Esa chica Dirce me había dicho que aquí podría encontrar a Mia, pero el
pasillo estaba, solo totalmente desolado, tomado en cuenta que ya eran casi las
cinco de la tarde, esta área de A.I.M. se vaciaba rápidamente antes de las dos
de la tarde, reservando el Gran Salón sólo para ensayos, no escuchaba música en
el interior y si no estaba ahí, quizás esa chica Dirce sólo me había engañado,
pero no tendría por qué ser así, ella se veía buena persona y hasta ahora todo
lo que me había dicho era en pro de volver a ver a Mia Giole, sólo estaba
nervioso, que tal que Giole no me reconocía por la, aún inexplicable,
borrachera que se puso anoche en la cena del Director Osment.
Me despegue de la pared donde estaba recargado, completamente helada,
para tranquilizar mis nervios, avance lentamente y pesadamente hacía la enorme
puerta de madera, cuando está se abrió de un solo empujón.
Ahí estaba Mia, venía platicando
con otras dos chicas, ella estaba a punto de salir del Gran Salón, si no le
hablaba ahora, ella seguramente se seguiría de largo absorta en su conversación
– ¡Hola Mia! ¿Cómo sigues? ¿Qué tal te sientes?
Parece que definitivamente la sorprendí, por
su forma de mirarme, supe que sí me reconocía, eso me puso totalmente feliz.
– Ahhh, ya mejor gracias, con un poco de dolor de cabeza aún, el ensayo
fue un desastre.- Me dijo poniendo su botella de agua en su frente, seguramente
por el aún punzante dolor de cabeza que seguramente esta padeciendo. La chica
rubia que iba a su derecha, inmediatamente se tenso, volteando a ver a Mia, muy
agudamente.
– Ah sí que tú eres él que se quería pasar de listo con mi novia.
Estaba tan ensimismado viendo a Giole que no
supe de dónde o cómo apareció ese tipejo que apenas escuche esa frase, estrelló
su puño en mi cara, sacándome de balance, no sé que fue lo que me descontrolo
más si que me pegara tan de improviso o la palabra “novia” saliendo de su
boca, debí suponerlo que una chica como
ella no estaría sola, me ladee y di unos pasos hacia atrás, todas las chicas
que estaban ahí gritaron, haciendo un enorme alboroto.
–
¡Qué
te pasa! Déjalo en paz ¿Por qué le pegas? – le gritó Mia, asustada tratando de
detener ese atropello.
– Así que tú eres el que me quiere quitar a mi chica. O me vas a negar qué anoche no estabas con ella…
¿Cómo se había enterado este tipo que anoche
la había visto en la cena? Lo sabría todo,
que pasamos toda la noche conversando y que no resistí mis impulsos de
besarla ¿Quién se lo podría haber contado? El tipo estaba decidido a lanzarme
otro golpe, directo a la cara, pero ahora al menos lo veía venir, en cuanto
levantó su brazo para pegarme, todas las chicas gritonearon alarmadas, en un
reflejo Mia se interpuso entre nosotros dos, arriesgándose a recibir ella el
golpe, no podía negar que estaba nervioso y hasta temblando, pero no iba a
permitir que ese neandertal le pusiera una mano encima a Giole, me puse frente
a ella, cubriéndola con mi cuerpo, haciéndola para atrás con mi brazo.
– Es cierto anoche coincidí con Giole en la cena del Maestro Cole Osment
pero yo sólo vine a ver a Loretto
Como una iluminación vino a mí el nombre de
Loretto de la que tanto me había hablado Mia Giole, era una buena forma de
evitar que ese salvaje soltara otro golpe, y por lo que puedo descifrar la
mejor manera de evitarle un problema mayor a Giole.
– Pues claro, no seas bruto, le dije a Edward que viniera hoy al ensayo
para así poder presentarle a Loretto.
Habló Mia saliendo un poco su cabeza arriba de mi hombro para ver de
frente a su novio, él se tranquilizó al escuchar esto, volteó a ver a una de
las chicas con las que había salido Mia Giole, era una chica rubia con un
apretado chongo en la parte superior de la cabeza, con unos enormes ojos
azules, muy delgada, tanto que hacía parecer a su nariz más grande de lo que
realmente debería, tenía una cara de felicidad incrédula, sonreía como si no
creyera lo que estaba pasando, ella debía ser Loretto, le eche una rápida
mirada a la chica, debía tener mis ojos atentos a aquel tipo antes de que
tuviera otro ataque de celos sicóticos, al ver a la chica rubia, bajo el brazo y relajo el cuerpo.
Ya todos estábamos calmados, Mia salió de detrás de mi, tomó la mano de
su amiga, jalándola hasta donde estábamos nosotros, para entonces
presentármela.
-
Edward,
ella es mi amiga Loretto De Quincey, de la que te hable.
-
Loretto,
él es Edward Rotmensen, por lo que sé uno de los mejores alumnos de Cole,
pronto será profesor adjunto- le decía mientras le guiñaba el ojo.
Me acerque a Loretto para saludarla y darle un beso en la mejilla,
estaba muy temblorosa y hasta una risilla frenética se apoderó de ella, cuando
mis labios rozaron su mejilla, estaba tan alterada que su cara se torno de un rubor
muy marcado.
-
Mucho
gusto, Loretto. Mia Giole me habló muy bien de ti.- lo dije por mera cortesía,
porque excepto por la crónica de su vergonzosa irrupción en mi clase de
Funk, no le di la oportunidad a Mia de
que la volviera a sacar a colación.
Cuando volteé a ver nuevamente, Giole ya se alejaba por el pasillo
discutiendo con su novio, sentí el impulso de correr tras ella, pero la mano de
Loretto ya estaba sobre mi brazo.
-
Oh lamento
mucho lo que te hizo Zac, es un salvaje, mira nada más como te dejo… te duele-
me decía mientras pasaba sus delgados dedos acariciando el golpe de mi rostro.
-
Sí en
verdad duele.- Le decía mientras miraba a la pareja que discutía alejarse más y
más.
Algunos días pasaron, sin que volviera a ver a Giole, sin embargo
mágicamente no pasaba un día sin que me topara “casualmente” con Loretto, a
veces sentada en posición de mariposa leyendo algún libro afuera de mi salón,
agitando energéticamente su brazo en el comedor para que me sentará con ella,
podría apostar que Loretto se sabía mejor mi horario que yo mismo, a veces
cuando ella creía que no la veía, notaba como espiaba a través de las
ventanitas de las puertas de los salones, eso me daba risa.
Una tarde en la cafetería, estaba comiendo con Dorothy, peleando como de
costumbre.
-
¡Edward!
Retráctate ahora mismo, no estoy jugando.
-
Dorothy
por dios…- no me dejó terminar mi frase, sus ojos se elevaron un poco más
arriba de mi cabeza, algo o alguien había atraído su atención.
-
Lazy hizo
su aparición, ya se había tardado…- hasta donde yo sabía Lazy era el famoso
perro de las películas, mire hacia atrás para ver a quien se refería.
-
Dorothy,
déjala en paz, es una gran chica.
-
Yo más
bien creo que es un perro faldero. – se emberrinchó y se metió un gran trozo de
lechuga a la boca.
-
Edward…
¿Puedo sentarme aquí?- su voz aún sonaba como si suspirará
-
¡Claro
Loretto! Siéntate aquí junto a mí. – me
gustaba coquetear con ella, elevaba mi ego.
Observaba a Dorothy mientras masticaba, toda enfadada, haciendo gestos y
elevando los ojos al techo, era tan graciosa cuando se enojaba, Loretto no
parecía percatarse de ello, estaba muy
ocupada destapando su ensalada, viéndome de soslayo, “sin que yo lo notará”
-
Mia me
comentó…dijo tímidamente Loretto, pero fue interrumpida por la descortesía de
Dorothy
-
¡Arg!
Basta ya no lo soporto, me voy de aquí, algo me cayó mal.
-
Seguro fue
ese palito extra de zanahoria que te comiste, tu estomago no está
acostumbrado a tanto- le decía a mi
amiga, entre risas, me hizo un gesto arrugando su nariz, después tomó su
charola muy dignamente y se fue como toda una diva.
Esto era lo que más le molestaba a Dorothy que Loretto, fuese una gran
amiga de Mia Giole, su archi-rival y a mí era lo que más me gustaba de ella, me
pasaba toda la información sobre Mia, sin que se lo pidiera, aunque no la había
visto estaba al tanto de toda su vida.
-
¿Qué
decías de Mia?
-
¡Ah sí! Bueno lo que pasa es que… bueno tiene
algunos problemas con Zac, su novio,- estás palabras era justo lo que ansiaba
escuchar, me alegre y mi boca de torció en una sonrisa, tome un poco de agua,
para disimularlo- y está un poquito triste,
entonces Emma y yo estamos pensando en ir a Antioquía para animarla un poco, no
sé quizás… bueno que tú…estaba pensando en la posibilidad de que a ti… - sólo
balbuceaba y no decía nada en concreto, mientras enrollaba un manojo de cabello
que se había zafado de su perfecto chongo,
pero ella tenía toda mi atención desde que mencionó el nombre Mia- a lo
mejor te gustaría venir con nosotros.
-
¡Por
supuesto! – sus enormes ojos se abrieron aún más para mirarme fijamente, dejó de enrollar su
cabello, se quedó quieta, quieta.
-
¿Es en
serio?
-
¡Claro! –
lo dije con tanta alegría y seguridad, que ella se relajó y sonrió ampliamente.
Por supuesto que quería ir, a quien no le gustaría pasar un tiempo en la
playa con la chica de sus sueños, era una gran oportunidad para estar con Mia,
sin su novio, lejos de todo, volver a verla, decirle lo que siento por
ella.
… Γ έ ν ε σ ι
ς …
-
Y ¿Ya son
novios? – preguntaba Emma- Pasan todo el tiempo juntos, no esperaras que
creamos que sólo son amigos.
-
Si no pusiera esa carita triste, ni yo le creería
que son solo amigos, yo digo que deberías lanzarte.
-
¡No! –
gritó alarmada Loretto como cada vez que se trataba de Edward, pobre le gustaba
mucho y no se atrevía a nada. – Bueno, lo invite a Antioquia… ¿Está bien?
-
¡Por
supuesto que sí! Es el escenario perfecto para que se anime, aquel. Y que tal la llevas con su guardaespaldas
personal.
-
¿Quién?
¿Dorothy? Ella no es problema, yo creo que al igual que todos debe pensar que ya somos novios, porque nada más
me ve acercarme a ellos y se va, si eso no funciona o no es suficiente, sólo
digo el nombre de Mia…
-
¡Ah! Que
bueno que mi nombre te sirva como repelente- le dije de modo indignado.
Dorothy un
interminable dolor de cabeza en mi existencia, ella llevaba tanto tiempo como
yo en A.I.M., sin duda era una de las mejores bailarinas de la compañía,
competitiva y odiosa como ella sola, desde
que ambas pusimos un pie en la academia, sabíamos que una sería un
tremendo dolor de cabeza para la otra y viceversa, le había quitado ya algunos
papeles estelares, está mal decirlo pero era la verdad yo era la favorita de
Cole, eso me beneficia, y ella me odiaba más y más.
Ahora que una de mis
mejores amigas de A.I.M. quería ser la novia de Edward, le había caído como
bomba. Loretto sería muy feliz y si por su felicidad Dorothy se emberrinchaba,
puedo decir entonces que era la relación perfecta.
Por lo que sabíamos
hasta el momento por todo lo que nos contaba Loretto, Dorothy en algún momento
de su vida había babeado por Edward, yo de verdad no entiendo que le ven, pero
él la bateo de la manera más tajante por
lo que ahora eran los “mejores amigos” aunque se le notaba a Dorothy como aún
se derretía cuando veía a su “amigo” y como se encendía cuando su amigo miraba
a Loretto, era tan fantástico.
Desde que Loretto nos
contó todo eso, no dejábamos escapar ninguna ocasión para hacer burla de ella, era uno de nuestros
pasatiempos favoritos, estábamos en la parte trasera de la camioneta,
cuchichiándonos al oído todo esto Emma y yo, porque Edward y Loretto iban al frente, él manejando y ella en
contemplación.
Cuando nosotros
llegamos a la playa, ya había dos grupos de personas, más o menos numerosos.
Caminamos a la derecha para tener un poco distancia entre unos y otros. El
viento era suave nos despeinaba ligeramente, estaba por oscurecer, nos quedaba
más o menos hora y media de luz natural, después de eso encenderíamos una
fogata.
Había una vista
preciosa, los colores del cielo, el vaivén de las olas, la arena blanca, esta
pequeña excursión la habían organizado como misión << alegremos a Mia>>
porque cada día tenía más problemas con Zac, se había convertido en un total
fastidio, no me dejaba respirar, era extremadamente celoso, no me podía ver
hablando con nadie porque inmediatamente se ponía bravo, nuestra comunicación
decaía, no diré que es un mal chico, sólo que nuestra relación se estaba
deteriorando, si sólo me diera un poco
de tiempo para hacer mis cosas, sé que lo nuestro se arreglaría. No quería
pensar en mis problemas, no quería pensar en nada, mantener mi mente distraída
en cualquier otra cosa, por eso el tema de la salida cambio de
<> a << Ayudemos a Loretto>>
Dejamos muy
estratégicamente que los enamorados se sentarán juntos, Emma y yo frente a
ellos, platicando sobre la compañía y las siguientes presentaciones en las que
participaríamos cada quien, cuando de pronto Edward anunció:
-
¡Hey
chicas! ¿Tienen sed? Traje algo para beber- se levantó de su posición de
mariposa y sin usar los brazos, como todo buen bailarín- No sabía que les
gustaría así que traje jugos de todos los sabores- Se alejó de nosotras para ir a su camioneta.
-
Está
bromeando ¿Verdad? – le preguntaba Emma a Loretto, levantándole una ceja, mirándola seriamente, a ella en las
tardes de playa, no era jugo lo que le gustaba tomar o por lo menos no solo.
-
Déjalo,
Emma es un chico sano, eso es todo.- lo defendí, al ver que Loretto no sabía
que decir.-
-
¡Aburrido!
Edward volvió con una
mini hielera en las manos, se sentó en medio de Loretto y yo, destapó el primer
jugo y me lo dio, lo hizo igual con Loretto.
-
¿Para mí
no hay?- Este hombre más despistado no podía ser, si pretendía ser parte de
nuestro selecto grupo, como novio de mi amiga, no podía hacerle esos desaires a la más
sentida de nosotras tres.
Sacó un jugo más de
su hielera, para acercárselo a Emma, quien lo dejó con la mano extendida, sin
decirle nada.
Así de impulsiva como
era no me sorprendió que me jalara directo al mar, sólo me zafe de mis zapatos
para nadar con todo y ropa en las cálidas olas saladas de Antioquía, era un
gran momento, me estaba divirtiendo como nunca, y como puntos extras dejamos a
los tortolitos a solas.
Jugaba con Emma en el
mar, aventándonos chorros de agua a la cara, nadando hasta las boyas y de
regreso compitiendo entre nosotras, de vez en cuando quedándonos quietas para
platicar.
-
¿Crees que
por fin, cuando volvamos con ellos nos den la noticia de que ya son novios?
-
Espero que
sí
-
Y espero
que sea pronto, me estoy congelando
-
Por tus
imprudencias estaremos mojadas y muriendo de frio el resto de la noche
-
Pero valió
la pena, mira ya no están
Volteé
inmediatamente al lugar donde se suponían debían estar esperándonos, cuidando
las cosas, efectivamente ya no estaban. Seguramente se habían ido a caminar a
la orilla de la playa para declararse todo su amor, Loretto se veía tan
contenta y radiante, cuando estaba junto a él o hablaba de él.
Ya era hora de
que se vayan decidiendo ser novios, pues qué es lo que estaban esperando.
-
¿Hace
cuanto que no están?
-
No sé…un
rato
-
Perfecto
entonces salgamos de aquí
Necesitamos armarnos
un poco de valor para salir del mar, el agua estaba muy fría el viento ya
soplaba fuertemente, era estremecedor, nos hacia titiritar, por supuesto no
habíamos llevado toallas o una muda de ropa seca, no estaba en nuestros planes
nadar.
Salimos y corrimos al
lugar que habían dejado los chicos, nos abrazábamos cada una con sus propios
brazos para tratar de apaciguar el frio, pero por más que nos esforzábamos nos castañeaban
los dientes, ya muy cerca de nosotros se veían Loretto y Edward, pero que
insensato con este frio y él se venía quitando la sudadera, abriendo todo el
cierre y sí efectivamente se la quitó seguro no era para ofrecérsela a Loretto
pues ella traía puesto su suéter, o tanta calor tenía ¿Pues que habían estado
haciendo?
Se acercaron a
nosotros y me tendió la sudadera alrededor de los hombros, se sentía muy bien,
estaba tan seca y tibia.
-
Pero y tú…
hace mucho frio… quédatela
-
En
realidad no hace tanto frio y yo no estoy mojado, quédatela tú.
Le tomaría la
palabra, no se veía que tuviera frio, yo por otro lado…
-
¿Quieres
que vea si tengo alguna otra chamarra en el carro o algo para ti Emma?
-
¿Ya eres
novio de mi amiga? -Lo dijo suave pero perfectamente audible para todos
-
¿Perdona?-
Un leve rumor se coloreo en las mejillas de Edward y Loretto.
-
Que así
estoy bien gracias – Todos hicimos como si no hubiésemos oído nada
-
…ah… mmm…
¡Ah sí! No creerás a quien vimos a unos metros de aquí
-
¿A quién?
-
Tokio
Hotel
-
Estás
jugando ¡Loretto con esas cosas no se juega!
-
Es en
serio, verdad Edward que los vimos
Edward asintió a
lo que decía Loretto. Inmediatamente Emma se levantó de un solo brinco
emitiendo un sonoro grito de emoción, no dejaba de dar saltos de emoción
mientras gritaba, entre un grito y otro
decía Tokio Hotel, era su banda favorita.
-
¿Estás
segura? ¡No puedo creerlo! – Estaba inquieta, parecía que quería ir a algún
lado pero sin decidirse a dónde, se mordía las uñas y volvía a ver a Loretto-
¡Tengo que verlos! ¡Llévame!-La pobre Loretto señalo con los ojos a Edward- ¡Oh
vamos! A ellos no les importara ¿Les importa si los dejamos solos un momento
sólo será rápido?
Sin importar lo
que hubiésemos contestado, Emma ya arrastraba a Loretto de la mano por toda la
playa en la dirección que habían señalado.
-
¿Qué es
Tokio Hotel?
-
Es una
banda de (qué tocan)
-
Su
favorita
-
Qué
perspicaz eres
-
Una
intuición privilegiada
-
Claro… los
gritos, saltos y ojos brillantes de Emma no te dijeron nada
Así fue como
iniciamos una charla bastante fluida y divertida, él decidió encender la
fogata, mientras hablábamos. Encontramos varios temas interesantes, la danza
como eje principal de la conversación y poco a poco fue derivando en la fiesta
de hacía unos meses de Cole.
-
¿En serio?
No recuerdo nada de eso
-
No me
extraña, con la borrachera que te pusiste aquella noche, difícilmente podrías
recordar… con respecto a esa noche hay algo más que te quiero decir…
La fogata estaba
encendida y ambos nos sentamos muy cerca del fuego para calentarnos un poco, yo
seguía con la sudadera de Edward.
-
Desde hace
tiempo descubrí todo esto que siento, Mia estoy enamorado… y ahora que tengo la
ocasión quiero que hablemos, porque no sé cuando se presente una situación tan buena
como está, me siento nervioso, cuando estoy cerca de… bueno tú sabes, creo que
este es un buen momento para…
No pensé que Edward
sintiera todas esas cosas por mi amiga Loretto, yo lo notaba un poco
indiferente con ella, tal vez no era un chico demasiado expresivo, todo esto
era muy lindo, que tuviera el valor de confesárselo a la mejor amiga de su
futura novia, no sé Edward me empezaba a parecer lindo.
-
…Mia eres
tú…
-
¡Otra vez
tú! – La inconfundible voz de Zac, era la que se inmiscuía en nuestra
conversación, lo mire con ojos asesinos ¡Qué es lo que quieres con MI novia!
Emma y Loretto
ya se acercaban a nosotros, creo que en realidad había visto a Tokio Hotel Emma
venía eufórica.
-
Haber
cálmate, cálmate que Edward sólo me estaba diciendo que se le va a declarar a
Loretto
-
¡Sí
acepto! – las voz de Loretto se alzó, era la mujer más feliz del mundo.
-
Además tú
y yo ¡Ya no somos novios! ¡Entiéndelo!
Zac y yo
habíamos terminado hace a penas dos días, no se lo había querido decir a nadie,
pero ya no soporte más que me estuviera gritando e intentara controlar cada
paso que daba.
Algo bueno salió
de todo esto, Loretto se le fue encima a besos a Edward, él me miró, no
comprendí su mirada, parecía decepcionado en lugar de feliz por lo que pasó,
sólo le sonreí, quizás lo estaba mal interpretando.
-
¡Mia, Mia,
Mia!
-
¡Emma,
Emma, Emma! ¿Qué pasa? – La presencia de Zac había arruinado por completo la
tarde.
-
Allá…
tienes que venir ¡Tokio Hotel!
-
Haber Emma
arma una oración coherente y quizás vaya- me gire y Zac se alejaba de la playa,
sólo había venido a arruinar todo e irse.
-
Allá donde
están los Tokio Hotel, creo que esta una chica que tú conoces, si vas y hablas
con ella tal vez me los pueda presentar, anda por favor, por favor.
… Γ έ ν ε σ ι
ς …
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