Capítulo XX [ Parte 4 ] No me detengas ahora, pásala bien.






Mariella Dekker…


Y a la mañana siguiente…

Con lo poco feliz que tengo a Ela y lo extremista que era, sabía perfectamente que de mínimo a las 6am ya estaría de pie torturando a Carlo; y sí. Dicho y hecho pude alcanzar a distinguir una frase suya cerca del pasillo.

  • ¡Vamos Carlo! Levántate, la Realeza nos espera para desayunar – en un tono muy autoritario le espetó aquello.

Tenía entendido que cada habitación contaba con un pequeño itinerario de las actividades que se hacían dentro de la casa. La verdad es que poca atención le presté ayer por la noche antes de que llegara Kin; a lo único que mi vista se centro fue la hora del desayuno: 7am y como punto de reunión: la antesala para acompañar el paso de la Reina ¡Tanto drama para poder hacer un desayuno! Justo cuando terminé mi idea Amélie entró a la habitación.

  • Seguro te quejas de tanta parafernalia – la miré de reojo desde el taburete en el que me encontraba sentada – pero no es así siempre, te lo aseguro.
  • ¡Como digas! De todos modos sé que me está poniendo las cosas difíciles. Eso no es difícil de darse cuenta – le expresé mi sentir y ella no me pudo negar nada.

En el pasillo nos encontrábamos con una histérica Ela preocupada en acomodarse correctamente el blazer y que los aretes fueran los correctos. La cara de susto que puso al ver a Amélie con unos sencillos jeans, unos convers y una blusita de pequeños botones al frente, que a mi gusto era muy coqueta, en ella ya se notaba ya desde primera hora del día que cualquier cosa podría ponerla de nervios y eso de algún modo a mi también.

  • Bueno al menos – me señala – no fuiste tan sínica.

Me echo una mirada rápida y reparo de nuevo en mi atuendo: una mini falda, una blusa, botas de caña alta y medias oscuras que hacían más sobrio mi atuendo ¡pero! No tanto como el de Ela que se veía lista para salir a junta en la oficina.

Dimos por entendido que el resto estaba esperándonos en la antesala, así que no nos molestamos por tocar en alguna otra habitación en especial. La casa era completa quietud y eso me era un poco extraño debido al distinto modo de vida que adoptamos en las últimas semanas. De pronto y muy sutil pude percibir una música alrededor, una sinfonía de… de…

  • Raindrop Prelude en Re bermol mayor de Frédéric François Chopin. No te estrujes la cabeza – me dice Amélie mientras bajamos las escaleras – a la Abuela le encanta poner música antes del desayuno.
  • No es eso, sólo que no identificaba exactamente que pieza era…
  • Que acaso querías Take on me* Everything* o Barbie Girl*…
  • Qué tal está: Paranoia de Apoptygma Berzerk*
  • Me quedo con lo reto de Aqua* y M2M*, A-ha* ya es muy viejo, pero por qué ninguno de ellos canta en nynorks – responde Ela. Ambas la miramos y seguimos caminando hasta llegar a la antesala.

Antesala en la cual no había nadie ahí. Fue un tanto extraño. Un par de segundos más tarde apareció mi madre detrás del paso imponente de la Abuela.

  • Buenos días señoritas – saludo con su tono imponente.
  • Buenos días – respondimos y Ela flexionó el cuerpo a modo de reverencia. Cosa que Amélie le dio gracia.
  • Hola mis niñas – nuestra madre se acercó a nosotras y saludo con un tierno beso en la mejilla para las tres – ¿Listas para un nuevo día? – las tres asentimos y el paso de nuevo al andar lo marco la Abuela.
  • ¿Tus amigos saben el horario del desayuno verdad? Porque no veo a nadie por aquí – con un tono muy serio dejó escapar la Abuela. Le dirigí una mirada de fastidio a Amélie y ella sólo rió.
  • Claro que si Abuelita – le respondió mi hermanita con mucho amor en su tono de voz.

La caminata siguió hasta que Eleonor abrió las puertas del salón del comedor. Lo que nuestras vistas enfocaron de inmediato fue:

En la amplia mesa del comedor Kin, Gabrielle, Deieu, Egan, Ehsan, Jean Paul, Chris, François estaban en ¡pijama! Sentados ya todos y curiosamente Carlo era el único que estaba ya arreglado y se mantenía a un costado del Clan Castella de pie, su cara tenía una extraña exultación. Los implicados sentados denotaban en sus rostros una mezcla de cansancio, galbana, desvelo, había rímel corrido en algunos ojos, legañas bien pegadas en otros…

  • Ya quiero desayunar – se cuela una vocecilla por ahí mientras veo a un mayordomo ir con una charola de comida.
  • A mi tráiganme un zumo de naranja por favor – Chris, hasta eso muy amable pide.
  • Le encargo un pan francés bien calientito – Ehsan alza su mano y anexa a la petición de Chris.
  • No pude dormir, ostias, la pinche Fine** no se callaba– giro mi rostro a donde escucho más voces y es Gabrielle que habla con Egan y éste placido muerde un hotcake.
  • Sí coño – Kin como siempre dando su buena opinión – no dejó de hablar en toda la noche.
  • Pero callad, maja – interrumpe Deieu – el mayordomo ese, quién sabe qué tanto os decía…
  • Seguro era un “ya callad, cojonudas hay gente durmiendo” – Egan las ve y se ríe.
  • Como sea, pero como no nos entendíamos, no le hemos hecho caso y entonces…

Y entonces…

Se hizo el silencio incomodo. Todos miraban hacia nuestra dirección.

  • ¡Hola! – la graciosa voz de Amélie los saluda e igual hace un modismo con la mano y enseguida en murmullo de los Castella se alza de nuevo.
  • ¿Cómo veis os levantamos o así os quedad? – miran para los franceses esperando una respuesta en ayuda.
  • ¿Qué se hacéis en estos casos? – Egan se acerca a Carlo para preguntarle y éste con sigilo le responde.
  • Hay que levantarse y canturrear los buenos días – el arrastre de las ocho sillas se hace sonar sobre la duela de la estancia y todos con aplomo proclaman.
  • Buenos días Señora Reina… de ¿Noruega? – Kin se acerca a Carlo y tratando de ser discreta le pregunta.
  • ¿Cómo se llama la Abuelita de la Mariella?

Ela desde que llegamos había desarrollado un tic nervioso en el rostro al ver tanto derroche de infamia y desfachatez, vi como le comenzó a dar. Yo, tenía recargado el rostro en la parte trasera del hombro de mi mami que me daba tiernas caricias en el cabello de consuelo.

  • Tus amigos han venido a darle vida a esta casa – me recita y bufo.
  • ¡Te lo dijimos! – Ela y Amélie dicen a coro.

Tomamos asiento junto con los chicos y la verdad es que no tenía el valor para mirar a la Abuela a la cara. El desayuno comenzó para unos y terminaba para otros y no sé con que afán Sophia les hacía la plática, ella sí que se divertía.

  • Cómo les ha ido esta mañana chicos.
  • Espero que esta vez Amélie no habéis vomitado – le dice con ironía Gabrielle y mi hermana abre los ojos lo más que puede.
  • ¡Ah! ¡Awh! Digo… no estimada Alteza – tartamudea Deieu tratando de salvar el desatinado comentario.
  • ¡Puedes esperar a que terminemos de desayunar! – con un muy serio semblante, rígido, con su tenedor y cuchillo cortando un pedazo de su omellete, Jean Paul le pide.
  • ¡Entons mejor no le contamos! – Kin se apresura a decir y mi madre sonríe ampliamente.
  • Du ser veldig bra denne mornig frøken Kongelige Høyhet!, Du ser svært lyse, i dag – dice Egan para mi Abuela haciéndose el muy interesante con un terrible tono al marcar cada una de las palabras que dijo – lo he buscado ayer por la noche en el Gugle Transleit para usted y lo he buscado bien ¿no? – mira a Amélie en señal de aceptación y ésta le levanta el pulgar derecho.
  • ¡Oh sí! Sí joven habéis hecho un buen intento – le responde mi Abuela en castellano y hasta ese momento había ignorado que hablara tal idioma así que eso significaba que entendía cada una de la sarta de tonterías que el Clan Castella decía. No me quedó más que hundirme lentamente en mi asiento.

El desayuno aunque quise que se fuera volando, no sucedió así. Al medio día la Abuela nos recordó que teníamos que acompañarla a una sesión de opera en el Teatro Nacional y como estampida subíamos a ponernos atuendos que se adaptaran a la ocasión y sobre todo vigilar que Gabrielle se pusiera lo correcto. Discretamente y dejando que la prensa hiciera acopio de varias fotografías de “Una familia Real Feliz” con la llegada de la mustia de la Infanta, en pocas palabras: yo y detrás el sequito de franceses, italianos, españoles y la alemana tomamos asiento en uno de los palcos desinados a la Realeza. Debo admitir que no soy fan de la opera y por lo que noté tampoco varios de los presentes.

Ehsan había llevado una peculiar boina que combinaba con su atuendo de niño bueno, al entrar al salón tuvo que despojarse de ella. A medio preludio en medio de mi aburrimiento escabullí mi mirada entre ellos y pude ver a Egan con la boina en la cara con su cabeza hacia tras durmiendo a pierna ancha, Gabrielle bostezaba y tomaba mechones de sus cabellos enroscándolos en su dedo, Jean Paul y François cruzados de brazos hacían un discreto combate con sus pulgares, las mellizas a susurros cortaban con navaja fina a cada persona que veían fuese quien fuese, Carlo y Chris peleaban por hacer el mejor avión de papiroflexia con el panfleto proporcionado a la entrada. Ela, Amélie y Sophia ponían falsa atención al acto y podía ver las miradas perdidas en cualquier punto en el escenario.

Antes de que cayera el crepúsculo precoz en Noruega fuimos a presenciar una ronda de balón mano de la selección oficial. Pareciera que estábamos destinados a llevar un rígido itinerario escoltados todo el tiempo por la Abuela. A la hora de la cena fuimos al codiciado Restaurant Frognerseteren. Ya entrada la noche regresábamos a la Casa Real y directo a uno de los jardines traseros decidimos amontonarnos todos junto a los canes que llevábamos horas sin ver. Tranquilos, abrigados lo suficiente para soportar el clima, la charla se hacía extensa entre todos.

  • Sólo nos faltó el día de hoy ir a ver un juego de croquet, el tejido antes de ir a cenar y tomar el té con las viejitas cotorronas amigas de tu Abuelita – me dice Ehsan.
  • Ya sé, no es necesario que me lo recuerdes. También estuve ahí – le hago un mal gesto.
  • Joder, no sé ni lo que voy a haced el día de mañana y vuestra viejecilla Alteza os pone a seguir un protocolo – recita Kin – no lleváis ni mi agenda al corriente desde el 2001 y queréis controladnos…
  • Yo digo que mejor es idnos de fiesta esta noche – corta Gabrielle dándole un empujoncito a Amélie.
  • Deberíamos ir a un lugar de mala muerte o algo por el estilo – dice Jean Paul – sé que Oslo tiene mala reputación por la heroína – todos nos miramos con miedo por su comentario.
  • Y… acaso quieres ir a consumir heroína – con duda y expectación Ela rompe el silencio.
  • No en realidad no, eso lo vi en un documental de National Geografic pero sí quiero ir a algún club – y las vocecillas en apoyo se hacen escuchar.
  • Conozco un buen lugar donde deberíamos sin duda ir y se pone super cool el ambiente ¡pero! Tenemos que salirnos de aquí a las doce de la noche en puntitas para que mi Abuela no se entere. Nos podemos escurrir por el barandal que hay debajo…

Ela y yo nos miramos descifrando todos los problemas que eso me traería una vez que me instalara por completo con ella en Hamburg. Justo a las doce en punto todos estábamos congregados en la habitación de mi pequeña Lielie listos para emprender la huida. La noche fue magnífica, había que reconocerle el buen gusto a Amélie. Lo interesante una vez más fue que en todo nuestro tour de vacaciones de diciembre, Kin en ninguna ocasión se puso ebria pero ¡ah! Tenía que ser justo ahora cuando lo hiciera y la llegada a la casa fue una vez más una de las suyas…

  • Kin, shhh, bajáis la voz – le dice Egan.
  • JA JA JA – se ríe ella de quién sabe qué cosa – pero habéis visto cuando bailo – detiene su paso, agacha la cabeza y alza los brazos para ondearlos – y ¡woooh!
  • Kin. Kin callad Kin – le dice Gabrielle con sus tacones y los de su hermana en las manos.
  • Oshhh que no veis que si no me emborracho hoy, ya lo podéis haced, tengo que llegar sobria a España coño…
  • Agárrala, se va a caer – le digo a Egan para que ponga atención en ella.
  • ¡Egan! ¡EGAN! Cargadme – decida y escandalosa le ordena Kin – primo…
  • Tranquila Kin, tranquila – dice él.
  • ¡Estáis en la Realeza! Y YO sois una princesa – y con parsimonia me mira y me señala – si esa cojonuda sois una Infanta… Yo sois una Princesa… Cargadme, anda cargadme. No me estáis cargando…

Pocas horas después logramos despertarnos a tiempo para poder asistir al desayuno esta vez no tuve tiempo de ver la carta del itinerario que se encontraba en la mesita de noche en mi habitación. De modo que estaba totalmente en blanco con respecto a nuestro tercer día. Una vez más todos llegaron a plantarse al comedor y en cuanto nos vieron llegar sucedió lo mismo que el día anterior: el arrastre de las sillas y su singular manera de recitar el “Buenos días Señora Reina de Noruega, Olga” que le desprendió una sonrisa a mi madre.

Por la tarde Amélie, la Abuela, mi madre y yo íbamos a un tribunal de altos mandos a ver la licitación del pliego petitorio del regreso de nosotras como parte de la Dinastía Dekker, cosa a la que no estaba informada y que desde luego me vi de manera estrepitosa a rechazar, Amélie por otro lado lo dudo un poco más. Tuvimos que salir de ahí y mi madre prometía a la Abuela hablar del tema con más calma antes de que me pusiera en lo oscuro de un calabozo a que reflexionara de mi precipitada decisión…




Kin Castella…


Mientras la Mariella y su importante familia asistían a una cosa extraña de su no reinado, vosotros nos habéis dedicado a dormir lo mas que pudiéramos antes de que vuestra Señora la Reina llegara y nos hiciera asistir a jugar canasta con sus amigas las viejitas cotorronas. La sorpresa por la tarde mientras el sequito real aún no se paraba por la casa fue que Andreas y mi Fabiho llegaron a acompañarnos el resto de días que quedaban. Por evidente razón para cuando habéis caído la noche yo no podía pegar la pestaña. En el pasillo me he encontrado a Carlo y Amélie en truculentos asuntos; habéis apostado con el dialogo de los buenos días y ahí entendéis que eso no era un rito de la Realeza. Seguí caminando junto con ellos hasta llegar a un salón donde había demasiadas fotografías, ahí ya estaba Mariella, Jean Paul, Ehsan y Gabrielle platicando un poco mientras ella explicaba varias de las fotos.

  • Oye maja, Mariella, a ver contadnos un poco de aquí, mirad que nos vemos muy incultos – le preguntáis y toma una foto donde estáis con sus hermanas.
  • Pues mira aquí se hacen un montón de cosas, en esta foto estamos vestidas con el traje típico que se usa aquí en Noruega en las fechas primordiales.
  • Mmmm – se me habéis escapado de pronto al visualizar… algo.
  • ¡Oigan chicos! No me gusta su silencio – os dice ella muy confundida.
  • ¡No! no – decimos a coro.
  • No, equis maja – le hago saber yo y una vez que nos alejamos le dejó a encargo a Gabrielle un par de cosas que deberá conseguir con el chico que se ha ligado de la Guardia Real.
  • Coño, me habéis perdido – me dije a mi misma cuando ya todos estaban en sus habitaciones – creo que sois por aquí – doble en un pasillo, que se parecía a todos los pasillos en esa casa – ahora tenéis que ir en la búsqueda de mi habitación puerta por puerta – me volví a notificar y así abrí la primera – mmm, esto no sois, mmm esto que será, ¡wow! Un enorme armario que curioso – caminé hasta el fondo de ese pasillo para abrir la ultima puerta – mmm… ¡oh! Su Alteza…. – oh que debí haber visto aquel reportaje de la Casa Real de Doña Sofía para saber cómo identificar la habitación de la Reina – ¡buenas noches eh! Aquí no sois… – de inmediato cerré esa puerta y corrí escalera abajo antes de que me corriera de ahí y me he corrido yo misma.

Seguí vagabundeando por la parte baja de la casa cerca de las escaleras principales donde de cada lado habéis jarrones de esos enormes que se pueden caer a la menor provocación; todo iba muy bien hasta que me he topado de nuevo con el mismo tío que me interceptó la primera noche…

  • Estáis… sucio… aquí… yo… – he soltado un poco de vaho al jarrón y con la manga de mi sudadera me dispongo a sacarle brillo – que he decidido ayudadles un poquito… ¿Tenéis más agua? De esa de la fresca vant*** acordáis que no me llevó mi vant*** la noche pasada ¡eh! – con pasos largos hacia la escalera a punto de echarme a correr me despido – nos vemos mañana…


. . .


₪ Qué se tratan de decir en noruego:

- Du ser veldig bra denne mornig frøken Kongelige Høyhet!, Du ser svært lyse, i dag.

Español:
- Se ve muy bien esta mañana, la Señora Alteza Real! Se ve muy radiante, hoy.


₪ Los asteriscos:

*Las bandas mencionadas son Artistas (unos más internacionales que otros) todos de origen Noruego:

Take on me de A-ha (1985)
Everything de M2M (2002)
Barbie girl de Aqua (1997)
Paranoia de Apoptygma Berzerk (1998)

** Fine (de pronunciación Fain) es un apodo que porta con alto estandarte la verdadera Deieu Castella.

***Vant, como en el capítulo anterior de significado Ganó. Kin lo utiliza erróneamente para pedir Vann de significado Agua.




3 Alas:

OreoEffeckt dijo...

ya deja de hacerla de emoción

Anónimo dijo...

hola como estas ? que mala onda no fuiste. Bueno te extraño mucho
cuidate mucho y no nos olvides ehheh


atte..nayeli bc

shaira beluga dijo...

esa Kin jajaj "stas en la realeza y yo soy una princesa" jajajjajajaa

XD