[*Mariella Dekker*]
- ¿Eh? – solté algo confundida, estaba yo tan entrada platicándole de mi vida que no entendí lo que me dijo de momento.
- ¡Qué bajes! ¡Ven! – desactivó los seguros y bajó a la par que lo hice yo.
- ¿Dónde estamos? Esto no es Magdeburg.
- ¡Hamburg!
- ¡Ay caray! ¿tan rápido llegamos?
- Son las 5 de la mañana no hay gente interesada que quiera ver el amanecer con una linda chica al pie del Río Elba.
Lo dijo en un tono que me embelleció, me dejó sin palabras, no sólo por el hecho de que estábamos en otra ciudad, sino por el bello detalle… “¿lo habrá planeado?” me pregunté “¿el alcohol acaso?”… no en definitiva ambos ya estábamos sobrios. Pasó sus brazos sobre mis hombros abrazándome y yo enredé mis manos entre las suyas, de verdad me había quedado sin palabras; las cosas con los chicos de ahora no eran para nada como esto… como… como románticas. Sentí su cabeza posarse en mi hombro esperando a que lo mirara tal vez, como sea así lo hice.
Me giré suave y lo miré de reojo, ambos sonreímos sutilmente, lo miré unos segundos más… habría que admitir, sólo por un segundo, que esos ojos verdes eran encantadores. Cuando reaccioné sentí sus labios tibios sobre mi mejilla. Eso sin duda me dejó paralizada. Creo que se empezó a formar el silencio incomodo, comenzaba a ponerme nerviosa y la risa empezaban a amenazarme.
- Ven, vamos a sentarnos, si esperamos de pie – acto seguido me giró hacia él – nos cansaremos.
- Me parece buena idea – le respondí.
- ¿De qué lado sale el sol? – me preguntó mientras nos sentábamos en el pasto y usábamos el lado del copiloto de su auto para recargarnos.
- Sabes… no tengo ni idea en estos momentos de donde está el oriente – me miró riendo – ¡y! – enfaticé fuerte – ya no estoy alcoholizada – me reí – me he desubicado por completo.
- ¡Vamos es en serio! – pasó su brazo alrededor de mi posando su mano en mi hombro – estamos justo enfrente de donde saldrá… una pregunta – yo me giré para verlo – tal vez tomé la decisión muy rápido y no sé si fue buena la idea traerte aquí a ver el amanecer o ¿no? – el chico era sumamente atento, vaya que preguntar esas cosas no cualquiera lo hace.
- Bueno – reí sutilmente – te seré sincera… pero no pongas esa cara de miedo – me burlé por su repentina expresión en su rostro – jamás lo he visto.
- ¡Es tu primera vez!
- ¡Es mi primera vez! – me reí junto con él – ¿y es la tuya?
- Definitivamente con tan grata compañía lo es.
- Eso es como un sí pero no…
- Desde mi apartamento se puede ver y las veces que he estado despierto para verlo estoy solo.
- ¿Vives con alguien?
- No, solo desde los 18 años más o menos.
- Vivías con tus padres, quiero imaginar – sin darme cuenta nuestras manos estaban entrelazadas.
- Con mi madre y padrastro, soy hijo de unos lindos padres divorciados.
- ¡Ey! Mira al menos tenemos algo relativamente en común… no tuvimos a nuestro padre a nuestro lado.
- ¡Así es! Y yo… me quedé con ella, ha sido un gran apoyo, soy hijo único…
- ¡Vaya! Seguro fuiste muy consentido – imaginé dado que es común en hijos únicos.
- Ehmm… sí… algo, no lo voy a negar.
- Pero continua sígueme contando de ti.
- Mi madre ha sido un gran apoyo, como te estaba diciendo y más estos últimos años, nunca me ha limitado en nada y desde los 15 años que mi vida cambio, alrededor de los 17, ya no iba al colegio y aunque logré terminarlo me dediqué a viajar – iba a interrumpirlo para que me explicara lo de sus misteriosos viajes pero él prosiguió – justo en esos momentos mi madre tomó una plaza en un hospital de Berlín, ella es médico cirujano, toda mi vida ha sido en Magdeburg y la alterno aquí en Hamburg por el trabajo.
- Básicamente vienes mucho aquí.
- Por el trabajo únicamente, mis ratos libres siempre estoy en Magdeburg.
- Y entrados ya en el tema… ¿en qué se supone que trabajas? – le pregunté, en ese aspecto y bueno en casi todos sabia relativamente nada de él.
- ¡Hey mira ya es hora! – señaló al frente.
El cielo se estaba tornado claro poco a poco, los tonos azul índigo se convertían en azules claros lentamente con el paso de los minutos, había nubes en las cuales se podía ver algunos reflejos del sol, el que no tardaría en alzarse en todo su esplendor frente a nosotros, ambos estábamos en silencio y un resplandeciente sol nos iluminaba el rostro.
- Muy lindo… – dije con suave voz, mientras me giraba para verlo y sonreír.
- No lo será… no tanto como esto… – me dijo exactamente con la misma expresión que la mía sólo que con más convicción, él se acercó más a mí.
No pensé, no analicé y sólo sentí como mis ojos dejaban de ver el panorama alrededor y sentía sus delgados labios que se movían con precaución, los míos iban al compás de los suyos, me dejé llevar por un súbito de sensaciones que de pronto despertaron de la nada; su brazo rodeo mi cintura con lentitud, tal vez miedo y mis manos se fueron contra su cuello con la misma timidez.
¿Habrá sido un beso largo? No lo supe hasta que sentí el sol pegándonos directamente en la cara lo que nos hizo reaccionar y repararnos. Lo siguiente después de abrir los ojos fue regalarle una sonrisa, él me vio directamente a los ojos y enseguida me abrazó; la luz del sol era fuerte o tal vez sólo era mi extraño y tonto sentir en ese momento. ¿Qué estaría pensando él? Con el silencio y el bello espectáculo frente a nosotros comenzaba ponerme de nuevo nerviosa… “¡ay Mariella! De cuándo acá” me dije riendo discretamente pero “¿Quién rayos me creía yo?” de pronto me pregunté y no era que no me hubiera pasado y escapado con un relativo extraño antes, bueno, al menos no a otra ciudad. Eso sin duda era una nueva experiencia para contársela a mis nietos… “¡Ah que ejemplo Mariella!” me volví a decir riendo ahora un poco más notorio, Georg se inclinó para observarme.
- ¡Eh! ¿te estás riendo? De qué te estás riendo – me preguntó y sin quitar la vista del frente respondí:
- ¡No nada!
- ¡Vamos, lo puedo ver, de algo te estás riendo! – eso provocó que me diera más risa – ¿a caso beso mal?
- ¡Qué! – lo miré – ¡no! Para nada… bueno vaya… – ¡demonios! Este hombre está jugando con mi mente, por qué yo admití si besa bien o no – sólo fue un pensamiento bobo que cruzó por mi mente – eché la mirada hacia atrás.
- Qué bueno que admites, que beso bien, porque tú… – me miró y detuvo sus palabras, lo miré con sorpresa acaso diría…
- ¿Qué yo…? – me puse de rodillas frente a él ladeando mi fleco con la mano y con un tanto de risa.
- Porque tú… – se levantó hábil y tomó mi mano para ayudarme.
- ¿Qué yo…? – repetí una vez más, ahora de pie.
- Tú… ¿no tienes frío o hambre, de casualidad? – comenzó a plasmarse una risa en su rostro.
- ¿Ah? Qué… ¡oye! Termina de decir lo que pretendías – me reí.
- ¡Shhh! – dijo posando suavemente sobre mis labios su dedo índice.
Ya qué más daba resistirse, lo tomé de la cintura y me siguió el juego acercando de nuevo sus labios… vaya que el chico era bueno o al menos hacia que me rindiera muy fácil en el encanto de un simple beso.
- ¡Oye! – susurró a mi oído – lo de ir a comer si era verdad – mientras estaba envuelta en sus brazos me comentó.
- ¿Sí?
- ¡A-ha! Hace como doce horas que comimos.
- ¡Oh es cierto!... ni me había percatado.
- ¡Y! conozco el lugar perfecto para poder ir a desayunar sin que nadie nos moleste.
- Sorpréndeme de nuevo ¿ok?
- De acuerdo pero será doble sorpresa porque el desayuno lo haré yo – abrió la puerta del copiloto y abordé.
- ¡Perfecto! – sentencié con una sonrisa antes de que cerrara la puerta.
4 Alas:
Quien es el??.....que quiere de ti?? hace cuanto lo conoces??? te gustaaaa?? donde estuviste el fin de semanaaa??? (Histèrico) jajaja....Gracias...
mmmmmm jajajajaj en esto pensabas cochinota! jajajaja ay esa Mariella!
mamá..!!
lo prometido es deuda ;-)
[ más vale tarde que nunca ]
Ya me eché todo tu fic de nuevo .. está bastante interesante.
el toque Zay no puede faltar
- ¡Es tu primera vez!
- ¡Es mi primera vez! – me reí junto con él – ¿y es la tuya?
jajajajaja <3
te amo mami ...
me dió gusto verte en el cine ;-)
síguele que te leo
amiga lenta pero segura ahi voy ahi voy!!
me gusta, el mismo romanticismo que se derramaria de mi mente pero no con un iuog!!! jaja
Publicar un comentario