Capítulo XVIII [ Parte 2 ] Al aire, al corazón, a la confusión. (España)






Kin Castella…


  • - ¿Y ya está bien? – pregunta conmocionado Fabiho.
  • - Sí, se ha dado un buen porrazo contra el suelo pero le han atendido bien en el aeropuerto.
  • - ¿Qué extraño no crees?
  • - ¿Extraño? ¿Extraño por qué? no comprendo lo que decidme.
  • - Estoy en el departamento de Georg, me llamaron para que estuviera al pendiente de su arribo, me dijeron que se puso mal en el camino, Gustav me dijo que estuvo a punto de desmayarse.
  • - ¡Oh ese tío! – recuerdo sin querer el suceso del tranvía – pero Georg estáis bien.
  • - Dice... llegó tranquilo pero extraño, de inmediato se fue a su habitación, lo dejaré descansar, ya ordené algo para la cena.
  • - Menuda coincidencia, ese par no os debería seguir lastimándose.
  • - La pregunta es: si ellos lo entienden.
  • - ¡Ya sé! suena tan mal...

Nos ha bastado un día para estar completamente renovados y con los ánimos en lo alto, mis colegas se mostrad fascinados de Madrid; Gabrielle y Amélie no se separan ni un segundo; Ela y Kart intentan hablar en castellano a como dé lugar con los allegados, sois bastante gracioso oírlos; Deieu se ha reunido con algunos de sus viejos colegas y os presenta a François y Mariella; poco a poco han conocido a la familia Castella.

Hoy por la noche, un club os espera, haciendo gala de las buenas amistades con las que se codea Gabrielle ha obtenido un buen lugar, celebrando que las hermanas ejemplares estáis en Madrid por un tiempo. Primos y amigos sois los que estáis ya, en la lista enorme de invitados.

Las bebidas comienzan a desfilar, los chistes familiares con respecto al nivel de alcohol que Deieu y yo podéis beber es tema de todos, acostumbradas a no hacedlo, con muy poco de aquello soléis perder el 50% de vuestra cordura. Aunque hay que felicitad a Deieu, que se estáis haciendo más experta cada día pero, ni que decid de la pequeña Gabrielle, que ella muy del corte Inglés no la bajáis de tomar champaña, nos lleváis la delantera.

Mi familia y colegas importados ya han hecho buenas mancuernas, desafortunadamente os tenemos que retirar en lo que sois el mejor momento de la noche; mirad que el itinerario que tenemos es algo riguroso y mi Padre sois capaz de levantarnos a las 6am sin piedad de vuestra juventud. Sí os ve llegad a la hora que soléis salir a practicar caminata y vosotros entrad, no habrá manera de que podéis decidle “¡Oh! que los perros han tenido hambre y he venido a darles comida, el por qué de vuestros atuendos, bueno, mirad que a ellos les gustáis verme arreglada”. Así, lo más prudente sois salir del lugar a buena hora.

La cosa a la salida os ha puesto interesante, que no habéis puesto atención durante la fiesta a mis colegas por estad con todos mis allegados que he dejado en Madrid, es más no supe que fue de Deieu en toda la noche; pero esto mereced abrir bien los ojos. Mariella venía muy feliz de la mano del “Primo”, conocido en el bajo mundo de los Castella por su nombre real: Egan, pero para mayor comodidad sois simplemente “El Primo” y ¡ya! El caso sois que nadie hubiese dado cuenta de aquello si no hubiese sido por el habilidoso de Carlo.

  • - ¡Mariella! – gritad tras ella tomado de la mano de Ela, por puro reflejo todos habéis volteado a ver curiosos porque le gritaba – ¿Por qué vas tan agarradita de la mano de él? – de inmediato todos detenéis vuestro paso, aunque ellos no lo haced, tampoco Ela y Carlo que estáis más retrasados en andar.
  • - ¡Eso, es algo que no te importa! – le gritáis ella sin detener su repentino paso seguro y orgulloso por ir de la mano del Primo, con una sonrisa burlona, ella, se volteáis y Carlo quedáis demasiado cabreado por su arrogante respuesta.

Si algo molestad a Carlo y sois bien conocido por vosotros, es que Mariella contestáis de esa forma, a veces no lo haced en forma dolosa, simplemente ella no notad lo dura de sus palabras, engreídas en muchas ocasiones. Lo que después de algún tiempo te acostumbráis a ellas, sólo, que si sois una persona bastante sentimental como Carlo, las cosas pintan de un tono más cómico, ella sabe que cuando la luz del sol salga las pagaría muy caro.

Y sólo para hacedle “un bien” según Amélie, hemos dejado que El Primo, llevará hasta vuestra humilde morada a Mariella, el resto, os hemos ido en diferentes vans en las que habéis llegado, de lo que se ha percatado Gabrielle es que El Primo ha tomado la ruta más larga para llegad a casa, aprovechando que ella no sabéis el camino.




Mariella Dekker…


  • - Y dime qué es lo que más te gustáis– me dice Egan mientras habilidoso tiene la mano derecha sobre la mía y con la izquierda maneja y cambia de velocidades increíblemente rápido.
  • - Pues muchas cosas, en general, la tranquilidad – justo cuando digo eso presiona mi mano, aunque con suavidad, miro sus intenciones de fondo. Cómo si no conociera suficiente de los hombres y sus ambiciones por las mujeres.

Y eso sólo fue el comienzo; después de incesantes caricias que ni venían al caso, bastante harta y cansada, deseosa de entrar a la casa de Kin y desesperada por liberarme de Egan y sus malos coqueteos, accedí a besarlo. Beso, que fue un completo error; si bien las mujeres somos las que alegamos casa y perro al primer “mi vida”, Egan era todo un caso similar, aclamando derechos que no le correspondían. Deslizar su mano por uno de mis costados y muy cerca de mi pecho, fue lo peor que pudo haber hecho en toda la noche.

Sacando mi mejor lado hostil y desconcertante; comencé a evadirlo y llevarle la contraria a todo lo que me decía. Ante esa, nadie puede. Siempre ha funcionado a la perfección. Cosa que conseguí quedarme libre de él en tan solo 5 minutos. Bastante débil este chico.

Preparada al otro día para las miles de indirectas que ganaría. Antes de salir de la habitación que compartía con Amélie, me cuestionó. Con una simple señal introduciendo mi dedo índice a mi boca y con la lengua de fuera, entendió que no era nada de qué preocuparse. En el pasillo nos emparejamos con Ela y Kart, éste segundo me ignora por completo y le dedico un par de miradas a Ela que se defiende con un: Son sus problemas a mí no me metas. Alegar contra eso y la neutralidad característica de mi amiga, es imposible.

El sol aquí en Madrid sale aunque no calienta, para la época del año en el que estamos no dudaría que pronto comience a nevar aquí en Europa; eso no indica que sean lindos días. Caminamos aún con el enfadado de Kart, muy amenamente al comedor donde ya nos esperan ¡Y vaya que nos esperan! En primera fila se encuentra Egan. Todos me miran y comentan más de lo que pudo pasar y que ni fue. Planto mi mejor cara falsa y los únicos que se percatan de aquello es Amélie, que por su bien es mejor que se mantenga quietecita y Kart, que por el contrario se divierte molestándome con todo lo que puede.

Si con el desayuno no bastó. Toda nuestra estancia en Madrid fue acompañada hasta en la sopa por Egan. Incluso, en nuestro último día, donde hicimos nuestro más grande oso social.




Gabrielle Castella…


  • - ¡Por favor! – me la he vivido diciendo esa palabra y suplicándoles durante un día antes, Amélie no me ha costado trabajo alguno para que os aceptara mi propuesta. El resto pareced cabezas duras.

Ela decid: ¡No, me da pena!

Kart os escusas en: ¡Eso no sois de machos!

François por el contrario: Mirad, que no ha problema pero vestidme con algo bonito.

Kin ¡bah! Kin: ¡Ni lo soñáis! Sabéis que yo podéis hacer lo que os quieras pero detrás de bambalinas.

Deieu, sois lo típico: Sí la mayoría decid que sí, os haré.

Mariella, quejad: ¿Yo? ¡Yo ni tengo la menor idea de que sois eso!


Y toda la tarde se me ha ido en convencerlos de que aceptad modelar junto conmigo en una pasarela que organiza mi Padre para el gran diseñador al cual fielmente trabaja desde hace años haciendo reales los modelos que le mandáis de zapatillas.

Era cosa muy sencilla, a diferencia de las grandes pasarelas, dado que en esta ocasión sería sólo una presentación privada, de los modelos a usad en la nueva temporada y habéis que mostradlos nada más y nada menos que al Káiser Karl Lagerfeld, que en estos momentos manejad La Maison Chanel, justo con ese dato a más de uno le han brillado intensamente las pupilas; por no mencionar que a François fue el primero. Deieu acostumbrada a haced aquello esporádicamente desde que ella y Kin sois unas niñas, con eso tampoco habéis tenido objeción alguna para aceptar, el resto poco a poco ha cedido.

Si, bien hubo que enseñadles algún par de cosas importantes, lo mejor de todo sois, que todas manejaban con más habilidad que yo, el uso de altos tacones; encontrad las tallas adecuadas para cada uno, atuendos sencillos que no opacaran el verdadero sentido de la pequeña pasarela y la muestra daría inicio puntualmente a las doce de día. Sintiéndose como verdaderas estrellas, cada uno ha pasado para que fueran meticulosamente arreglados.

Quien brincáis de un lado a otro de puros nervios sois François; salid a probar el escenario por donde tenéis que caminar fue donde me di cuenta que Egan habéis logrado colarse y seguramente venia para darnos apoyo necesario. Cuando vuelvo al backstage, miro a más de dos con la pura cara de susto y la quijada desencajada. La razón sois que mi hermana, Deieu, pidió que le cortasen el cabello, cabello que por mucho tiempo lo llevo idéntico con Kin y lograban confundir a miles con su parecido físico. ¡Se veía increíble! no os podéis negar, con ese look nuevo pero sí sois bastante extraño, acostumbradnos a verla así tomaría tiempo.





2 Alas:

OreoEffeckt dijo...

noooooooooooo ¿porque!!??? eres una mala persona ¡escribe esclava de no se quien!

ah, yo ordeno que publiques todos los días, a ver si dentro de dos meses ya vemos algo por que uff¡¡
que te gusta hacerla de emoción a ti....

ostias! XD

pd: amo cuando las españolas narran xD

shaira beluga dijo...

si esclava escribe! jajajajjajaja

oye conozco a alguien q t va a cobrar por esas frases patentadas eh "ela" cobra caro jajajajjajajaja

dios rei muchisisisisimo con esa escena del primo XD