Capítulo XV [ Parte 3] Porque todo lo que ella quiere es...





Malle llegó justo a tiempo para la hora de la comida, escuché su camioneta estacionarse pero pasó tan rápido por la recepción que no se percató que estábamos ahí: Ela, Kin, Fabiho Andreas y Gabrielle. Es más puedo jurar que ni se dio cuenta de los autos aparcados afuera.


El objetivo de que ahí estuviesen sus amigos era que no quería de ninguna manera que Mariella se peleara contra el mundo entero por simples mal entendidos, fue una decisión que tomé sin consultarle a nadie, ayer por la madrugada que nos fuimos a dormir en completo silencio por la fuerte discusión que se desató. Yo no sé cómo Mariella disfruta de dejar las cosas inconclusas cada que tiene una oportunidad y sale huyendo a la primera de cambios, si estos la hacen querer enfrentarse contra alguien o algo, y sí, con esto estoy diciéndole cobarde a mi propia hermana, es triste, pero es la verdad…


Había ya hablado con los chicos a grandes rasgos de lo que el fin pasado sucedió, Kin me dio su versión, Fabiho la suya y datos demasiado interesantes que se le escaparon cuando mi Abuela entró a saludarnos y junto con Ryszara preguntaban por el menú de su preferencia para la hora de la comida. Ellos a final de cuentas estuvieron de acuerdo con muchas cosas y hablaríamos con Mallie en cuanto llegara, antes de poder hacerlo Andreas y Gabrielle se despedían. Mi amiga prometía que nos encontraríamos muy pronto, ella solucionó su problema y sólo faltaba anunciar el mío aunque para eso aún había tiempo.


Toqué dos veces a la puerta esperando la señal que me indicara que podía pasar. No la obtuve y lo hice sin pedir permiso, estaba ella en la terraza de su habitación fumando; Mala costumbre que había adquirido gracias a Melissa pensé en cuanto la vi; lentamente me acerqué para no asustarla pero no fue necesario tanto sigilo pues sintió de inmediato mi presencia. Detrás de mí venia Ela con, el mismo paso lento dejando la puerta de la habitación abierta con alevosía y ventaja.


  • - Malle – hablé antes que Ela – vinieron algunas personitas para comer…
  • - ¡Ela! – gritó feliz dejando caer el cigarrillo – ¿Vino Kart también?
  • - No Malle, él tenía asuntos en el banco por hacer, por qué no nos sentamos un poco y charlamos…
  • - Esto ya no me está gustando Amélie – reclamó de una manera muy retadora, la cual no me importó, y lo notó poniéndome mala cara. Nos posamos sobre la cama como si tuviéramos 15 años y fuéramos a contarnos acerca del enamorado que nos traía locas en el colegio – ¿Por qué presiento que esto será algo así como un regaño?
  • - ¿Por qué estás enojada con Kin? – soltó Ela tan brusco que me sorprendió de que ella pudiese hablarle así a mi hermana y ella no se atreviera a reclamarle algo en el mismo tono directamente.
  • - ¡Le dijiste! – giró su cara y sus grandes ojos me clavó.
  • - No fue difícil darnos cuenta – abogó Ela por mi – no es necesario que la tomes contra Amélie como si ella fuera la culpable, porque sabes que no lo es.
  • - Además no ando con el Georg, ni he tenido nada que ver con él, sólo fue una coincidencia Mariella – Kin parada en el quicio de la puerta le habló tranquilamente a mi hermana.
  • - ¿Entonces por qué no me dijiste que lo conocías? – su tono de voz en vez de ser uno retador o de ataque fue uno muy triste.
  • - Él no me ha dejado, él me pidió que…
  • - Nos calláramos – entró detrás de ella Fabiho con paso lento – le dijimos infinidad de veces que no era prudente hacer eso, que lo mejor era decirte lo insignificante que para ti pudo haber sido que fuera una persona pública pero él es muy necio Mariella, nunca quiso hacerte daño.
  • - ¡Me habla su mejor amigo! Eso, no es nada objetivo…
  • - Porque lo soy, te lo digo. Nunca estuve de acuerdo con él ¿está demás, qué te diga que está arrepentido?
  • - Significa qué lo tengo que perdonar – testaruda rebatía Mallie.
  • - ¡No! Mallie, no precisamente, si no quieres nada con él ya, pero puede ser un buen amigo míralo por este lado, es amigo de tu amigo Bill con quien te llevas bien y trabajarás pronto, puede que te lo tengas que encontrar un par de veces; es el mejor amigo de Fabiho y de algún modo lo verás si decidimos salir… o me dirás que te echarás a correr como tu hermana – le dije tratando de hacerla reaccionar.
  • - ¡Ay vamos! Amélie no compares y digas cosas sin sentido…
  • - ¿Entonces? – dijimos los tres al unísono provocando que los ojos de Malle se abrieran de sorpresa.
  • - Lo cierto es que no estoy enojada con nadie, ni con él, ni contigo Kin, mucho menos contigo Fabiho… es sólo que las cosas se tornaron tan rápidas y confusas este fin de semana que no pude digerirlo tan fácil ¿de acuerdo?
  • - ¿Nada? ¿Nada de nada? – Kin inspeccionaba el rostro de Malle tratando de buscar algo más como si su respuesta no hubiera sido suficiente y hasta cierto punto yo tampoco le creía mucho – ¿Nadita?
  • - Nada Kin, entiendo que él quisiera hacer las cosas a su modo, por supuesto no en el correcto, pero quién diablos iba a saber que teníamos más cosas en común a nuestro alrededor como que con el chico que trabajé y trabajaré es su compañero en una banda de rock y que aparte llevo buena amistad con él, que mi amiga lo entrevistaría y terminaría de novia con su mejor amigo y que yo terminaría besándome en una fiesta con su otro amigo…


Tan rápido iba su discurso que no se percató, hasta que terminó de decir, bastante tarde, pequeños detalles que sólo yo sabía; por supuesto se quedó callada de golpe al reaccionar sobre lo mismo dejando a los otros tres sin habla y respiración. Malle se mordía el labio sin saber que más decir.


  • - ¿Entonces fue cierto aquello de Tom? – después de salir del shock, Fabiho habló.
  • - ¿Cierto? ¿Qué? ¿De qué hablas? – lo cuestionó bastante curiosa mi hermana. Fabiho comenzó a tartamudear y frotarse las manos. No era necesario expresar en voz alta que el chico estaba nervioso.
  • - Bueno… es que… pues ahí en la fiesta vi a Tom y… el ambiente, los tragos… ¡y lo vi besándose! Pero no pensé que fueras tú – hablaba muy rápido y con frases entrecortadas moviendo las manos como si tuviera que hacer mil y un cosas con ellas – pero volví a pensar… no, no, ¡no! Tú no, culpé al alcohol después de meditarlo y dije ¡oh sí seguro es alguna otra chica! – todas nos mirábamos confundidas por lo poco creíbles que sonaban sus palabras y antes de que Mariella pudiera decirle algo, una delgadísima y tierna voz se hizo sonar dentro de la habitación.
  • - ¡Hola Fabiho! – era Tabatha sonriendo y señalándolo con el dedo índice.
  • - ¿Hola Fabiho? – repitió Mariella sin quitarle una asombrada mirada…




  • - ¿Y cuándo volverás? ¿Por qué lo harás cierto? – me ha dicho de pronto Andreas antes de llegar al restaurante.
  • - Muy pronto os vea tal vez, por lo pronto veré sólo a mi hermana, me ha dicho que tendrá que viajar a Liverpool porque la editorial la mandará a cubrir un evento allá. Sólo me iré por unos días para resolver pendientes que he dejado y trabajo que surgió precipitadamente.
  • - ¿No crees que esa falda es provocativamente corta? – me ha mirado de arriba a bajo pensando en quién sabe que tanta chunche, y he tomado su mano para poder salid del auto.
  • - No fantasees conmigo – os he dicho tomándolo del hombro haciendo que su rostro tornara en un colorido color.
  • - ¡No! ¡Yo no! – tartamudeo, el tío éste – ¡Bill!, lo digo por él, lo dejarás con muy buen sabor de boca y con ganas de volverte a ver – recobrando su postura y cruzado de brazos se ha defendido bastante bien.
  • - ¡Seguro, majo! Ya no me chupo el dedo… – irónica solté.
  • - ¡Bueno señorita modelo Gabrielle! he cumplido como el buen amigo que soy de ese rufián y la dejo al pie del restaurante para que no haga esperar al seguramente gelatinoso por los nervios, de mi amigo – no pude evitar reír por aquello y justo en ese momento unos nervios parecidos a los que definía el majo, comenzaban a nacerme.


Me he despedido del amable Andreas prometiéndole vernos muy pronto, hemos hecho buena química, seguro seremos buenos colegas, el tío éste, Amélie y yo. Aspiré todo el aire que podéis llevar a mis pulmones para compensarlo como si fuera una especie de valentía, entre y he anunciado la mesa reservada -Bill Kaulitz- os digo a una joven parada a la entrada. Iba detrás de un señor muy alto que me lleva al segundo piso de aquel restaurante, muy elegante y discreto pero hermoso a su vez.

A un par de mesas a la distancia puedo ver a Bill hablar por su móvil, sonríe bastante y fumaba al mismo tiempo; en cuanto nos ha enfocado, ha terminado su llamada de inmediato y he alcanzado a escuchar un -Sí Tom, yo también te quiero- se levanta lo más rápido que puede haciendo un poco de ruido con la silla para liberarse y acercarse a abrazarme.


  • - ¿Dime que el tonto de Andreas no se propaso contigo? – aquello en vez de desconcertarme me provoca un absceso de risa, de verdad que estos tíos se conocían entre si.
  • - ¡No Bill! al contrario mirad, fue muy amable y gentil y sobre todo por ofrecerse a traerme hasta acá.
  • - No quería que te fueras sin comer, son bastantes horas de vuelo – recitaba mientras él y el capitán me ayudaban a mover la silla mientras me siento.
  • - ¡Oh que sois muy lindo! – le digo una vez que estamos cómodamente sentados. De verdad agradezco su gesto gentil. Pues no sólo Andreas fue servicial y accedió a traerme con él, también Bill ha mandado a personal de su seguridad al piso donde hemos pasado unas noches, por mis maletas justo por la mañana antes de ir a casa de Mariella y me que me ha asegurado que estarían listas para la hora de mi vuelo por la noche.
  • - No es por nada... sabes bien que me... me... ¡es todo un placer!

¡Uff! eso fue algo... revelador que me ha hecho ponedme de nervios. La comida transcurrió muy tranquila con muchísima plática, que sois muy parlanchines ¡eh!, me he dado cuenta de eso, tened entre vosotros infinidad de puntos en común que me sorprenden. El que más hemos tocado la mayor parte del tiempo es la moda, sois unos eruditos y amantes de ella y el buen vestir. Los gustos de Bill son exquisitos y yo tan experta que sois en el tema le he prometido presentarle a un par de buenos diseñadores, muy amigos míos. Hemos llegado a un punto en la plática curiosa...

  • - ¿Cuándo nos volveremos a ver? – pregunta muy animado, esta por demás decid que todo el tiempo que llevábamos juntos he estado demasiado nerviosa, espero poder aparentarlo bien, joder, porque los nervios me están carcomiendo a cada segundo a pesar de que os la estamos pasando que mola.
  • - ¡Mirad! por ahora regresaré a Madrid, atenderé el trabajo y me encontraré en días después con mi hermana en Liverpool.
  • - ¿Liverpool? eso ¿Cuándo será? – su curiosidad sois como la de un chaval – sabes, yo iré a Liverpool el mes que entra.
  • - ¿En serio? tal vez os podamos encontrad ¿no?, no sé si ella tenga planes de quedarse más días de lo programado que le ha hecho la revista para la que trabaja.
  • - ¡Oh por Dios! – dice alto y se lleva las manos a la boca – olvide que Kin es reportera, crees que sea para los premios MTV, porque eso sería magnífico.
  • - ¿Lo es? – pregunto confundida.
  • - ¡Sí! Claro que lo es, y lo será aún más si nos encontramos ahí, la banda está nominada a una categoría – aplaude y podéis ver su gran felicidad en su rostro.
  • - Entonces tendré que asegurarme de estar ahí desde la premiación, mirad que sólo tenía invitación para lo que será el after.
  • - Me encantaría que nos pudiéramos encontrar ahí…




2 Alas:

luscas dijo...

lo repito:

¡Como te gusta hacerla de emoción caray!

shaira beluga dijo...

brrrrrrrrrrrrrrrr otro break! nooooooooooooo neeeeeeeeeeeeeeeeein snif jajajja sigo leyendo!