Capítulo XII [Parte 3] Cuando la verdad puede ser peligrosa.




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“Lo que te voy a decir marcó la vida de nosotras, Mariella y yo, así como nos confundiste por gemelas, lo parecíamos, hacíamos todo juntas, todo, nuestra mejor amiga siempre estaba con nosotras, ella se llama Ela, y nos entendíamos a la perfección, sus padres viven en la residencial de enfrente. Cuando entramos al bachillerato las tres tomamos rumbos diferentes, debido a la preparación académica que queríamos para nuestro futuro, Ela: Relaciones Internacionales, Mariella: Cinematografía y yo: Fotografía. Pasábamos ya bastante tiempo separadas las tres, en uno de tantos talleres conocí a Robert, tiene la edad de Mariella, comenzamos a salir pero no le di gran importancia hasta que caí profundamente enamorada de él sin darme cuenta. Por otro lado Mariella tomaba un curso de idioma, y conoció a Robert, quiero suponer que el tipo es inteligente y se dio cuenta de nuestro parecido físico y nuestro apellido; se enamoró de Mariella. Nuestras actividades nos hacían vernos realmente poco, un día me encontré con Amélie en un pasillo, me dio la noticia que Mariella tenía un novio, pero que a ella le daba certeramente igual y creía que el chico se estaba clavando de más, Mariella a pesar de todo ha sido muy independiente y muy activa, se aburre muy fácilmente de algunas cosas, Amélie no me dijo el nombre de su “novio” en aquella ocasión.


Al terminar el bachillerato, la cosa se pondría interesante, era el baile de graduación, yo tendría la seguridad de llevar a Robert como pareja, Mariella tenía la seguridad de llevar a su novio, mi madre nos llevó de compras, desde luego cumpliría cualquier capricho. Fuimos a una plaza en particular no muy concurrida, donde afírmanos nadie compraría ahí sus vestidos y no pasaríamos por la bochornosa situación de que alguien más llevase un modelo parecido al de nosotras, lo curioso de esa tarde fue que yo me adelanté a la tienda de zapatos, Mariella a la de vestidos y mi madre y Amélie peleaban porque ella también quería algo, pasé por una tienda de caballeros de donde él venía saliendo y me previno por detrás con un fuerte abrazo, le comenté que era la oportunidad perfecta para que conociera a mi familia, él se mostró alegre; les llamé a las tres y les dije que las vería en una fuente dentro del lugar que quería presentarles a alguien especial, no tardó mi madre y mi hermanita en llegar, Mariella tardaba más así que le llamé un par de veces y llegaba corriendo al lugar, aproveché para presentarlo con mi madre que lucía encantada con Robert y platicaban muy a gusto, Mariella a metros de nosotros se detuvo de golpe, miré a Robert que no tenía color en el rostro, él me estaba tomando de la mano y sentí como le comenzó a sudar, ambos se miraban y nosotras tres los mirábamos, mi madre reprendió a Mariella y que dejara de hacer tiempo dijo algo como “Vamos, Malle deja de perder el tiempo y ven a conocer al novio de Meli” aquello fue suficiente para que ella se acercara y sin mirar a nadie más que a él le diera una sonora bofetada que le dejó cada uno de sus dedos perfectamente nien marcados, desde luego las tres nos quedamos sorprendidas por la reacción de Mariella y él se fue contra ella diciendo “Pero yo a ti te amo”.


Sentía rabia, dolor, me sentía defraudada pero no sabía exactamente con cuál de los dos y quise a golpes irme contra los ambos, no sabía contra quién iba más mi enojo, Amélie me jaló antes de que hiciera algún show frente a la gente ahí en la plaza, mi madre tomó a Mariella y la alejó de Robert.


Yo dejé de hablarle a ella, mi madre y mi hermanita hacían descomunales intentos por hablar con las dos, era una pelea a muerte, jamás cruce palabra con Mariella después de aquel día, ni una sola. Un par de meses mi madre recibe una llamada desde Noruega de parte de mi Abuela, una de las cláusulas del testamento de mi padre se tenía que cumplir, los negocios que él dejó, debían estar a cargo de mi madre; fue el pretexto perfecto para aceptar salir de la misma casa que ella, de la misma ciudad, del mismo país; ella desde luego no quería irse, toda nuestra vida la habíamos tenido aquí y yo ya no quería nada más que ver con la gente de ese lugar. Yo me fui enseguida a Noruega.


Un mes más tardaron en irse, Mariella no canceló sus estudios en la universidad, Amélie canceló sus estudios en el bachillerato; los tramites debidos y ella tendría el apoyo perfecto para vivir aquí, por el hermano de mi madre, ignoro las razones, pero cada que lo veía intentaba reprocharme algo y mi madre le decía que era inútil, ella lo había tratado ya más de un millón de veces.


Mientras yo estaba en la Casa Real de los Dekker a cargo de mi Abuela, preocupada, había sido reprendida por ella, antes y no me excomulgó, tenía una noticia nada agradable para cuando mi madre hiciera arribó a Oslo y no tenía ni la más remota idea de cómo reaccionaría, ella no es de regaños, pero debido a la situación, creo que lo ameritaba: estaba embarazada…”


Escuché detenidamente todo lo que decía, muchas cosas, no las comprendía, pero parecía realmente duro el esfuerzo que hacía por no llorar mientras me contaba su historia aferrada a la mano de su pequeña niña, que no soltó en ningún momento.


  • - Supongo que ahora tienes más dudas – me dijo con una amigable sonrisa – es tu turno puedes preguntar – alentó.
  • - Pues… bien supongo que… mi primera pregunta es… no sé… la verdad estoy confundido.
  • - Vamos di algo…
  • - Pues es que ahora tengo nuevas dudas y no sé qué tan prudente sea que te cuestione por ti y ella...
  • - Siéntete con el derecho – me cortó – creo que te he demostrado confianza de más al decirte mi vida y la de mi hija, haberte traído aquí, a un lugar que seguramente Mariella no te ha mencionado. Aunque no lo creas y no lo parezca no soy tan "arrogante" como seguramente pensaste en un principio – me reí disimuladamente mirando hacia el cielo por la ventana.
  • - ¿Mariella sabe que tienes una hija?
  • - No sé, tal vez Amélie o mi Madre le han dicho algo pero no tengo la certeza, mucho menos sí sabe quién es el padre.
  • - Y el padre lo sabe y no se hace responsable... ¿Cómo lo supo?
  • - Después de que Tabatha nació mi Madre contactó a sus padres pero dijeron que seguro era una mentira para que yo lo hiciera regresar de sus estudios costosos en Inglaterra. Le dije a mi madre que lo menos que quería era tener alguien así a mi lado, mi Abuela me apoyo.
  • - Ahora con tu familia... En Oslo... ¿dijiste algo de realeza? Ustedes son...
  • - Sí, se podría decir que tenemos un título de "Princesas" u “Honorable Alteza Real” pero no lo usamos mucho – dijo con una risa como si simplemente no importara.
  • - Pero vaya ustedes...
  • - Mira no es muy complicado pero la situación fue la siguiente: mi madre de una familia adinerada, como podrás ver – hizo mofa de lo que representaba la mansión – conoció a mi padre cerca de la flor de la juventud de sus 20 años. Él se fugó de Oslo porque decía que vivir dentro de una monarquía era mucho para él. Nunca le dijo a madre que él era el primero en la lista de sucesión al trono, su padre murió y ha quedado al mando de Olga Dekker viuda de Mazur.
  • - Vaya ocultar cosas importantes las persigue – farfullé.
  • - Ahmm, bien, yo también tengo dudas y ahorita sigo yo con las preguntas – advirtió – pero aún no termino. Mi padre se caso a escondidas de la Realeza de Noruega con mi madre. Cuando llegó a oídos de mi Abuela la orilló a excomulgarlo, él no se opuso y comenzó como alguien común y corriente con un negocio apoyado por la familia de mi Madre y logró mucho. Desafortunadamente mi padre murió cuando teníamos 7 años y dejó dicho en su testamento que a pesar de haberse negado a su legado Real, nosotras podríamos hacerlo sí así lo deseábamos. Como podrás ver a Mariella le da enteramente igual.
  • - Me llegó a comentar sobre sus visitas a Noruega pero muy a secas. Ella dice que es sólo un turista más.
  • - Igual que mi padre… – rió, encontrando la similitud en su sangre – vamos abajo dejemos dormir a este angelito.


Nos dirigimos de nuevo a la estancia de la chimenea, nos acercamos a ella y abrió la plática…


  • - Ahora dime, tú qué tienes que ver con ella y por qué dices que ella y tu amigo te engañan, cómo la conociste, todo lo que te he dicho es nuevo para ti, qué le ocultas...
  • - Hey, hey, hey – frené su lista de preguntas – una a la vez y en orden ¿no? – ella sonrió y me alentó para hablar mientras daba un sorbo a su copa – la conocí no hace mucho mientras se quedaba dormida recargada en un árbol de un parque cerca de su casa o la que creí es su casa...




El comenzó a platicar, podría asegurar fuera de sí, sobre mi hermana...


“Llevaba tiempo mirándola y no encontraba la oportunidad para acercarme hasta que sus hojas casi se vuelan con el aire. Nos presentamos y unas horas después me presentó a sus amigos con los que vive, incluyendo a la que mencionas, Ela. Mi amigo quedó, o al menos eso fue lo que yo creí, fascinado con una de sus amigas llamada Kin que para mi mala suerte es una periodista. Ese mismo día fuimos a cenar los cuatro y al día siguiente la fui a visitar muy temprano estuvo conmigo todo el día del viernes y el sábado regresamos de Hamburg el domingo en la madrugada. El lunes tuve un viaje a LA y a media semana hablé con él y me dijo que si no me apresuraba probablemente ella ya no querría saber de mi, fue una advertencia que su amiga Kin le había dicho. Regreso aquí y qué me encuentro: él está en quién sabe dónde con ella..."


  • - A ver, a ver – lo interrumpí – punto número uno: ella ahora está en Hamburg.
  • - ¿En Hamburg? – dijo bastante sorprendido – ¿qué hace ahí? Y ¿por qué está con Fabiho?
  • - Bien, para eso no tengo una certera respuesta pero una algo ambigua sí...
  • - ¡Dime! – me apresuró y tuve que mirarlo algo brusca.
  • - Lo que sé es que están ahí: ella, sus amigos con los que vive, mi hermana, alguien que no sé quien es pero viene de España, tu amigo el que mencionas, porque están festejando el cumpleaños de Mariella junto a más amigos invitados.
  • - ¿Pero qué tiene que hacer Fabiho con ella?
  • - ¡Ay! Amigo yo qué voy a saber, tal vez lo invitaron a la fiesta de cumpleaños y ya, acaso no dices que él quedo maravillado con su amiga.
  • - ¿Cumpleaños dijiste? – dijo muy cabizbajo.
  • - En realidad, no es su cumpleaños aún, no tengo idea del por qué lo adelantaron así que… – dudé un poco en lo que diría, tal vez, no era yo la persona correcta, él me miraba con expectación – tengas una oportunidad más para reconquistarla, ponerla feliz o qué sé yo…
  • - Y tu una para reconciliarte con ella… – dijo precipitadamente, tal vez él no comprendía aún muchas cosas pero desde luego no había venido a Magdeburg a reconciliarme con ella y… en cierta forma no sabía que me impulsó a venir tan de golpe hasta aquí.


Esquivé su mirada, era como si de pronto se hubiera inmiscuido en algo que a nadie más le he permitido en todo este tiempo, no sabía con seguridad por qué le confié de la nada, tantas cosas pero algo en mi visita a éste lugar por lo menos debía quedar feliz, aunque no fuera yo. Mi mirada se perdió en lo fuerte de la flama del fuego, pensaba una y otra vez la noche anterior que ella vino aquí y sólo se quedó parada en la puerta principal, ¿a caso lo haría muy a menudo?, me quede con muchas ganas de… ¡bah! Qué más daba, seguro ella es feliz y…


  • - ¡Ahmm! Como no tengo certera respuesta a si Fabiho y Mariella tienen algo que ver – interrumpió tímidamente mis pensamientos – puedo contestarte qué es lo que lo oculto – volteé a mirarlo afirmando con la mirada, me había hundido profundamente en mi y lo olvidé por completo por un segundo – soy artista, soy el bajista de una banda llamada Tokio Hotel – lo miré con las cejas lo más juntas posible, no tenía sentido lo que me decía.
  • - ¿Y?
  • - Es que… bueno a lo largo de mi carrera han sucedido cosas, las fans son muy aprensivas, a mis compañeros han llegado a acosarlos…
  • - ¿Tu banda es muy famosa? – pregunté, la verdad es que volverse una madre dejaba poco tiempo para una misma.
  • - No quiero sonar presuncioso pero un poco, hemos ido a varias partes de Europa, Asia, USA, Canadá y México – su rostro de pronto cambió a uno que irradiaba singular felicidad, emoción y pasión por lo que él hacía – viajamos mucho, varias personas nos conocen otras tanto nos ignoran y un cumulo por ahí sólo quiere estar a nuestro lado por el dinero, la fama y cosas por el estilo.
  • - ¿Y crees qué Mariella quiere eso? – pregunté un poco ofuscada por como lo decía.
  • - No, no, no me mal interpretes – dijo presuroso moviendo sus manos y dejando el vaso sobre la mesita de centro – mira sólo quiero que ella me conozca como el chico normal que soy, no la vaga imagen que tienen y hacen de mi los medios de comunicación, no quiero que me juzgue porque toco en una banda y nunca estoy fijo en un lugar sin embargo puedo mantenerme estable en las cosas que me interesan – aquello lo dijo como si no fuera un chico de 22 años con el que estuviera hablando, parecía tan seguro de sí y me atrevería hasta afirmar que tan seguro de lo que sentía por ella. Supongo que de alguna manera él tenía cierto derecho de hacer eso, pero esto les estaba trayendo severos enredos a ambos.
  • - Creo que debes hablar con ella cuanto antes – dije adivinando los pensamientos de mi hermana – mira, siento haberte dicho hace un rato que ella y tu amigo se entendían, pero no conocía la historia y tú no conocías la mía. Si de algo te sirve mi ayuda aquí estoy, la conozco y puedes tener ventaja sobre eso…




La miré esperanzado en muchas cosas, aún debía saber qué rayos paso con Fabiho y ella pero al parecer se tornaba el menor de mis problemas, tenía frente a mí a nada más y nada menos que a su hermana con la cual se llevaba del cuerno y sí ella estaba dispuesta a ayudarme tendría yo que ayudarlas de alguna manera. Desgraciadamente yo no tuve hermanos pero de haberlos tenido no hubiera dejado que pasará algo como la locura que ellas estaban haciendo, además de que era notable que Melissa con su arrogancia lo único que expresaba era que amaba infinitamente a Mariella y la necesitaba como nunca en su vida, clara muestra estaba en que ella había venido aquí sin motivo aparente y justamente me la encontré al pie de la casa donde ella vive. ¿Qué no?


La madrugada no parecía fría después de todo y… de… pronto… ya no sé que voy a hacer, deberé encontrar la manera, porque seguro la hay, sólo que… bueno no quisiera ser mañoso pero Melissa lo dijo, tenemos ventaja, no creo que deba de darme por vencido tan fácilmente. No quiero que sufra una desilusión más. No debí comenzar la historia así sin embargo tengo la oportunidad de cambiarla y moldearla, aunque creo que no es del todo justo manipular las cosas… además debo tomar en cuenta que no soy sólo yo quién debe solucionar cosas en estos momentos debo de mirar más allá “los sueños no son reales hasta que los revives una y otra vez” como me dijo, las cosas cambian cada segundo y no sabes cuándo y cómo van a terminar pero yo las voy hacer realidad, voy hacer su realidad…

“Mamma”… nunca darse por vencido… “Hei, hvem du er, våkn opp”... solucionar todo entre... “Mamma, fortell ham om å våkne opp”…






LA NOTA: "Mamá" . . . "Hola, quién eres, despierta" . . . "Mamá, dile que se despierte" ...

1 Alas:

shaira beluga dijo...

no q cosa!!!!!

yo pense q el problema era serioo!! pero eso,,ba son berriches! q maduren y hablen esas Dekker! eso diria Ela jajajajja