros dos autos. Al llegar al departamento de Xavier, Amélie quedó impactada, casi no lo recordaba e imagina todo lo que pudieron haber vivido ella y su hermana solas durante tanto tiempo; Ela sólo le decía que en verdad fueron momentos inolvidables para ambas.

Dejaron a las chicas descansar en diferentes habitaciones; mientras Ela y Deieu se fueron a una habitación de vistas y se recostaron en la cama, Kart entraba minutos después con una charola con algo de comida para los tres.




  • ¡Oh qué rayos! en qué momento me perdí y todos se fueron de la casa – se quejaba Mariella entrando a la rosada habitación de Kin – ¡hey tú levántate!
  • ¿Qué queréis? Ostias maja, dejaros dormir – Kin se envolvía en sus sábanas con galbana.
  • No hay nadie en la casa, no está el auto de Ela, de Kart y de Deieu…
  • ¡Qué! – dijo de golpe quitándose de la cara la sábana – ¿qué hora sois?
  • Las ocho de la mañana, pero me levanté antes, el único que está aquí es François.
  • Pero… si llegaron ayer vuestros colegas ¿cierto?
  • Sí, cuando llegamos los autos ya estaban aquí, hazte… – Mariella se metió a la cama de de Kin.
  • Deieu no me ha dicho nada acerca de que tenéis que saliros temprano de la casa en estos días.
  • Pues básicamente nos han abandonado desde muy temprano.

Kin y Mariella durmieron un rato más y al cabo de unas horas cada una salía a su respectivo lugar de trabajo. En el departamento Gabrielle y Amélie desayunaban algo que cortésmente los chicos antes de salir a trabajar les dejaban ya listo junto a una nota que decía:

“Descansen, buen provecho, pasaremos por ustedes a la hora de la comida… nos vamos de Shopping”

A ambas las puso de muy buen humor sobre todo a Gabrielle y enseguida comenzó a hesitar del por qué a Amélie y no dudó en preguntárselo…

  • Sois bailarina de ballet, modelo y a ratos actriz – le dijo Gabrielle.
  • ¡Wow! Eso es genial – respondió Amélie.
  • A veces, no mucho, llevo haciendo esto desde niña y por tiempos soléis ser muy cansado y tengo a mis padres detrás de mí todo el tiempo.
  • Eso ya no es tan genial – musitó Amélie.
  • Y si no son ellos, es el manager o un niñero.
  • Algo malo debe tener siempre el trabajo – alzó los hombros Amélie y se levantaba a la tarja a dejar su plato.
  • Y vosotros qué hacéis de la vida.
  • Estudio una licenciatura en Diseño, vivo en Noruega en…
  • ¿En?
  • En… – farfulló Amélie.
  • Guapa deciros, no os preocupéis – alentó Gabrielle.
  • Digamos que es algo complicado… y…

2 Alas:

OreoEffeckt dijo...

es complicado..y....

no entendí nada *--*

xD


Nah, si entendí, es sólo que.....
POR QUÉ TAN CORTO!?

b@llen@ belug@ dijo...

aaaaaaay! las tres Castella jajajaja no q cosas jajajaja....

otra cosa.. ese Kart es un amor.. pero como q en tres coches para recoger a dos personas..peeesimo sentido ecologico de este grupo de muchachitos eh! tache!