Capítulo XIII [Parte 2] Ella nunca me dejará... no confiará en mí




. . . .

Iba a regresar a mi habitación después de haber recibido una llamada de parte de Tom al hotel, donde me pedía que desayunara con él. La verdad es que dormí muy poco, tal vez un par de horas cuando él me llamó, aun así acepté. Creo que el resto aún siguen durmiendo en sus habitaciones; entre el ajetreo y lo feliz que el alcohol nos había puesto en la madrugada no supe quién está en cada habitación, a excepción de… Kin y François.


Fui a la recepción preguntando por la habitación de Amélie, estaba a dos habitaciones de la mía. Subí emocionada pues ahora caía en mí que ella vino exclusivamente por festejar mi cumpleaños. Salí des ascensor y vi una de las puertas abiertas, caminé hacia ella y de pronto vino a mí un flash back, desde que salimos con François rumbo aquí nunca tuve conmigo mi celular; afortunadamente vi que la habitación abierta era de él. La abrí un poco más mientras daba un par de golpes y alguien me daba la espalda y ese alguien tenía a François de frente.


  • - ¡Oh! Fran… muchas gracias… es hora de irme… me despides de… – era Ruly que si no la conociera, ignoraría que se puso nerviosa y que las manos que rápidamente soltaron la cintura de ella eran las tímidas de “Fran” como solía llamarlo. Me reí y aparente justo cuando voltearon a verme.
  • - ¡Hola! Buenos días – dije para ambos con gran sonrisa.
  • - Buenos días – respondió serio François.
  • - ¡Buenos días cariño! – se acercó a mi Ruly – ¿Cómo te la pasaste en la fiesta? – recitaba aquello cuando me saludaba con un beso en cada mejilla y fuertemente sentía la loción de François en ella y no su escandaloso perfume y una vez más quise reírme.
  • - Bien, muchas gracias por venir, a ti y a Rubí y dar ese gran show.
  • - No hay de que linda sabes que son nuestros mejores amigos y clientes – seguido a eso guiñó un ojo y salió de la habitación. Miré a François que estaba entumidamente parado frente a mí.
  • - Y… qué tú no te vas a mover de ahí – dije con una gran risa, que ya no podía ocultar.
  • - Ahmm… sí… yo… pues mira…
  • - Lo que me preocupa… François – hice una pausa tratando de darle a entender – es dónde está mi celular, en realidad no me preocupa, puedo entender lo que pasó.
  • - Tú… tu celular… ¿entiendes? – decía trabado de la confusión.
  • - Sí, mi celular, supongo que me lo quitaste para no hablar con nadie anoche, pero… vaya no tienes de por qué ponerte así, yo sé que podemos confiar en nosotros ¿no? somos amigos y comprendemos todo y también lo aceptamos.
  • - ¡Está con Amélie! a ella se lo di – dijo bruscamente.
  • - Gracias – me acerqué a él y le di un abrazo – ¡Buenos días! nos vemos en un rato más.


Salí de ahí esperando que mis palabras las comprendiera así como yo lo comprendía y no quería torturarlo más. Cuando iba a la habitación de Amélie mis nudillos iban a ser azotados contra la puerta y a eso no fueron a parar sino al pecho de un rubio joven que me miró muy asustado.


  • - Se nota que son hermanas – dijo asombrado y nos miró a ambas retiré mi puño de su pecho llevándolo al mío. Amélie salió detrás de él y la miré, vestíamos casi igual, ambas con suaves y un tanto holgadas blusas y unos shorts cortos.
  • - ¡Aham! Supongo debo decir gracias – me crucé de brazos – y qué tú no deberías estar en tu casita lejos de mi hermanita – lo miré con una ceja en lo alto.
  • - ¡Mariella! – sobresaltada quiso reprenderme Amélie.
  • - ¡Amélie! – me lancé hacia ella empujando a Andreas – largo antes de que se me vaya la felicidad – le dije a él que de inmediato rió.
  • - Te llamo más tarde – dijo Andreas dándole un beso en los labios – nos vemos cuñada – pasó una mano por mi hombro y caminó con prisa hacia el elevador.
  • - ¡Qué ahora la gente se enamora en una noche! – reclamé.
  • - ¡Ay calla boba! – Amélie me jaló del brazo y me hizo entrar a su habitación.
  • - Te sales del reino de los cuentos de hadas donde vives y te descarrilas – me reí.


Acto seguido nos llenamos de abrazos, besos y brinquitos por estar juntas, después de repetirle que no me creía que ella estuviera aquí y recitarle lo mucho que la extrañaba, preguntarle por mamá y la Abuela y todos en la casa Mazur, ella ordenó algo del room service, aclararle que ya había desayunado con Tom provocó que me ganara un par de burlas y reclamos, los que fueron aclarados porque yo no dormí con él, miré su celular cerca de mí y recordé mi verdadero objetivo por el cual había ido con ella.


  • - Mmmm… Amélie – dije después de darle un sorbo a su jugo y tomando su celular en mis manos – François me dijo que tú tenías mi celular.
  • - ¡Oh sí! – se levantó a un sillón hurgando en su bolsa de noche, mientras yo lo hacía con el suyo – oye te cargas una joyita de móvil ¡eh!
  • - Es lindo ¿no? – la miré de reojo que se acercaba a mí y volví mi vista a la pantalla – Amélie, ya sé que soy tu hermana favorita y mira que me alaga pero ésta foto – señalé con mi dedo la pantalla – no la recuerdo, ¿de cuándo es? ¿tengo cerca de tres años no?
  • - ¿Foto? – dijo acercándose por completo y mirar – ¡esa foto…! Tú… ahmm…




  • - ¡BUENOS DÍAS! – gritaron a la par Kin y Deieu en la habitación de Gabrielle, que aún seguía enredada en las sábanas.
  • - ¿Qué? ¡Qué! – decía asustada Gabrielle pues las mellizas le habían brincado encima y ya la llenaban de besos – ¡ostias! Tías, alejaos de mi – imploraba sin éxito.
  • - ¡Te extrañamos niñata! – decía estrujándola Deieu.
  • - Sí… bueno… que bien… me da gusto… pero alejad de mi.
  • - ¿Qué no os extrañaste? – decía apretujando la pequeña cintura de Gabrielle, Deieu.
  • - ¿Si os digo que sí me soltáis Kin?
  • - Estáis bien – dijeron ambas mellizas aleándose de Gabrielle que al fin pudo respirar libremente.


Después del primer caluroso saludo que se profanaron las hermanas Castella prosiguieron a darse los pormenores de sus vidas el tiempo en el que no se habían visto, el cual se había prolongado cerca poco más de un año. Kin les relató cómo dulcemente Fabiho se le había declarado y ahora eran pareja, ella daba saltos y giros por toda la habitación de Gabrielle como si estuviera en medio de una pista de baile, sus hermanas reían por la curiosa escena que daba frente a ellas. Pasaron a temas menos agradables que relató Deieu acerca de su ruptura con Ashir y ella no se había percatado que con todo el ajetreo de esa semana no tuvo conciencia suficiente para pensar en él y extrañarlo por lo menos un poco, parecía ser una buena señal para ella. Gabrielle preguntaba a las mellizas por el chico que tenía un gran cabello explotado que lucía asombroso para ella, sus hermanas quedaban con signos de interrogación por sus comentarios y Gabrielle admitía que el chico le había gustado.


Tiempo después a la habitación se les unieron la pareja por excelencia, Carlo Minutti y Ela Haushoffer, y se hacían participes de los datos dichos por las hermanas Castella. A medio día ya todos en la terraza del hotel tomaban aperitivos y planeaban que hacer…




  • - No va a querer contestarme la llamada – decía abrumado Georg con la cabeza recargada en el borde de una mesa.
  • - Vamos no seas dramático – respondía Fabiho – sólo has la llamada y veremos qué pasa… – el celular de Fabiho comenzó a sonar – ¡Aha! Tu salvación hermano – recitó mientras le enseñaba la pantalla del mismo y ligeramente veía el nombre de Kin – ¡Hola linda! ¿Qué tal va tu día? – recitaba melosamente Fabiho – ¡oh sí!... bien… será genial y adivina qué – palabras cortas soltaba Fabiho muy emocionado, Georg por el contrario sentía como algo dentro de él lo atosigaba, Melissa lo veía con tribulación – …nada más y nada menos que Georg – finalizó con una sonrisa – sí… – exclamó con tono misterioso – ahora mismo pequeña.
  • - ¡Eres tan ridículo hablando así! – lo miró con frío desdén Georg.
  • - ¡Ay cállate! Ya lo quiero ver cuando esté con Mariella – se cruzó de brazos muy feliz, Melissa le sonreía – ahora bien mis estimados jóvenes nos vamos para Hamburg, supongo que quieres ver a Mariella, porque no fuiste a su fiesta… – inocente decía Fabiho.
  • - Ahmm… sí, mira… yo – tartajeaba y miraba con nervios a Georg constantemente – creo… que no podré, porque… sabes ehmm tengo un compromiso y no podré – dijo con una ya mejor actuada expresión de aflicción, la cual Georg en lo absoluto se convenció de aquello.
  • - Bueno será una pena que te pierdas de convivir con ellos, son geniales, son una hermandad muy unida – muy emocionado se notaba el semblante de Fabiho.
  • - Claro, lo supongo – con indiferencia marcada le respondió Melissa, pero Fabiho entre su nube de ilusión por ver a Kin no notaba las expresiones de ella.


Después de aquello que a Melissa la había consternado un tanto, Georg la llevó a su departamento para que tomara su auto y a la salida del edificio Melissa lo llamó.


  • - ¿Crees necesitar mi ayuda? – dijo con Tabatha entre los brazos.
  • - ¡Sí! – sin pensarlo mucho le respondió – no sé que sabe ella y sí lo sabe ¿qué le voy a decir? ¿cómo se lo digo?...




  • - ¡Eh! ¡Mariella, maja! – la llamó Gabrielle – me ha dicho que tú conocéis al chico que llevaba su cabello en puntas alzadas – ella se sentó a un lado de Mariella y su voz era algo fuerte, todos estaban congregados la habitación de Ela.
  • - Te refieres a Bill, ese es su nombre – dijo ella entendiendo el punto.
  • - Bill, ¿dices? – Mariella asintió – ese chico pareced todo un rock star.
  • - ¡Es un Rock Star linda! Tiene una banda llamada Tokio Hotel junto con su hermano, el chico que tenía apariencia de rapero.
  • - ¡Ahhh con el tío que os besabas toda la noche! – Mariella no tuvo más que curvear su boca hacia abajo y reír.
  • - ¿Crees qué…
  • - Tengo una mejor idea – la interrumpió – ¡Amélie! – entonó fuerte y ella enseguida dejó la conversación que llevaba con François.
  • - Dime Malle.
  • - Te propongo algo ¿vale?
  • - ¿Qué? ¿De qué me hablas? – confundida miró a su hermana.
  • - No le diré a Xavier que tomaste el auto sin permiso y podrás usarlo el tiempo que estés aquí con una condición.
  • - ¡Eso se llama chantaje! – le reclamó.
  • - Ponle el nombre que quieras – manoteó Mariella – pero les conviene…
  • - ¿Pero qué? – decía Amélie desesperada.
  • - Llámale a tu noviecito Andreas y dile que saldremos y que se traiga a su…
  • - Amigo el Rock Star, Bill – interrumpió Gabrielle dejando a Mariella con las palabras en la boca.
  • - ¡Aham! Lo que dijo ella…
  • - Y por qué tú no llamas a tu chico “desayuno con él por las mañanas” – Amélie sonrió.
  • - Había olvidado lo insoportable que era tener a tu hermana a lado – giró sus ojos en abulia.
  • - Y negarás que no me extrañaste – burlona la miraba de reojo mientras ya marcaba a celular de Andreas.


Todo quedó acordado, los muy hábiles encantos de Amélie le funcionaron a la perfección y Andreas sin objeción decía “Sí” a la propuesta…





3 Alas:

OreoEffeckt dijo...

¿Por que tan corto?

y no es alucine mio!
esto no es justo! xD

Harlu dijo...

Aww! Como que me encanto Amélie! XD Hahaha En verdad os digo Zay encanto que me fascinó el capítulo. Sabes bien que apenas me estoy iniciando en ésto, pero.... ya me gusta! =D Hahaha Q loco, no?

shaira beluga dijo...

ohhh blandito el capi parny... malo malo!!! el drama no lo dejes fuera jajajja