En el camino llamé unas tres veces al celular de Mariella sin recibir respuesta de su parte, supuse que la batería de su teléfono se había agotado, no quería pensar en nada más, por muy precavida que fuese y siempre llevara cualquier cosa en su bolso, en fin… era mejor no darle tantas vueltas al asunto, tarde o temprano me las pagaría.
Llegué mucho más rápido de lo previsto, amaba los fines de semana donde la gente no salía de sus casas y dejaban las rutas mucho más libres de lo acostumbrado. Entre por las escaleras del estacionamiento a las oficinas y mi celular comenzó a sonar, de inmediato pensé en Mariella… pero no, no era ella, era el trabajo que se hacía presente a primera hora del día.
- ¡Xavier! – contesté.
- Hola Ela ¿Dónde estas?
- Estoy subiendo las escaleras – le contesté con obviedad.
- ¡Perfecto! Esos papeles me urgen – no dejé que terminara su frase cuando lo sorprendí por la espalda recargado en un barandal.
- ¡Y seguro tienes un viaje importantísimo en un par de horas! – le dije acercándome a él y terminando la llamada.
- Así es… los negocios son además de divertidos, tiempo y dinero – después de su ya conocida frase me recibió con un gran abrazo.
- ¿Por qué me miras así?- le pregunté por el extraño brillo repentino que brotó en su mirada.
- De pronto recordé cuando tú y Mariella venían conmigo los fines de semana para ir a las ferias del pueblo y nadie podía pararlas en los juegos – reí inevitablemente por tan bellos momentos – o cuando brincaban como loquitas en la cama de mi apartamento dejando un desastre.
- ¡Cierto! – reí con pena, la mujer que le ayudaba al aseo nos odiaba sinceramente.
- ¿Cómo esta Mariella? – y comenzaban las preguntas mientras pasábamos a una oficina - ¿el departamento? ¿el resto de los chicos? ¡tu familia! ¿nadie ha chocado algún auto? – eso último me hizo soltar una fuerte carcajada.
- ¡No! hasta ahora los autos están en perfectas condiciones, mis padres están muy bien, el fin de semana pasado mi hermano ha venido a visitarnos, por cierto te mandan saludos.
- ¡Muchas gracias!
- Mi madre me ha dicho que aún le debes esa partida de póker, que no se le olvida.
- ¡Ni a mí! Verme vencido así por una dama como lo es tu madre, no se ve todos los días – me dijo dándome una taza de café – y dime ¿Cómo va Mariella con el trabajo?
- Bien… con mucho trabajo, se la vive entre Hamburg y Berlín – que si por algo seguía preguntando ya tenia la escusa perfecta.
De pronto y sin darnos cuenta ya nos encontrábamos hablando de lo que más nos gustaba, los negocios internacionales y más personas se nos unían para explicaciones y afinar detalles acerca del trabajo de los próximos días.
[*Deieu Castella*]
- ¡Es un pringao! Que pedazo de… – estaba más que enojada y lo único que hacia era despotricar contra él frente a mi hermana.
- Miraos, fresca, ¡vale! – me decía ella y si alguien me conocía y me apoyaba era ella invariablemente – ¿tenéis que currar el día de hoy?
- ¡No! – dije desanimada – curiosamente los astros se alinearon en mi contra para que me hundiera en tristeza, os tenía un paciente el día de hoy pero mi asistente llamó hace unos momentos, que el tío ese ha cancelado la sesión.
- ¡Vale guapa! Así podéis venir conmigo y no quedaros sola, tengo una entrevista que hacer y así cuando ese capullo venga por vuestras cosas no tendréis que verle la cara de nuevo ¿Qué os parece mi idea?
- ¿Tú llenaras mi falta de afecto empapándome con tu trabajo? – la miré con ojitos tristes, a pesar de todo me gustaba vuestro trabajo y su oficina pero más su trabajo, el ver a todos los famosos desquiciados con un millón de problemas mentales, hacia que poco a poco ganara clientes gracias a las recomendaciones de mi hermana.
- ¡Claro! Ya si esto, no soy yo, joder ¿Quién más guapa?
- Pues yo podría ir con la otra pija de la casa… que, por cierto ¿Dónde está, eh?
- Mírale que no tengo ni remota idea – dijo mientras apagaba la TV en señal que nos saldríamos de mi habitación – hace un rato he visto a Kart en la cocina y el majo estaba como ido, no me dejó mucha atención.
- ¿Ya le llamaron a vuestro celular? – pregunté con obviedad.
- ¡Ya! – dijo echando la mirada hacia atrás mientras bajamos las escaleras para ir a la cocina – pero al parecer lo tenéis apagado.
- ¿Con quien se ha quedado ayer?
- Después de la comida fuimos a caminar al centro y vosotros, Fabiho y yo, nos fuimos y la he dejado con Georg.
- Ósea que se ha quedado con su nuevo amigo… – analicé la situación.
- ¡Aha! – respondió distraída buscando comida ya hecha dentro del frigorífico.
- Y ¿Por qué no le habéis hablado a Georg?
- ¡Porque no tengo su número! – asomó un poco la cara por encima de la puerta.
- Pero tenéis el de Fabiho ¡ay Kin!
- ¡Aha! Y ¿Qué le digo?... oye fijaos que perdí a mi amiga y la última vez que la he visto fue vuestro amigo Georg – me miró riendo – te contestaré lo que te diría un policía – la miré esperando su respuesta – “espere a que pasen 48 horas y solas vuelven”.
- ¡Que boba!
- ¡Oye! Aquí no hay nada de comer… ni nada para por lo menos hacer una bocata.
- Busca en esos recipientes, con la mirada barrida no encontrareis nada.
Estaba a punto de decirle que mejor os fuéramos y comiéramos algo en el camino y el teléfono interrumpió mi idea. “Fuera de área” indicó la pantalla. “Llamada internacional” alerte a Kin y con una mirada me ordenaba que contestara, del otro lado una voz masculina con un tono extraño me entonó “Parlar con François si usted puede”; lo mantuve en la línea y le pedí a Kin que lo llamase y de inmediato entró a la cocina.
- Oui? – Kin y yo nos miramos.
- ¡Ah! ¡Oh! Très bien – lucía feliz por volver a hablar lo suyo, todos éramos felices cuando podíamos hablar nuestras lenguas maternas – Tous sont bien?, Tu aussi?
- ¿Entendéis algo? – le dije a Kin muy bajito.
- Ha preguntado cómo están y está, Deieu ¡no seas metiche! – me regañó, después de eso François se quedó callado y su semblante se puso muy serio.
- Tu ne pas compris, les choses ne sont pas si, aujourd’hui, j’ai beaucoup de travail – de nuevo mire a Kin, la forma en que lo decía François fue muy fuerte, molesto para ser precisa.
- ¿Quién le ha llamado? – me dijo discreta Kin.
- ¡Ay Kin no seas metiche! – y su mira fea me dirigió – ¡vale! Pues que ha sido un hombre – le dije.
- ¿Su padre tal vez? – me miró extrañada.
- ¡No!, no sé, miraos que no ha sido su padre, sabéis que él no usáis ese tono de habla con su familia – le respondí al mismo modo que su mirada se reflejaba en la mía.
- Maja, pues por como lo dice el hombre, parece que la novia le arma disgustos por el móvil.
- ¡Pero es hombre quien esta al teléfono Kin! – le repetí.
- ¡Joder! ¡No te enteras! Por eso mismo, que no tiene sentido – me alegó.
- S’il vous plaît, Je ne vais pas discuter de cette question sur le téléphone quand il n’est vraiment ce que tu penses, tu n’hésites pas, quel est le problème?
- ¿Se esta peleando el majo? – le pregunté a Kin quien me afirmaba con la cabeza.
Después de su ultima frase, él sólo se dedicó a negar con fastidio y malas caras, un par de minutos más y colgaba su llamada; iba a salirse de la cocina hecho fuego el majo cuando a la altura de la puerta se topó con Kart, no les dio tiempo a ambos para poderse esquivar y François le daba un empujón en el hombro que lo ladeo, abrió la boca para rezongar y se quedaba así mismo al verlo salir disparado a las escaleras.
- ¿Qué le hicieron? ¿Por qué salio así? – nos preguntó confundido.
- ¡Nada! – le dijo Kin.
- Alguien le llamó por teléfono y al parecer no ha sido nada grato para él – le dije.
- ¡Ah! Déjenlo solo un rato y se le pasara – nos dijo muy tranquilo acercándose al lugar donde colocábamos las llaves de los autos y las cadenas de los perros – ¡Díganme que no es cierto!
- ¿Qué? – ambas nos miramos.
- ¡Mariella no ha llegado!
- ¡Ah eso! – dijimos a la par.
- No, aún no… – le dijo Kin.
- Necesito la camioneta – dijo algo vencido.
- ¿A dónde vas? – le miré mientras tomaba las cadenas de los tres cuadrúpedos de la casa.
- Voy a llevar a Schmetterling, Mercury y a Max al veterinario.
- Pues irte caminado no seria mala idea colega – le dije.
- ¡No Deieu! – me detuvo Kin – recuerda que Max es un perro muy pijo y no sale de esta casa si no es en auto, François lo ha mal acostumbrado.
- ¡Aparte de eso! – rió Kart – el veterinario que atiende a Max está más retirado y los tres caben perfectamente en la camioneta.
- Pero la dueña de tal, ni sus luces… te ayudaríamos chaval – dijo Kin levantándose de la barra – pero nosotras tenemos que irnos ya, o, se nos hará muy tarde.
- Esta bien chicas, mucha suerte – nos despedimos de Kart y salíamos entre risas y empujones al auto.
Como era de costumbre pensé que me tocaría manejar a mi, odiaba cuando Kin hacia eso, pero fue mi sorpresa cuando abordó su auto regalándome una sonrisa, esta vez lo haría ella. Antes de salir por completo del jardín decidí marcarle a Christine para que nos fuera preparando algo para llevar. Kin me felicitó, creo que no pensó en ella, aunque era raro, dado que éramos las únicas dos de la casa entera que no sabíamos ni calentar agua. Cinco minutos después ya estábamos en la cafetería esperando un delicioso desayuno y en cuanto lo tuvimos en las manos salimos disparadas para la oficina de Kin, había comentado que la dichosa entrevista seria cerca del medio día.
Llegamos a muy buena hora a Bravo, los colores llamativos del logo siempre me hacían perderme un rato en ellos. Mi hermana aún no era una reportera como tal, era de las encargadas en edición de estilo de las columnas y su promoción a reportera estaba en camino, algo de lo que estaba 100 % orgullosa pues no llevábamos mucho tiempo en Alemania, mucho menos teníamos tanto tiempo laborando pero su astucia la había sabido manejar pulcramente dejando más de una vez asombrada a su jefa, quien la acaparó, yo me seguí de largo hasta su oficina a espulgar las miles de revistas que había dentro… minutos más tarde entraba.
- Odio lo frustrante que pueden llegar a ser los famosos – entró alegando consigo misma.
- ¿Qué ha pasado? – le pregunté riéndome de sus expresiones.
- Joder, resulta que la banda que voy a entrevistar se dio el lujo de posponer la entrevista para el día lunes.
- ¿Por?
- Llamaron de su oficina, les dieron el fin de semana libre, el lunes tendremos que entrevistarlos y ya no será aquí sino en un estudio ubicado aquí en Hamburg a primera hora.
- ¿Y te ha dicho quienes serán… o son?
- Sí, una banda llamada Tokio Hotel, es la de moda entre las jovencitas y una de las preferidas de Bravo, alguna vez me llegó un texto de ellos no les pusé mucha atención.
- ¡Maja! Que te están dando un pez gordo como primera vez.
- ¡Sí! Es lo único bueno, no me dieron cualquier artistucho que no sea del interés de Bravo – lo dijo tan simple que de inmediato mi risa se desbordó – ahora, ¿sabéis a quien necesito en estos momentos justo para la entrevista? Dado que hay más tiempo y sé quien será la banda.
- Por como lo has dicho mírale, que creo no soy yo… – le dije sin interés volviendo mis ojos entre las paginas de la revista.
- ¡Evidentemente a ti no! – sonrío falsamente y le devolví una mirada retadora – ¡vale! No te encoleres, que necesito de inmediato a Mariella.
- No entiendo, y a ella para qué… – mi mente trató de hilar algo sin resultado.
- ¡El vocalista de la banda es Bill Kaulitz!
- Bill… Bill Kaulitz – me repetí – espera me suena, ¿es el chaval que tiene pelos eléctricos?
- ¡Ese mismo! – dijo como si le hubiese atinado a la lotería.
- ¿Y ese qué tiene que ver con Mariella?
- ¡Ay Deieu! Ese majo habéis trabajado con Mariella hace un par de años.
- ¡Ahh! ¡Ohh! ¡Claro! El de la voz del dibujito que es idéntico a él.
- Ese mismo… – dijo ella muy orgullosa de mí.
- Pero… sigo sin entender que tiene que ver.
- ¡Ay niñata!, si Mariella ha trabajado con él…
- Y dices que eso ha sido mucho – la interrumpí.
- ¡Sí! Miraos como sea, ella ha dicho muchas veces que se hizo muy buena amiga de él y podrá darme consejos para una buena entrevista y si iba a salir bien, con sus palabras saldrá mucho mejor.
- ¡Ah! guay viéndolo desde ese punto, si tenéis sentido las cosas, pero sólo deja que la reinita aparezca.
El resto de la mañana nos dedicamos a editar algunas columnas que saldrían en la próxima edición de Bravo. A medio día llame a la casa y justo para mi suerte me contesto el único no enojado de la misma, Kart, me dio detalles de que Ashir ya estaba ahí recogiendo sus cosas y que tenía ya reservado un vuelo para España esa misma noche.
Tomé aire, mucho aire y lo dejé escapar en un suspiro que fue notorio para Kin. A pesar de ser Psicóloga, mis propios consejos no funcionaban en mí pero afortunadamente tenía a mi hermana y a un escuadrón que podía sacarme adelante rápido con su apoyo. Seguramente él se iba a arrepentir… “dar lo más por lo menos”, pensé, siempre ha sido una estupidez que al parecer su cerebro no entendía.
5 Alas:
Quien es el??...De donde lo conoces??..Que quiere de ti??? Cuantas veces lo haz visto?? xD...
No cabe duda, este si me gustò mas, emèzando porque describe Ela, por dios..que relato! jaja hubo mas participaciòn de todos los personajes y fue un pokito mas descriptivo,como tmb no queda la menor duda de que Kart es el personaje mas amoroso, prudente y caritativo de la trama jajaja...Saluditos Cuñis...
Yo estoy de acuerdo con Kart! ahahaha
Qué guay maja!!!
pero como que el uso del castellano aún te falla un poco no guapa!
Mirad debeís tener más paciencia al escribir, para que no se te vaya la olla!!
pero en algo en lo que indiscutiblemente estoy de acuerdo con Deiu es que Mariella es una de las más pijas de esa casa! jaja
que cosas...
pos yo me confundi jajajaj entre el gachupin y el franchute...( espero no herir susceptibilidades) XD ahi va arrancando... tu dale..
pd. Schmetterling, Mercury y a Max rules! jajjaja q razas son? n_n... ese max jajaja inconfundible!
saludines
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