Capítulo XXX [ Parte 2 ] Tú eres siempre el destino de mi alma.


- Andreas por favor siéntate…



Le suplico a mi cuñado, estamos en la sala de espera del hospital de Hamburgo básicamente todos. Miro para cualquier rincón y sí, la sala está repleta de nuestros amigos de Magdeburg y obviamente sin los recién casados que siguen de luna de miel. En cuanto se enteraron que Andreas casi sufre un ataque masivo de pánico vino Bill, las mujeres Dekker y los padres de Andreas y Geo que está acompañado de su amigo Gustav, ellos junto con Bill no tardarán en regresar a su estudio de grabación y de ahí partirán para LA nuevamente para afinar detalles de su nuevo disco, lo que significa que yo tengo bandera verde y tiempo de sobra libre para poder estar tranquilamente disfrutando en casa de…



- ¡Muy buenas noticias! – llega el doctor a la sala de espera donde estamos todos arremolinados – la pequeña Moniquée viene con un brío impresionante ¿Dónde está Dagen? – pide el Doctor mientras él está increíblemente pálido.

- ¡Aquí Doctor, aquí! – al hablar se nota que tiene la boca seca – si fue niña ¿Verdad?

- ¡Pero claro que lo fue, hombre! A caso esperabas que cambiara a la hora de nacer – las risas del experimentado Doctor se burlan notablemente de mi joven cuñado – justo ahora la pequeña está siendo atendida por las enfermeras y necesito que me acompañes, es la hora de que vengas a ver a Amélie y por fin conozcas a la encantadora Moniquée.

- Doctor, disculpe – pide en voz tímida Sophia – nosotros en qué momento podemos visitarlas.

- ¡Ah claro! Es que joven trae tantos nervios que lo contagia a uno – se disculpa – en cuanto Amélie y la bebé estén instaladas en la habitación se activará el display con el nombre de ambas y podrán pasar a verla.



Veo como Andreas se retuerce una mano con la otra de pura emoción y yo también me siento feliz porque ya por fin tenemos a una mujercita más en la familia. Un día después de la boda y ya que los novios estaban en camino a su lugar paradisíaco para disfrutar la luna de miel, nosotros fuimos los únicos que no abordamos el avión de regreso a Hamburgo, Amélie se sentía mal, nos asistimos de un doctor de la localidad que nos dio el estado de salud, comenzó a dilatar y a eso se refería su malestar, debimos llevarla hasta Hamburg en una ambulancia para llegar directamente al hospital y ser internada.

Pobre de mi hermana estuvo día y medio sufriendo de dolores.



- ¡Dios mío! Mátame por favor – me bufó cuando aún estábamos en espera.

- No creo que sea lo más conveniente Amélie – a sabiendas de que de por si mi hermana es dramática y con cualquier cosa explotaba, no me daba gusto verla así pero si me daba risa el show que hacía.

- No puedes negar que antes de que todo esto pasará lo disfrutaste…

- ¡Georg! Eso en estos momentos las bromas no funcionan – alega mi hermana frunciendo el cejo lo más que puede.



El pobre se desveló toda la noche junto conmigo, mandamos a punta de pistola a Andreas al pent-house a que descansara un poco y lo llamamos justo cuando el Doctor le dio la aceptación para entrar a quirófano, de ahí que estuviera tan nervioso pues no tuvo tiempo para despedirse o entrar con ella y de todos modos para lo nervioso que es, seguramente hubiera sido del club de papás primerizos que se desmayan a mitad del quirófano.

Cuando pudimos ver a mi hermana, se veía feliz, cansada pero feliz de recibirnos y presentarnos formalmente a la bella Moniquée, rubia hasta las pestañas y con sus ojos de un azul índigo muy intenso, habría que ver de qué color le quedarían y lo que la hacía verse encantadora eran unos pequeños rizos pegados y distribuidos en su cabecita. Al momento de cargarla provocó un encanto dentro de mi ser, me hubiera gustado tener entre mis brazos a Tabatha de igual modo. Presentarla con la consentida de la familia fue todo un reto aunque quedó encantada al conocerla.



- ¿La bebé puede salirse conmigo a jugar? – Tabatha ingenua nos sacó la sonrisa y a otros cuantos la carcajada.

- ¡Claro que podrá! – le respondió Sophia cargándola para quedar a la altura en que yo cargaba a Moniquée – ahora ella es un poco pequeña y dormilona pero claro que lo harán.

- Tita, despiértala y dile que traje mis muñecas…

- Ven, tengo una idea mejor, vamos por tus muñecas y entramos de nuevo para estar con Tía Lielie ¿De acuerdo?



Mamá impulsa a Tabatha para salir de la habitación y yo le entrego a Moniquée a mi hermana para que la arrulle. Me despido de ella para irme junto con Geo a despedirlo al aeropuerto, pudimos negociar que no asistiera a la junta antes de partir que Jost siempre realizaba para dejar al equipo en orden. Desde luego en cuanto partiera Geo yo regresaría al hospital para cubrir con la bebé mi falta de afecto, afortunadamente este viaje era de una semana.



- Te veías hermosa – me dice al oído Geo en seguida que salimos de la sala de espera.

- ¿De qué hablas? – le recito del mismo modo ya dentro del elevador y con la gente rodeándonos.

- Con Moniquée en brazos, te ves hermosa – me abraza fuerte. Sé lo que significan ese tipo de actitudes, a él también le cuesta demasiado partir todo el tiempo sin que yo lo pueda acompañar – y lo mejor es que sólo era confirmarlo.

- ¿Ah sí? Vaya eso es nuevo, sabes cosas que yo no ¿O cómo, eh? – salimos del elevador y caminamos a la entrada principal del hospital para caminar hasta el estacionamiento donde dejamos la camioneta.

- No es que la sepa, es que te… – nos introducimos y su frase se corta.

- ¿Qué?

- Que te soñé, hace ya algún tiempo.

- ¿Cómo? – tal vez captando poco de lo que me dice debo hacer preguntas retoricas – ¿Me soñaste con un bebé?

- Corrección, nuestra bebé – pone en marcha la camioneta y rápidamente se incorpora al ligero transito de la cuidad y lo mejor es que lo dice con gran orgullo.

- ¡Ah, mira!

- Sí y amor no es por nada pero era idéntica a mí – prestando atención a su camino pero su tono de voz y su ligera sonrisa hace que la imagine de inmediato.

- ¡Claro Rai…



A penas pude decir esa palabra para congratular que seguramente esa niña era hermosa pero a mi llegaron muchas sensaciones de golpe y un recuerdo muy específico. Yo sabía perfectamente quién era esa niña idéntica a Georg, también la había visto…



- ¿Claro qué? – me pregunta haciéndome salir abruptamente de mis pensamientos.

- Si te lo digo no dirás que soy una loca maniática que quiere competir contigo todo el tiempo.

- No creo que tu frase siguiente fuera: yo te amo más; porque no tendría nada que ver Malle – mirándome profundamente con sus pequeños ojos verdes no me quito de la mente también a la pequeña Raina.

- No, bueno… esa pequeña que dices era delgada, de tez blanca, con su cabello increíblemente lacio de unos tonos dorados cegadores con la luz del sol, su mirada es el vivo reflejo de la tuya incluso en ese color jade que te caracteriza, es muy alegre te adora sólo por ser tú y de la misma forma es tu adoración, es más tu le escogiste el nombre, Raina…



Recitando de corrido esperando a que nada se me haya escapado en la descripción de la imagen de la niña no soy consiente de en qué momento Georg se orilló y estacionó el auto, dejó de mirar el frente y veo como la sorpresa no cabe en su cara.



- ¿Qué pasa? – le pregunto asustada porque no me dice absolutamente nada.

- ¡Vamos es una broma cierto! Seguro te lo dijo Melissa – nervioso e incrédulo no sé porque me dice aquello.

- ¿Melissa? Georg decirme qué. Melissa y yo no nos hablamos.

- ¿Amélie? Seguro ella te dijo porque Melissa le dijo y por eso sabes…

- ¡Geo! ¡Geo! No sé de que hablas, ves porque te advertí que no me tomaras de a loca maniática – de pronto se queda pasmado – nadie me dijo nada. Yo sé como es ella porque yo también la he soñado, la he visto y no sólo a ella también…

- Dame un segundo Malle, dame un segundo. Me está dando dolor de cabeza – abrumado, hasta la palidez se apodero de él – creí que los únicos raros que tenía los mismos sueños eran los idiotas de los Kaulitz.



Poco le faltó par abajar la ventanilla y vomitar del susto que le había provocado mi descripción y nos hubiéramos quedado mucho más tiempo alegando en ese lugar para tratar de aclarar quién inventó el hilo negro cuando ambos celulares sonaron. Entre metí la mano a mi bolso para sacar el mío, Geo aún absorto en sus pensamientos se quedó pasmado.



- ¿Hola? – contesté sin prestarle atención al nombre que desplegaba la pantalla.

- Mariella prepara tus maletas con urgencia, Härring no viaja con nosotros y te necesito, Georg está contigo ¿Verdad? – la voz de Stiffens se escucha agitada.

- Sí, sí Sebastián está aquí conmigo… vamos ya para el aeropuerto, es cosa de minutos.

- Necesito que se regresen al estudio, todos seguimos aquí así que hay tiempo para que vayas por tus papeles y una maleta ¿De acuerdo?

- Ajá…

Logro musitar como despedida, miro a Geo un poco más repuesto con el celular en la mano mirando la pantalla de su celular le explico a donde debemos ir y que seguramente nos darán explicaciones cuando lleguemos al estudio con Jost.





Aquel día tan desconcertante fue el primero de la larga lista de viajes que comenzamos juntos a realizar por trabajo, mientras ellos estaban frente a las cámaras, Jost, Dunja y Benjamín se ocupaban de que las relaciones con los promotores y compañías mientras que Stiffens y Härring acompañaban todo el santo tiempo a la banda con cámara en mano, yo la mayor parte del tiempo estaba con Natalie haciendo nada de nuestras vidas. Siendo sinceros mi presencia no era como muy rigurosa pero la verdad es que eso nos servía a Geo y a mí para separarnos muy poco.

Cuando por fin admitió que tenía novia, fue muy divertido, aquel día estaba platicando mil tonterías con el Staff. Las escusas que decía en las entrevistas o las descripciones de mi físico que proporcionaban los gemelos nos hacían revolcarnos de la risa por días. Me imaginaba todas las falsas ideas que suponían las fans y lo mejor es que no tenían ni la más remota idea que estaba más cerca de él de lo que todos creían.



- Así es, mi novia está en Alemania – dijo Geo a un insistente reportero. En el backstage nos encontrábamos todos amontonados en una habitación viéndolos por los monitores.

- Y qué tipo de novio eres – las sonrisas de los chicos enmarcaban de inmediato sus rostros.

- ¡Arg! – exclamó Bill, con su típica cara hastío – es horrible…

- Todo el tiempo se la pasa hablando con ella – se burla Tom.

- ¿Eso es verdad, Georg?

- ¡Pero claro que es verdad! – vuele a alegar Tom y Geo sólo sonríe. Me encanta cuando hace eso y mira discretamente al suelo por lo apenado que se pone.

- Y cuando vuelves a Alemania cómo la tratas.

- ¡Vuelven juntos y se revuelcan quién sabe donde y no sabemos de ellos por días enteros! – grita detrás de mi Natalie burlándose de la situación y las carcajadas se desatan.

- Pues salimos a diferentes lugares y le llevo flores y cosas románticas.



Las caras de burla de los gemelos, pronosticaba que serían un par de horas largas llenas de bromas por las preguntas de aquel día. Desafortunadamente en cada entrevista salía a relucir la pregunta de la soltería, con el paso del tiempo, meses y meses la prensa se tranquilizó un poco, con la ayuda de Kin en Alemania teníamos cubierta que mi identidad no saliera a flote cuando estábamos allá y cuando ellos estaban de gira era fenomenal que nadie supiera que yo siempre viajaba con él. Lo que le daba el toque era que a pesar de los años la prensa no sabían que la “novia” y mucho más aún la esposa de Georg Listing, era yo.

La verdad es que era un matrimonio, que claro, nos costó bastante asimilarlo pues a todos les decíamos que sólo éramos noviecillos. Pocas eran las veces en que peleábamos, éramos muy tranquilos en todos los aspectos y el tiempo libre se nos iba en visitar a la familia y amigos que nos atacaba y reprochaban nuestra ausencia durante casi todo el año, nos tomábamos vacaciones cada que podíamos y nos alejábamos del mundo entero para ser sólo él y yo en la intimidad de alguna habitación con el mar a las afueras y el radiante sol entrando de lleno por las ventanas.



- Malle – escucho una voz lejana – Malle, linda despierta es hora – Voy cavilando cada una de las palabras – Malle.



Vuelvo a escuchar y siento una tibieza en mis labios, un humor que tanto disfruto que entre en mis fosas nasales y comprendo que es Georg llamándome y yo aún no soy para despertar. Perezosa voy moviendo mis labios a como él me va guiando muy pausadamente, siento como el corazón me late rápido mientras termino de reconocer sus labios y cada uno de sus puntos que lo conforman; siento como me va robando el aire y el aliento cada se vuelve a acomodar en mis labios. Me separo de él aspirando fuertemente, no he abierto mis ojos y sé que me mira, tuerzo la boca levantándola ligeramente y me roba un beso suave una vez más.



- Ya despierta – repite mientras yo suspiro y me acomodo debajo de su cuello – ¿Desde cuándo te volviste tan perezosa? ¬– me habla de nuevo antes de que comience a caer en el letargo del sueño.

- No, no, no tú perezoso– respondo apenas y abriendo los labios para decir aquello que no tiene absoluta coherencia.

Me estiro bostezando y pienso "Como odio las giras... Bueno, no las odio, sólo me estresa que Stiffens quiera grabar hasta el último segundo de los chichos haciendo cualquier tontería y ahora que nos enfundaremos por bastante tiempo en camas móviles o las duras de los hoteles y a Georg se le ocurre despertase temprano, que irónico"


- Despierta.



Vuelve a repetir en un tono muy juguetón porque sabe que mientras pensaba todo aquello estaba cayendo nuevamente en sueño. Abro los ojos un tanto desorientada de mi cansancio, miro a mí alrededor y analizo el lugar en el que me encuentro. No es la habitación de mi casa, tampoco lo es la cálida que compartí por años con mis amigos; es la habitación que no tiene mucho que comparto con él, donde se han escuchado en éstas paredes mis risas, llantos, gritos, celos, quejas, retos y he sentido deseo, amor, paz, tranquilidad y un sin fin de cosas más que han pasado aquí en nuestro departamento en Magdeburg.



- En vista de que te estás haciendo la difícil ven...



Sentí como se incorporó sobre la cama y dio un brinco al suelo bajando de mi lado de la cama, me puso bocarriba y tomó mis manos para que lo tomara del cuello, metió sus manos debajo de mi desnuda espalda, manía que había obtenido de él era: dormir así por completo, desnuda y siempre pegada a su cuerpo, era tan mágico, una sensación difícil de explicar sentir su suave piel pegada a la mía aunque no hiciéramos absolutamente nada más que abrazarnos por horas. Me cargó ligeramente para que me pusiera de pie y sin embargo no despertaba por completo; iba caminando a su paso lento, él iba de espaldas dirigiéndome al cuarto de baño, estaba por completo recargada en él sosteniéndome por su cuello con los ojos cerrados; sentí el frio piso bajo las plantas de mis pies y me hizo reaccionar un tanto.

Me gustaba lo bien que se acoplaban nuestros cuerpos, no era muy alta y Georg tampoco. Disfrutaba de posar mi cabeza en su pectoral donde aún podía escuchar sus latidos cálidos y lentos; su espalda ancha, sus brazos marcados lo suficiente, su cintura angosta por la cual podía rodearlo con mis brazos sin dificultad y lo bien que mi figura se unía en una pieza a su forma...



- ¡Mariella! ¡Ya despierta! – dijo algo divertido por no lograr su objetivo y me percate que el sonido del agua caer comenzaba a tornar el ambiente templado – de verdad no quieres hacerlo – e imaginé lo que haría así que lo distraje.

- ¿Hay algo importante por hacer hoy? – levanté la cara y abrí un ojo para verlo con falsa duda pero no me respondió – ¿Es el cumpleaños de alguien? – cerré mi ojo y abrí el izquierdo – es... es... ¿Hay comida con tus papas? ¿Reunión con mi familia? – tratando de sacarlo de sus casillas, que desde luego era muy difícil lograrlo quise despistarlo.

- No… – tranquilo, me aclaró y con eso sólo afirmé con la cabeza y me recosté donde tan plácida estaba segundos antes de que pudiera entrar en pánico – ¡Mariella!



Volvió a gritar. Su brazo derecho comenzó a moverse, pude sentir, con el izquierdo me abrazaba a él por la cintura y sus dedos tocaban con facilidad mis costillas del lado contario. Sentí que me aprisionaba más a él, un movimiento rápido y lo siguiente que sentí fue el agua fría caer sobre mí.



- ¡GEORG! – grité – se te va a romper una cuerda en plena actuación y te dará en el ojo izquierdo y… y… – le mal auguré.



El agua comenzó a caer tibia y lo miraba riéndose a carcajadas por su ingeniosa broma. Lo jalé de un bazo para meterlo conmigo a la ducha, lo hice tan fuerte que su cuerpo chocó con el mío y mi espalda fue a parar a la fría pared en un sonido algo fuerte por lo mojada que estaba mi piel, por la sensación, mi pecho se levantó llamando la atención de Georg, quien ahora serio me miraba directamente a los ojos; me volvió a tomar por la cintura separada de la pared y acercó su cuerpo.

Un beso suave iba encendiendo las reacciones de placer sobre nosotros, sus caricias eran lentas y yo recorría todo lo que tenía a mi alcance de su cuerpo mientras el agua y vapor jugueteaba a nuestro alrededor. Este, era nuestro segundo año, juntos como un matrimonio.





3 Alas:

matve dijo...

anda ya paso tiempo!! y aun no saben que se casaron!! genial!! me encanto el capitulo!! saludos ahh y estoy esperando el otro fic ehhh

JANDA/Alex dijo...

...mmmmmmm....LOVE IS IN THE AIR!!....^_^

QUE MAS PUEDO DECIR??...Es muy agradable leer siempre ésta historia y por lo mismo es una lástima que tenga que terminar...>.<...

Bueno. como siempre saludos para ti Zay!!

Karla Díaz dijo...

ay a mi no me gusto!!
no pasa nada!!!!!!!!!!!!

fuera de que nace monique! y que contas muy de aaah si ya nacio lo que sigue y una narración inteminable de que la mujer no se despierta amiga! por dios todo un año sosteniendo una historia...
bueno ya

ya vendra e nuevo fic!!!