HARIEL: Nunc minerva, postea palas. |
Escoltado por dos
Divergentes hasta la entrada de SchwarzLinie
parece no estar muy cómodo. Ambos Divergentes de la División Alas Negras
son tan coordinados, callados, ambos tienen la piel muy clara, lo que es un
rasgo de pureza extrema, lo que en uno se ven unos ojos azules como el aguamar
en su compañero es casi nulo apreciarlos por lo pequeños que son pero dan la impresión
de ser tan negro como lo profundo del universo.
Ambos Alas Negras se
detienen frente al acceso de una fachada simulando un Partenón incorporado a un
edificio con los diferentes estilos griegos muy exuberantes en cualquier punto
para el que se mire. Detienen su marcha silenciosa y se abren cada uno a un
paso de lado para dejar de frente a Mitzrael.
—Has de pasar por frente a
nosotros. No guiaremos, seremos escoltas protectoras —con una voz gruesa indica
uno de ellos.
Mitzrael sin más continúa
caminando, no es la primera vez que está en ese lugar, tampoco le sorprende que
lo hagan caminar por enfrente y que en cualquier momento lo puedan atacar a
traición, pero eso, es algo que sólo sucedería si él tuviese malas intenciones
mientras cruza la cámara central que los lleva el destino real de aquel lugar y
sinceramente él no tenía planes de meterse con dos Alas Negras. Al llegar al
fondo del lugar traspasaron las anchas columnas y el suelo dejó de existir
dejando sólo asomar negro sobre negro. Los tres hombres desplegaron en un
movimiento sincronizado, después de haber dado un paso a la nada y descender
varios metros en caída libre, sus enormes alas, cada uno con una forma y brillo
distinto que hacía notar la Esfera Angelical a la que pertenecían.
El batir de sus alas
producía una fina música celestial que era armonizada. Mientras se dejaban
ahora caer en picada.
Al percibir la proximidad
del suelo varios metros antes, un giro corporal hacia tras los volvía a
incorporaba con los pies por debajo y segundos después colocarlos en las firmes
piezas de mármol por rango: primero el Alas Negras que era un Querubín poseedor
de los ojos azules, el siguiente fue Mitzrael con rango de Dominación y
finalmente el segundo Alas Negras de ojos pequeños y oscuros, un Principado.
Mitzrael compactó sus alas a la espalda haciéndolas desaparecer a través de la
gruesa chamarra que portaba comparado con los dos Alas Negras que las dejaron
desplegadas y uno de ellos agregó:
—Estamos para servirle
Señor, en un momento lo atenderán.
—Gracias —respondió él por
monotonía más que por cumplido.
El área en el que estaba
situado era toda la real pinta del SchwarzLinie,
un lugar destinado al ocio y recreación de cualquier ser o ente,
caracterizado por ser nulo a la magia, características y/o habilidades.
Simplemente era un punto muerto en la ciudad para pasarla bien. En ese momento
estaba completamente vacío de gente, muy iluminado, las mesas tenían por encima
las sillas, en una isla central que era la barra brillaba con luz neón y dejaba
ver botellas, vasos de diferentes formas y copas colocadas en perfecto orden.
Mitzrael pasó la mirada por todo el lugar, que, aunque no lo pareciera, era
enorme; le recordaba los años y años de buenas jergas en todas y cada una de
las mesas, por todas y cada una de las épocas más destacadas.
—¿La época disco?
—Hummm, no. Pensaba en la
época hippie donde este lugar era un
hedor de axilas sin limpiar.
—Eso es muy cierto,
Mitzrael, no éramos partidarios de aquella costumbre pero solíamos convivir con
ellos, que bueno que no duró mucho tiempo.
—Afortunadamente —suspira
Mitzrael—. A qué debo la citación, no creerás que no estoy haciendo bien mi
trabajo, he visto que tus Alas Negras rondan mucho mi residencia.
—No, no, no. Nada de eso.
Es sólo que me gusta mantener en buena protección a los niños…
—¿No confías en mí? Si no
lo haces no debiste mandarme a tu misión suicida. Tengo mejores cosas que hacer
que cuidar un montón de chiquillos que no son míos.
—Prometiste ayudarme, no
como el último idiota la que le confié el cuidado de Nicasi y se largó —su voz
es una mezcla de desesperación y asombro sin en cambio su rostro es sereno—.
Meghan está en problemas y graves.
—Siempre los ha estado,
tienes suerte de que no tengan en la mira a Mila…
—¡Oh, claro que la tienen!
La tienen y esto debe parar pronto.
—Eso debiste pensarlo
antes de cometer el mismo error dos veces Hariel. Dos veces.
—¡Son mis hijos!
—Y lo entiendo, también
comprendo la causa y me uno a ella pero debes ser honesto. Eres un cobarde, dales
la cara, explícales cómo es que está su mundo, su origen, guíalos, defiéndelos
por ti mismo, entrénalos.
—Sabes que no puedo…
—No se pueden arriesgar
más vidas y hablo en mi caso por la de Izaskun, no la de mi hermano. No lo voy
a permitir.
—Izaskun está y estará
perfectamente bien.
—No lo creo, ha tomado el
mando de protector de una forma que va más allá de lo racional, él, Ifriamdiel,
el par de Cofres, el Nefil de legado antiguo , un Pasivo y ese mortal del que
está enamorado… las cosas no pintan nada bien Hariel.
—No pueden castigarme más
de lo que ya lo han hecho —Hariel deambulaba intranquilo posando la vista en la
nada con severidad.
—Sí, sí pueden y lo harán.
Es mejor que me vaya y tú deberías hacer lo mismo tu hija estará aquí en un par
de horas y piensa bien en lo de dar la cara por una vez en tu vida, a ellas no
les caería nada mal, ahora si me lo permite su majestad debo ir por mi hijo.
—Él está aquí —respondió
rápidamente Hariel, provocando en Mitzrael una gran cara de sorpresa—. Como te
dije, los Alas Negras sólo están para proteger y trajeron hasta acá al pequeño.
Ayudará a que cubras la mentira que le has dicho al resto de la familia.
Mitzrael exhaló.
—Esto parece un juego de
niñas Hariel, sé que él te pertenece pero no deberías tomarte las libertades de
hacer las cosas así, pude haber pensado que estaba en verdadero peligro.
—Lo cuidas bien hermano
—Hariel sonrió.
—También te extraña —lo consoló
Mitzrael.
De pronto una pequeña
silueta bajo de las altas trabes.
—¡Hola papa Mitzrael!
—Criatura santa —vociferó
Mitzrael al tratar de localizar en lo absolutamente negro en el techo dónde
estaba la trabe más cercana de donde pudo haber brincado—, aún no tienes alas
debes de ser un poco menos impulsivo.
El pequeño sonrió.
—Sabe hacerlo bien y me ha
contado que Mila va por el mismo camino. Una excelente idea esa de la gimnasia
para entrenarlos —dijo Hariel.
—Uno de los Alas Negras me
pasó el tip.
—Papá Mitzrael podemos
irnos, Mila debe contarme todo acerca de la visita de cumpleaños a Meghan…
—Es el cumpleaños de
Meghan. No aquí, no ahora —cerró la puerta tras él.
—Va a suceder hoy, será en
el SchwarzLinie. Tendrás un
mensajero.
—¿De qué hablas?
—Mandarán a un mensajero,
me dijeron eso, que lo conocías Izaskun, sólo eso—batió sus alas en símbolo de
preocupación—. Saben que pueden confiar en mí pero sé que algo más debe de
haber, es cuestión de Hariel y el resto de los Divergentes. Debes preparar a
Meghan.
—¿Te dijeron quién sería?
Su interlocutor negó con
la cabeza.
—Entiendo, pero eso será
difícil, será un gran golpe muy fuerte para ella, no sé qué hacer me siento un
maldito novato.
—Hermano de sobra sabes
que no lo eres —el interlocutor exhaló y se recargó en el muro de monoblock que
dejaba pasar la luz de las farolas de color ambarino—. Extraño esos días de
juergas largas sin sentido con Mitzrael y míralo ahora, es todo un padre de familia y a ti te dejaron como
un chiquillo de diecisiete años —subió la suela de su bota al muro cruzándose
de brazos, unos muy delgados, la playera sin mangas que portaba le bailó, era
muy delgado y sin musculatura comparado con Izaskun.
Izaskun giró su cuello
varias veces antes de que tuviera como resultado un chasquido en su nuca.
—¿Vendrás esta noche?
Él alzó los hombros.
—No es que tenga muchas
cosas que hacer…
—¡Ah, por el Malvado!
Nunca haces nada por las noches más que estar espiando en el SchwarzLinie —Izaskun golpeó la punta de
su pie con la suya.
Ambos rieron y en el
compacto pasillo comenzaron a luchar entre ellos, empujones, golpes leves a
algunas partes del cuerpo, embestidas, giros y las tacleadas por momentos
provocaban que los muros cimbraran; las risas eran escandalosas e Izaskun logró
tomar la delantera por trampa.
—¡No! De la alas no
Izaskun, ¡Suéltame!
Los quejidos subieron de
volumen, Izaskun había prensado una de las alas de su acompañante desde la base
por donde la piel se elevaba, cambiaba y nacía la protuberancia de hueso y
terminales nerviosas que se conectaban directamente a los pulmones. Sostener a
un oponente de esa manera aseguraba una victoria en caso de lucha real,
dependiendo la fuerza que tuviera el contrincante o el nivel de madurez del
alado podía conseguir arrancar el ala dando como resultado una muerte por paro
respiratorio o lo que era mucho peor una severa infección por la exposición al
ambiente de tan delicada estructura similar a la de un codo invertido que
permitía la flexibilidad de las alas y su incorporación sobre las costillas
superiores y por debajo de los omóplatos.
Esa era una de las razones
por las cuales el cambio inicial para los Nefilim sin alas era el más difícil,
el nacimiento del nuevo hueso desde el omóplato y la restructuración de los ya
existentes para su completa adaptación. Aunque eso no le daba más ventaja a los
nacidos directamente con dicha adaptación.
—¡Izaskun!
Se escucharon dos voces
diferentes gritarle de una forma por demás alarmada, uno era el mismo alado que
se quejaba y pedía por su liberación, el otro era Stiffens.
—Se terminó la diversión —soltó
Izaskun con una exhalación para sacar la fuerza de su cuerpo. Aventó
ligeramente al chico de compleción escurrida.
—¿Qué hace aquí un Alas
Negras, Izaskun? —con voz firme pidió Stiffens.
—Lezalel —dijo el alado
regresando su playera floja a una postura un poco más normal—, Señor.
Prosiguió a realizar una
reverencia inclinando su cuerpo.
—¿Reverencias? ¿Señor? ¿Me
estoy perdiendo de algo? —preguntó Izaskun mirando alternadamente a los dos.
—Es un Nefil Senex. Las órdenes inmediatas son
reverencias para esa estirpe, Izaskun —indicó el Alas Negras Lezalel—, ni yo
siendo de la Tercera Esfera Angelical puedo romper las reglas de alguien tan
antiguo como lo es él y menos en la Tierra que son sus dominios. Mis disculpas
por la ignorancia de mi hermano Ophanim.
Lezalel volvió a hacer una
reverencia.
—Vaya, se aprende algo
nuevo todos los días —comentó Izaskun.
—Eso, es para que vayas
respetando —exclamó Stiffens—. No te preocupes en mi presencia Lezalel Ophanim, lo tiene permitido —Izaskun
casqueó la lengua—. Dime, hay algo en especial por el cual estés aquí presente.
Preguntó Stiffens. Ambos
alados se irguieron.
«No se lo digas», comunicó rápidamente
Izaskun, aparentando serenidad y dejando recargar su espalda en el muro del color de la cal.
—En lo absoluto Señor,
sólo vine para decirle a Izaskun que todo está perfectamente listo para su
estancia en el SchwarzLinie, han
preparado lo mejor según me indican y la plataforma para los chicos de la banda
podrá ser usada si ellos desean presentarse, tienen la mejor ubicación y acceso
a sus invitados humanos.
—Excelente Lezalel —promulgó
Stiffens.
«Gracias frater Ophanim», a la par le comunicó Izaskun.
—¿Te veremos esta noche? —fue
Stiffens nuevamente.
—Así será Señor —asintió
con una sonrisa Lezalel—, una honra estar presente y conocer a la festejada.
Lezalel se dio media
vuelta y comenzó a alejarse con dirección al elevador no sin antes comunicarse
con Izaskun.
«No lo olvides frater Ophanim, será esta noche y deberás estar
preparado para retener cualquier infortunio que pudiese contradecir las
circunstancias. Cuídate y protege a los que amas».
—Cómo voy a cuidarla con
tanto desconocido ahí, cómo voy a protegerla, Melton va querer ligar con el
primer ente femenino que se le crucé —recita Meghan yendo de un lado a otro por
toda su habitación enfundada en unos vaqueros en negro, una blusa en rayas
verticales carmín y blanco con un suéter café y una protección extra de una
chamarra en piel negra con cierres en color oro y como era de esperarse en
Meghan unas sencillas flats en negro.
Lo que combinaba muy bien
con Georg que por lo general también solía portar los mismos colores, él
simplemente escogió unos vaqueros rectos negros, playera negra con un estampado
poco descifrable en blanco y sus tenis de moda, eran simplemente una pareja
sencilla.
—Creo que ese debería ser
el menor de tus problemas Meg, además de todo Maika ya se sabe defender y en
ese lugar nadie le hará absolutamente nada— Georg caminó hacia una pequeña
mesita de noche donde estaban sus llaves, las tomó y jugueteó un poco con ellas
antes de decirle a Meg—. Voy a sacar unas cosas del auto, no tardo y vuelvo por
ustedes.
Meghan contestó con un
simple sonido de su garganta. Seguía sin saber exactamente por qué o el cómo es
que volvía a tener su voz nuevamente, aunque eso estaba unos peldaños por
debajo de lo que le preocupaba certeramente esa noche. Para ella algo no iba
bien.
Georg salió del
departamento de Meghan ubicado en la primera planta de un alto edificio, el
estacionamiento estaba ubicado en el sótano de modo que no había que tomarse la
necesidad de ir por elevador si bastaba con cuatro tramos de escaleras que no
quitaban el aliento en lo absoluto. Su auto tenía el privilegio de ser aparcado
en el segundo cajón en el cual, al levantar la mirada se llevó un ligero
sobresalto.
«Buenas noches», escuchó
una voz en su cabeza.
Había alados fácilmente de
reconocer en cualquier punto pero no distinguió a primera instancia a quién de
los dos pertenecía el saludo. Georg lo único que pudo hacer fue quedarse en el
mismo lugar donde estaba mirando a ambos con sus torsos desnudos y mostrándose
sin tapujos como lo que son: Alas Negras.
«Debo presentarme, mi
nombre es Caliel y me acompaña Mabael, Georg Moritz». Georg hizo un pequeño gesto
interno al escuchar su nombre completo, al cual los dos Alas Negras no
mostraron fascinación o burla, sin más se quedaron en la misma rígida posición.
—¿Les puedo ayudar en
algo? —un poco receloso de que por un momento no fueran del bando adecuado.
«Nada en especial,
comprendo la desconfianza que nuestra presencia causa…»
—Impacto sería una mejor
palabra. ¿Les han dicho que los humanos suelen portar ropa en la parte
superior?
Ambos Alas Negras se miran
sus torsos desnudos. El que se presentó sonríe ligeramente.
«No estaremos un forma
humana durante un largo tiempo y solo nos haremos presente en caso que
necesiten nuestra ayuda durante su estancia esta noche en el SchwarzLinie, nos han enviado para ser
su seguridad desde el primer segundo en que Meghan ha cumplido los dieciocho
años humanos», contesta Caliel.
—No, necesitamos ese tipo
de servicio. Muchas gracias —Georg se muestra un tanto altivo.
«Desde luego que nos
necesitan, Georg», le habla en un modo más relajado ahora Mabael. «Sabes que
las órdenes que acatamos vienen de fuerzas mucho mayores que nosotros y que si
lo consideran pertinente, es porque hay una razón. Razón a la cual has
colaborado en más de un cincuenta por ciento al desposar a Meghan de su
virginidad»
—Ustedes…
«Sabemos que fue un acto
consensuado», lo detiene Caliel alzando su mano mostrando la palma
completamente blanca de su mano, antes de que Georg diga o haga algo que no sea
completamente correcto. «Sabemos que Meghan es lo bastante inteligente para
saber lo que hace a esta altura de su vida, de ninguna manera objetamos contra
su relación».
«Así es, ya lo dijo
Caliel. Nosotros sólo somos protectores de alto rendimiento y sabemos que en
cuanto La Guardia se entere de este hecho no estarán muy contentos con el
acontecimiento y tú serás uno de los más desprotegidos al ser un simple humano
para ellos».
—Pero el ser un simple humano no me hace menos y del
mismo modo no puedo quedarme sentado en la mesa a que lleguen a salvarme, yo
también tengo que proteger a Meghan —Georg aunque joven, tiene su temperamento
y sabe perfectamente en el lío en el que está metido.
Stiffens se había
encargado de explicarle a él y a Gustav algunas cosas básicas en la vida de los
Nefilim, sus orígenes, la forma en que se distribuyen por el mundo, cómo es que
funcionan sus habilidades que varían a las de sus engendradores y las
características físicas así como las variantes que se han dado a lo largo de la
historia pero sobre todo les había recalcado la verdadera Misión que cumplía La
Guardia que se acercaba al Nefilim nacido en la Tierra y que no había
desarrollado las alas desde su nacimiento, que era: acompañar al Nefilim en su
transformación y cuidarlo si fuese necesario, ayudarle a entender su origen y
hacía dónde podría estar dirigida su misión en la vida si aceptaban delegar su
humanidad por completo para pasar al siguiente paso. Ascender a una Esfera
Angelical y pertenecer al Coro correspondiente a su origen. Todo esto llevado a
cabo siempre y cuando el Nefilim cumpliera dos condiciones rigurosas para obtener
el perdón de ser engendrado, la primera constaba en que el Nefilim aceptara
elevarse a ser un ente etéreo, sin saber el proceso o las reglas que le
esperarían a su ingreso; la segunda, debería ser un Nefilim puro o virginal.
Aunque esta última regla aplicaba
rigurosamente una vez que el Nefilim hubiese aceptado, de lo contrario se le
dejaba en la Tierra a que continuara su vida y se uniera a grupos de su misma
especie. Lo que con el tiempo se fue tergiversando y mal obrando, pues ahora
había Guardias dedicadas a reclutar de manera incorrecta a los Nefilim; el
grupo conocido como Divergentes habían contado hasta el momento dos dentro de
la Unión Europea por lo que su localización era sumamente complicada y a su vez
ignoraban el propósito de su misión, dado que eran ellos personalmente los que
contactaban y hacían sufrir al Nefilim, amedrentándolo, amenazándolo e
invirtiendo el orden para el reclutar.
Los Divergentes aseguraban
que muchos Nefilim nunca llegaban a los Coros Celestiales y a los que se negaban
irse con ellos los condenaban, como el caso de Gustav, al que le habían
proporcionado una doble identidad Nefilim/Alado con ambos nombres pero
cortándole la comunicación de manera atroz con su mitad humana e impidiéndole
conectarse por completo con su parte alada al soldarlas a la espalda; lo que
llevó como proceso con el tiempo que a algunos humanos llegaran a ser sus
Guardianes y ya los Divergentes proteger sus razas, dado que no solo medio
humanos, medio alados habían sufrido ese
proceso, entre las filas de los Divergentes de alto rango se encontraban seres
apoyando la causa fielmente asegurando que uno de los suyos había desaparecido.
Un brujo era capaz de contarte la historia cuantas veces fuese necesario y así
diferentes razas y seres habían acoplado la marca en silencio de ser
Divergentes a espaldas de sus grandes poderes o gobiernos en contra de las
misteriosas Guardias.
Ahora Georg a sabiendas de
que Meghan ya no contaba con lo que más deseaba La Guardia, estaban más que en
problemas.
«Como simple humano que
eres y el cargo de Guardián Pasivo podrás defender a Meghan mejor de lo que
imaginas», retomó el mando de comunicación Mabael. «Esta noche cada uno de los
que rodea a Meghan tiene una misión, y esa, es protegerla de cualquier peligro.
Tú más que nadie puedes ejercer poder sobre sus decisiones y si llegará a
ocurrir algún percance tu misión será estar con ella en todo momento y que ella
no se alejé de tu lado; apartarlos del peligro nos corresponde a nosotros».
Mabael le tendió su mano derecha. «Hagamos esto como debe de ser y que sea un
trato por el bien de Meghan. Tú, nosotros, los Divergentes y su familia la
queremos a salvo».
—Que sea un trato —Georg
estiró su mano hasta encontrarla con la del Alas Negras para sellar el pacto
con Mabael.
Caliel sonrió complacido y
prosiguieron a elevar sus pies unos centímetros del concreto, sus alas a pesar
de ser por mucho más grandes que la altura del piso al techo, estas se
adaptaron al espacio que disponían para desplazarse en forma horizontal hasta
casi colisionar con el muro desapareciendo milímetros antes.
Georg espero un par de
segundos de manera serena para tomar su celular, marcar dial y la llamada se
liberó.
—¿Cuántos fueron?
—Dos Alas Negras, Caliel y
Mabael. El primero de ojos azules mar y el segundo tiene un cisne en el hombro, él es de ojos pequeños y negros. Estarán en el SchwarzLinie.
—Perfecto.
Georg corta la
comunicación e ingresa nuevamente al cubo de las escaleras de regreso al
departamento de Meghan.
Es hora de partir.
1 Alas:
Waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! Pues me resolviste dudas... ¡Pero me dejaste otras! ¬¬' xD Neh. Ya entendí... creo xD
Si matas a Izaskun, juro, JURO que no sé cómo pero te asesino ¬¬'
De veras, ¿cuál es "su" capítulo? ¿El que sigue?
Quiero máaaaaaaaaaaaaaaaaas!Este te quedó re bien, comadre xD Quedas perdonada por tardarte tanto xP
Un besote tronadote! ;)
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