Capítulo XI [Parte 2] Qué no ves que estamos desperdiciando el tiempo.




[*Hamburg, Alemania*]


Viernes por la noche, casi todos reunidos, decididos a despistar a dos de sus amigas sin darles explicaciones habían salido de la cuidad donde radicaban para alcanzar a las más jóvenes que desde temprano se habían escapado. Y antes de comenzar lo que era una no planeada noche con: Ela, Kart, Amélie, Gabrielle, François, Deieu y uno de sus invitados Fabiho; realizaron una parada en un restaurante y en seguida la noche les fue corta…



[*Magdeburg, Alemania*]


Kin y Mariella posaban con singular pereza en la sala de la casa sin saber qué hacer en una noche de viernes donde mil y un preguntas se hacían del por qué llevaban casi media semana sin saber del resto de sus amigos con los que compartían la casa. Era inútil llamarlos a los celulares, ninguno contestaba…



[*Hamburg, Alemania*]


Media noche y el club ofrecía lo mejor de la cuidad; los tres chicos hacían pasar a las chicas el buen momento sacándolas a bailar sin parar; lo estaban tomando como un ensayo general de lo que sería el festejo de cumpleaños de sus dos amigas. Distraída se quedaba por un momento Gabrielle en la barra y los hombres del lugar no perdían la oportunidad de asechar a cualquier mujer.


  • - ¿Qué tomas linda? – decía el joven con presunción.
  • - No tomo – contestó tajante Gabrielle – soy menor de edad.
  • - Interesante el cómo se pueden violar ciertas reglas en estos lugares, puedo invitarte a cenar.
  • - No como – repitió con una mirada de fastidio – soy modelo.
  • - ¿Dónde te metes? – llegaba por detrás Amélie a sorprenderla – te estamos esperando – decía ella muy alegre.


Gabrielle se daba la media vuelta dejando al chico que hace unos momentos intento un mal flirteo hacia ella y en el camino ya era cuestionada por Amélie del chico en cuestión lo cual sólo soltó las risas de ambas por su mala manera de intentar algo para él. La noche seguía avanzando; de pronto ya eran las tres de la mañana y el club ya sólo dejaba a los distinguidos clientes que pretendían hacer más larga su estancia ahí y así dieron las seis de la mañana en completo festín, derroche de alcohol, aperitivos, glamur y belleza de ambos géneros.


Salían del club en condiciones no aptas para regresar a Magdeburg ni manejando ni mucho menos para atender cuestiones laborares que algunos pretendían realizar. La aportación de la mañana la daba Deieu: ir a desayunar y descansar. Para muchos el trabajo podría esperar y dentro de unas horas tendrían que regresar a la cuidad ¿Qué mejor que quedarse de una vez?


Un distinguido hotel los recibió seis habitaciones fueron reservadas y las únicas chicas inteligentes (y debido a su visita con anterioridad) que pudieron hacer cambio de ropa fueron Amélie y Gabrielle, por otro lado teníamos a François un metrosexual que siempre portaba en un maletín en la cajuela de su auto con un neceser, los otros cuatro recurrieron a la boutique del hotel. A las 9am se veían las caras nuevamente en el restaurante que ofrecía un bufete extenso.



[*Magdeburg, Alemania*]


  • - Las nueve y ni rastro de ellos – le decía en el antecomedor Mariella a Kin.
  • - No os quejaos guapa, así os tuviste a vosotros el fin pasado, mirando y mirando que hora sois y sin saber de ti – rió.
  • - Ya, no es necesario remarcarlo – dijo seria – te parece si vamos a comer y de ahí veremos que se nos cruza por el camino.
  • - Me agrada la idea – sonriente respondió.
  • - No tengo muchas cosas que hacer hoy así que seguramente te alcanzaré en tu trabajo mucho antes.
  • - Bien, te espero ahí – dijo Kin saliendo disparada por las escaleras.


Minutos más tarde ella también salía rumbo al estudio para encontrarse con las clases de actuación que darían en muestra Paulo y ella. Divertidas eran esa clases llenas de juegos y mucha técnica bastante disfrazada para no hacerlo tedioso.



[*Hamburg, Alemania*]


Medio día, el reloj avanzaba rápido…


  • - ¿Sí? – contestaba adormilado François en su habitación.
  • - Soy Ela, te recuerdo que tienes que ir por ellas.
  • - ¡Oh! Es cierto, además toda la ropa se quedó allá – dijo alarmado e incorporándose en la cama.
  • - No te preocupes por eso en cuanto llegues podrás hablarme para que de inmediato acompañes a los de seguridad que te voy a mandar y les des todo nuestro vestuario, está en el departamento…
  • - Ok, yo me contacto contigo en cuanto esté listo allá…




  • - ¿Qué te parece si te levantas y haces el desayuno? – entre gritos y canturreos irrumpía Tom a la habitación de Bill que de golpe despertó tomando una gran bocanada de aire.
  • - ¡Idiota! ¿Qué pretendes? – decía Bill tratando de enfocar a Tom de pie en el marco de la puerta.
  • - Que despiertes ya es medio día – alegaba con risas.
  • - ¡Eso ya lo lograste animal!
  • - Bien, pero aún no haces de desayunar y ya es tarde…
  • - ¿Tarde para qué? – preguntaba Bill con los ojos cerrados.
  • - Te espero en veinte minutos afuera – dijo Tom alejándose de la puerta y Bill lo miraba ya arreglado, lo que lo desconcertó y al pie de la letra siguió las órdenes de Tom.


Veintidós minutos más tarde ya salía en completa prisa Bill, cuando Tom decía: “te espero en X tiempo” de verdad lo era, así que Bill no estaba dispuesto a irse sin él a dónde sea el lugar que quisiera ir.




  • - David, eres detestable – dije al teléfono.
  • - Georg, necesito que vengas junto con Gustav al estudio, aún está él contigo.
  • - Sí… bueno creo, tal vez se ha levantado ya pero aquí seguimos porque ya nos queremos ir a…
  • - Magdeburg, ya lo sé, tu reportera puede esperar no te agobies, el trabajo es primero y urgente…


Salí de mi habitación para ir en busca de Gustav, el cual no estaba en la habitación de huéspedes, no estaba en el salón de entretenimiento y mi último recurso fue: la cocina… y ¡Bingo!


  • - Que dice tu jefe que nos quiere ver en el estudio – le dije mientras se preparaba su desayuno.
  • - ¿Es en serio? – dijo volteándome a ver muy incrédulo.
  • - Muy en serio, ¿acaso me veo feliz por la noticia?, no verdad, así que desayunamos y nos vamos.
  • - ¿Te dijo si teníamos hora de salida?
  • - No… bueno no sé no le pregunté, sólo le colgué y ya…


Desayunamos en calma, nos alistamos y una hora después salíamos con rumbo al estudio; lo que nos sorprendió fue que no habían citado a los Kaulitz, “de que ventajas gozan esos holgazanes” le dije a Gustav mientras subíamos a la oficina de Silke, nos entretuvo por un buen rato dándonos detalles para los próximos días y lo que se aproximaría en el mes de noviembre y después llegaba a integrarse a la plática Stiffens y nos mostraba los videos que realizó en nuestra ida a Los Ángeles. Sin darnos cuenta ya eran cerca de las seis de la tarde y comenzábamos a despedirnos de la gente del estudio para regresar a nuestra cuidad…



[*Magdeburg, Alemania*]



Ya tenía todo listo, regresé en el auto de Fabiho de Hamburg, dejé en manos de las personas de seguridad la ropa para que se la llevaran al resto de los chicos, un detalle curioso fue que tuve que irrumpir en la casa de Fabiho para sacar su ropa, agendé con Ruly y Rubí la cita para que arreglaran a Kin y Mariella, eran cerca de las seis de la tarde y ninguna de las dos hacía acto de presencia, estaba la camioneta de Mariella pero no el auto de Kin. Una llamada de Ela me informaba que el auto de Kin se acercaba por la calle principal hacia casa, bajé con prisa mientras me decía exactamente por donde iban; Ela también se encargó de que los de Seguridad llevasen a casa el auto que quedaba en el departamento; me adentré al mismo y me estacioné justo a la entrada de la calle donde vivíamos y que justo en cinco, cuatro, tres, dos, uno…


  • - Puedes mover tu auto – escuché la voz de Mariella, me pareció insólito que no reconociera el auto, presioné el botón para que bajara la venta y la miré sorprendida.
  • - Lo siento Señorita Dekker – dije con burla – pero tendrás que subirte a éste auto junto con tu amiga y acompañarme – me bajé las gafas oscuras y le guiñe un ojo.
  • - François que rayos… – dijo mirándome muy sorprendida – qué haces con este auto.
  • - Eso lo sabrás en cuanto Kin y tú aborden aquí, así que tráela – bajé del auto y al verme Kin lo hizo del lado del copiloto del suyo.
  • - Ostias, qué rayos es esto tío – abrí la puerta trasera para alguna de las dos abordara.
  • - ¿Quién ira atrás? – les pregunté.
  • - Pero…
  • - ¡Ah! – las calle a ambas – suban y yo iré a dejar el auto de Kin a casa, me seguirán – había acomodado los autos a amanera de que por la parte frontal quedara el auto de Fabiho junto con la camioneta de Mariella y metería por la parte trasera el auto de Kin – dejo el auto y nos vamos.


Mariella movió el auto blanco del lugar como lo había dejado, a final de cuentas le pertenecía más a ella que a mí, yo tomé el auto de Kin y manejé bastante rápido por la calle trasera lo estacioné y ellas aún estaba a dos casas de la nuestra, caminé hacia ellas evitando a que llegasen a la casa, Mariella bajó y se ubicó del lado del copiloto. Ahora ya teníamos el tiempo contado Ruly ya nos esperaba un texto a mi celular mandaba…



[*Hamburg, Alemania*]



  • - Seguro no te quieres poner un traje Tom – le grité desde la sala jugando con Andreas videojuegos.
  • - ¡No! – se acercaba con las bebidas – bastará con una chamarra casual y ya…
  • - Pero me llamó su amiga y dijo que todos irían de traje y vestidos largos.
  • - Espera – me interrumpió Andreas – nosotros no vamos a disfrazarnos o ¿sí? – eso de inmediato soltó mis risas.
  • - Soy Tom Kaulitz, y puedo ir a dónde sea como sea – dijo presuncioso, lo mire restándole importancia como siempre a ese tipo de comentarios y respondí para Andreas.
  • - No, nosotros iremos sólo al after en un club, de hecho Natalie viene con nosotros – recordé que antes de regresar de Los Ángeles habíamos hecho esos planes – además Andy, las cosas se van a poner muy interesantes en ese fiesta…
  • - ¡Oh! Es cierto – dijo Tom – tenemos entre ceja y ceja a Hagen.
  • - ¿Qué tiene que ver Hagen? ¿Qué no es la fiesta de una de tus amigas Bill?
  • - Sí, sí pero ya verás, ya verás – dije para que no se pusiera impaciente.




“Esto nos saldrá en un ojo de la cara”, “Estoy nervioso, ya quiero verla”, Me encanto el peinado”, “Yo adore la manicura”… eran los comentarios que se escuchaban en el salón de belleza del hotel donde estaban, con las seis personas que lo llenaron de pronto solicitando sus servicios desde muy temprano e impacientes y más que listos después esperaban dando vueltas por el pasillo de cual estaban sus habitaciones reservadas entrando y saliendo de las habitaciones y alistando las otras dos que aún no eran ocupadas pero que ya estaban reservadas a dos nombres en un par de horas ellas llegarían y no deberían demorar en usar los atuendos que les tenían preparados… 

2 Alas:

Anónimo dijo...

Nur wenn man dran glaubt..

b@llen@ belug@ dijo...

aaaaaaaaaaay como la haces de emocion... fiesta fiesta!!!! XD
y con esto me pongo al corriente...fiu! jajajja