Georg Listing...
- - ¿Pero en qué estabas pensando? – es lo primero que le puedo expresar cuando la veo.
- - Hemos estado bien, extrañamos a los que están en Noruega, ¿y tú?
- - De acuerdo, me ofusqué – admito con una sonrisa y regreso a ser más educado – ¿Cómo han estado? ¿Cómo las trata Magdeburg?
- - ¡Bien gracias! – dice con una risa fascinante en el rostro.
- - Y volviendo al punto sorpresa, a qué se debió ese cambio radical en tu cabello.
- - Sólo quería intentar algo diferente...
¡Vaya sorpresa que me había dado Melissa! Siendo sincero se veía hermosa. Una día divertido y ameno es el que paso a su lado platicando de las mil y un cosas que ocurrieron en mi viaje a USA en el último mes; ahora que estamos completamente libres he decidido que me alejaré un tiempo de aquí, tengo en mente visitar a mis padres en Berlín, que tanta falta me hacen. Melissa como buena chica, me ofrece pasar unos días en el esplendoroso Oslo, me invita a conocer más de su vida. Pero aquello sólo significa una sola cosa: torturarme a mí mismo con una sombra de recuerdo; por lo que me veo obligado a declinar en su invitación y entiende perfectamente las razones.
Por la tarde en compañía de Fabiho, platicando lo mucho que extraña a Kin, no podemos evitar tocar el tema de ella y como buen amigo me aconseja algo que había meditado en todo el tiempo que estuve fuera de Alemania.
- - Definitivamente es lo mejor hermano – cuando se trata de hablar cosas serias él puede tomar un papel muy propio.
- - Demasiadas desilusiones en muy poco tiempo ¿no crees?
- - Yo no lo llamaría así Geo, tropiezos tal vez, no seas tan duro – sus palabras llenas de consuelo son muy valiosas en estos momentos – la verdad es que no conozco muy bien a Mariella pero por lo poco o mucho que sé, es muy predecible a las cosas que le causan miedo y las rechaza...
- - ¿Quieres decir qué me tiene miedo?
- - ¡No torpe! a ti no, al amor, recuerdo a cuenta gotas, esa historia entre su hermana y ella tal vez de ahí venga todo...
- - ¡Ya ni sé! Hay demasiadas cosas en ella, no quisiera sonar a mal, pero, es tan terca.
- - Y berrinchuda hermano, berrinchuda – dice con ironía recordando algo que yo no sé.
- - ¿Por qué lo dices?
- - Kin me platicó que al enterarse que todos aceptaron ir a Liverpool por la sencilla razón de que podrían tener un careo, casi arremete contra Amélie a golpes y toda la noche la pasó incomoda, según me dijo.
- - ¡Uhmmm! Ni que lo digas...
Musito y viene a mi lo incomodo que fue aquel episodio en la camioneta, sin poder decirle o hacer algo. Moría porque su mirada se clávese en la mía, de que olvidara todo lo que la acongoja... ¿Por qué? ¿Por qué ella es así? De verdad le tiene miedo al amor...
Al notar Fabiho que me he perdido en mis pensamientos, discreto se despide. Apenas comienza a oscurecer, me quedo sentado en el sillón mirando como todo se vuelve oscuro poco a poco. Por tiempos mi mente se queda en blanco y no pienso en absolutamente nada. Aparentemente tranquilo; con le estimulo de la luz ámbar del alumbrado público al exterior; mis pupilas fijas sobre un punto indefinido en el aire, comienzan a dilatarse ya que no parpadeo. Comienzo a sentirme extraño con esa tonalidad de luz por alguna pero no encuentro razón.
Es como una sensación parecida al día que regrese aquí, me muevo de un lado a otro por todo el departamento, paranoico, sería la palabra correcta, cuando el miedo que me ataca no puedo justificarlo con un recuerdo que no estoy seguro si soñé o sólo es una colación de mi terrible estado depresivo. Me doy cuenta que me he hecho presa de mis propios miedos y sigo sin saber por qué razón ella sigue en mi interior, no me ha bastado mayor desilusión y por partida doble donde su rechazo es lo único que he recibido a cambio, a veces arto de luchar con migo mismo la nombro por casualidad. Explicaciones que no me puedo dar, definitivamente no hay quién controle al amor pero pagaré errante por todo lo que he dejado y toda esta obsesión sólo me está apartando de ella.
Un beso, ese beso, por qué no fue suficiente para solucionarlo todo, sentí su amor, sentí su pasión, sentí su necesidad de calor que abrazara su corazón... Cansado simplemente no puedo más...
Mariella Dekker...
Relativamente cansada por toda la fiesta sin parar que traemos desde hace un par de semanas, me quedo muy quieta sentada al borde de la alberca que hay en un apartado en la casa, y todo aquí es de madera dándole un toque rústico pero a la vez muy moderno, ésta será la casa en la que nos quedaremos según Seyye.
A lo lejos puedo escuchar las risas y gritos de toda la gente a pesar de es un lugar ligeramente cerrado; vaya que Carlo es un tipo muy querido, a su bienvenida han asistido amigos y familiares, puedo decir con certeza que más de 50 personas congregadas en el jardín son las que estamos presentes esta noche. La música y las bebidas no han dejado de correr y eso que es relativamente temprano. De pronto me dan ganas de despojarme de los flats que llevo puestos y meter los pies al agua pero recuerdo lo odioso que es el agua fría para mi, rió de aquello y lo dejo como un pensamiento más sin haber tocado realmente la temperatura del agua.
- - Deberías dejar de fumar – deberías no meterte en lo que no te importa – sois una chava súper guay como para tener ese gran vicio.
A un lado mío y ya sentado; es Egan quien me habla y juzga. No es que me enorgullezca pagar varios Euros por tabacos y sé perfectamente que es malísimo pero hay algo que él no sabe y es la fuerza de voluntad que poseo para dejar de hacer o no las cosas, cuando quiero, como quiero y a la hora que quiero y eso, engloba manipular los deseos nada sinceros con los que los hombres como él, se acercan a mí.
- - Sabéis que yo soy un chico muy del corte inglés y tú sois muy bella y un plus que podéis ser, es que dejes ese vicio.
Mi yo interno ríe a carcajadas y se revuelca en el suelo de la risa. Vaya que este "tío" sí está muy mal ubicado en un punto terrestre; yo no necesito "plus" de nada. Puedo perfectamente tener cualquier cosa gracias al bello rostro que tanto idolatra Egan con tan sólo sonreír, sin que llegue a complacer en ningún otro aspecto a nadie, más que mi sola sonrisa. “Ventajas de tener una cara bonita” recuerdo decía Melissa cuando pretendíamos obtener algo con alevosía.
- - Pero la única desventaja sería nuestra lejanía...
"La única desventaja" repite una vocecilla dentro de mí. Sí, esa desventaja, puedo obtener cualquier cosa material... "¿Qué hay de lo que en verdad anhelas y amas?"... ¿Qué hay? y ¿En dónde están? No son cosas, ellos, son personas. Así de miserable se vuelve la vida de un momento a otro. Soy presa de mis propios miedos.
- - Eres indecisa, qué pero le pones a lo nuestro.
- - ¡QUÉ! – digo por primera vez, dado que suena completamente estúpido lo que me dice Egan.
- - Me gustas, sois súper guay, cumples todos mis requisitos para ser mi chica – sin evitarlo, el rostro se me desencaja en sorpresa, ¿qué clase de humanito es él? – ¡Vamos! aceptadlo, aquel beso que os dimos ha dicho todo.
¡Petulante!, es la única palabra que encuentro le podría dar toda una cátedra de como un beso simplemente no vale absolutamente nada... pero ¿quién soy yo para decir aquello? yo, que hace unos meses me até, me hice esclava de sus besos, sin saber por qué razón y provocó el derrumbe de mi seguridad.
- - Lo diré una sola vez Egan – harta y con la voz cansada lo miro para decirle de una buena vez cómo es que son las cosas – no quiero nada con nadie, ¡CON NADIE! – repito firmemente al ver que quiere decirme algo – ¿Por qué? – lo miro engreída – ¡Porque no se me da la gana! hay cosas en el corazón al que uno no se impone, no se obliga – mueve los labios desconcertado y nuevamente me adelanto – ¿Quién? Si te dije que estaba soltera, no necesitas muchas explicaciones, eres ya lo suficientemente intuitivo ¿no? confórmate al saber, que sí, hay alguien aquí – pico con mi dedo índice la dura placa torácica que resguarda mi corazón. Asustado de mi reacción, me levanto sin importarme lo que sea que vaya a intentar decirme.
Fueron demasiadas explicaciones, lo sé, bien pude decirle un simple, No, no quiero; pero yo misma tengo que aceptar que las cosas no son así de fáciles. Siento que viene detrás de mí y aún así me hago de oídos sordos. Evito a la gente ahí alrededor pero no sé de dónde ha salido mi hermana que intenta decirme algo y como cualquiera más la rebaso con mi paso a prisa.
- - ¡Mariella! – grita con esa voz característica de berrinche y sé que está parada como estatua al tiempo que Egan le da alcance – ¿La hiciste enojar? – le gritonea.
- - ¡Le iba a decir que ese par de zapatos me fascinan! – escucho la estúpida escusa que le da y giro levente el rostro con hastío.
- - ¡Egan...! ¡Osh! – escucho se queja mi hermana a lo lejos.
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2 Alas:
al fin!
más o menos....
xD
aaaaaaaaaaah para eso eran esos ches relojitos?? jjajaj pensé q eran decorativos XD jajajajaj
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