Capítulo XX [ Parte 5 ] Al mundo haré dar vueltas. Si quieres pasarla bien sólo llámame.





Mariella Dekker…

Llevábamos ya varios días juntos aquí en Noruega. Tuve de parte de Carlo un sin fin de cosas vengativas de su parte, comploteaba junto con Amélie para cualquier cosa apostando a diestra y siniestra. Ela por fin había logrado calmarse y llegó al punto en donde todo le daba exactamente igual. El clan Castella se había tranquilizado de un momento a otro tanto que me asusté de que fueran ellos en realidad y no que alguna alma encadenada muerta en alguno de los calabozos los hubiera poseído. Pero suponía que todo aquello se lo debía a Andreas y Fabiho que habían llegado a calmar a sus fieras. Afortunadamente la Abuela nos dejó en paz el día que fuimos a la licitación así que disfrutamos del resto de los día con más calma e íbamos a donde queríamos con Amélie como guía turística.

El día en que todos partirían a sus respectivos países para pasar el año nuevo con sus familias, la Abuela decidió dar un mensaje con los miembros de la Familia Real, así que ahí pude conocer a los primos y tíos que desconocía su existencia, lo que más deseaba era salir de ahí lo más pronto posible, eran las últimas horas que tendría a mis amigos, no los vería en por lo menos dos semanas más si bien me iba y a la Abuela se le ocurría hablar conmigo en privado en uno de los salones ejecutivos con los que contaba la enorme Casa Real.

  • Bueno, Mariella comprendo, son “chavos”, no saben nada de la realeza, son plebeyos…
  • Abuela sólo somos personas comunes y corrientes. No les llames de ese modo – me apresuré a responderle interrumpiendo su frase. A lo que me gané una leve mirada de enfado por el atrevimiento.
  • Son de varios países, todos extranjeros y ajenos a todas estas cosas. Las españolitas esas, todas son igualitas no se distinguirlas, han sido peculiares no puedo negarlo – con tanto palabrerío no sé a dónde quiere llegar…


  • Yo digo que hay que compensarlos para que digan que sabemos algo de Noruega ¿no? – pide Ehsan degustando su paladar con un flan.
  • Ya le habéis preguntado hace unas noches como era la cuestión de las tradiciones a la Mariella y os ha dicho algo de los trajes típicos – Kin haciendo uso de su buena memoria les comparte algunas opciones.
  • Propongo que sea la fiesta de despedida para la Realeza haciendo uso de las tradiciones esas que te ha dicho Mariella – el pequeño Ehsan da ideas.
  • Tú que opináis Carlo – Deieu busca ayuda.
  • Por mi está genial.
  • Cómo ven si ponemos muchos globos.
  • ¿Globos? – dice Ela sorprendida de lo que puedan llegar a maquilar esas mentecillas malévolas… o imprudentes sea el caso – por supuesto que no van a hacer nada. Ni permiso tienen, esto no es como estar en casa ajena, están en un Casa Real. Imagínense, qué les pasa. Aquí no pueden estar haciendo o deshaciendo…
  • Entonces – alza la voz Kin – propongo que sea en el salón que está a la derecha… ¿o es a la izquierda?
  • ¡Kin!
  • ¡Ah no! está aquí yendo derecho ¿verdad majita?
  • No, pero dense cuenta de las connotaciones políticas que podría traernos. Podríamos causar conflictos internacionales. Podría afectar las relaciones comerciales, demos por muerto las transacciones de Alemania-Noruega mediante el banco.
  • Está ya se vio en banca rota y viviendo debajo de un puente con casa de cartón con una terrible lluvia – interviene el guapísimo Jean Paul – no dramatices, es apenas si acaso una reunión para agradecer la hospitalidad de la Reina.
  • De verdad, no conocen el protocolo y la verdad es que ustedes no han sido lo suficientemente correctos para comportarse ante tanta opulencia. Los negocios pueden salir afectados – mientras ella recita un sin fin de cosas su celular comienza a vibrar – ¡Ven! ¿Ven lo qué les digo? Ya me están llamando. Seguro hay espías aquí con comunicación directa con las relaciones internacionales…
  • ¡Ya! ¡Ya entendimos contesta ese teléfono! – varios le gritan a Ela para que abandone su discurso fatalista.
  • ¿Ja? ¡Hallo! Alles gut… ¿virksomheten?

Así Ela abandona la sala donde se encontraba con sus demás amigos. Amigos los cuales se dirigen miradas cómplices para moverse sigilosamente hacia el salón que Kin había mencionado. Una de las tareas encomendadas de Gabrielle desde hace unos días con su nuevo ligue de la Guardia Real, era básicamente distraer y obtener varias cosas, que con sus cualidades y belleza haría posible la fiesta de despedida.

  • Yo digo que los globos sigue siendo buena idea, metálicos y con helio para que decoren todo el techo – Ehsan parece querer su fiesta propia.
  • Sí, sí, sí pero que te parece si anexamos unas luces de laser – le complementa Gabrielle su amor platónico.
  • Ahhh sí, sois de pedid cada uno. Entonces yo queréis que me consigáis unos cañones de confeti para que cuando vuestra Alteza entre os la recibamos con bombo y platillo – Kin más que lista al pie de todos los detalles anexa – y ostias que las luces de colores le van a encantar.
  • ¿Cómo ves todo lo que el Clan Castella propone? – con un atisbo de miedo François mira con expectación a Carlo.
  • ¡Estaría genial! – responde él, muy simpático.
  • ¿Qué hacen aquí? – Ela un con el celular en la mano entra deambula por la casa en busca de sus amigos, hasta llegar al salón.
  • Oigan y a todo esto, quién de aquí habla noruego porque yo no – Jean Paul menciona lo más clave de aquella situación – porque con los coqueteos y tres palabras que Gabrielle le dice al grandote de la Guardia no vamos a llegar ningún lado…
  • Ese tío, ostias que me tenéis hasta la puta madre… que nunca me trajeéis mi vaso con agua y vaso que no llega, empiezo a creer que estáis tonto o sordo – con murmullos Kin despotrica.
  • Sí, ya como sea guapa – interrumpe Egan – enfocáis en el verdadero problema ¿quién va a pedid las cosas?

Y justo en ese momento todos en completo silencio miran al rincón donde esta Ela que sigue peleando ya desde hace bastante tiempo por el teléfono…

  • Carlo, sois tú el encomendado – Kin a codazos sutiles le ha hecho la notificación.
  • Oye, amor cómo se dice quiero muchos globos en noruego…
  • Necesito que estén firmados esos documentos porque la autorización tiene fecha límite… Jeg vil ha massevis av ballonger.
  • Vale, que os ha dicho y ha alguno ha puesto atención porque yo no le habéis entendido, Gabrielle que tu sois la novia del soldadito de plomo.
  • Ahí voy, voy – rezonga Gabrielle.
  • Carlo decidle lo del confeti y la luces…
  • Amor, sabes de casualidad cómo se dice cañones de confeti y luces laser….
  • No hay tiempo, el tiempo y la vida se nos van, eso debieron haberlo previsto yo les deje una agenda con los pendientes en una carpeta amarilla… COMO QUE NO ESTA… konfetti kanoner og laser lys… Carlo deberías darme un segundo – le pide ella con un gesto algo brusco.
  • Oigan majos pero la Reina, de Noruega ya conoce mucho ¿no? aquí vive, mejor algo muy típico Español sería mejor…
  • Claro, yo apoyáis la idea, que sois un chulo primo – con saltitos y aplausos Kin apremia la idea de Egan
  • ¡Ah no! si no será típica Noruega debería ser entonces Francesa – el clan de los franceses exige su derecho de voto.
  • En que están pensando, aquí presentes también estamos de otros países, ¡mejor! Que sea italiana – Ehsan al ver los ánimos caldeados se hace partícipe mientras mira a Carlo para pelear por su lugar en esa fiesta.
  • Ok, ok majos que así no vais a llegad a ningún lado pero debéis admitir que sí sois una buena idea, coño qué tal que cada uno recrea un pedacito de vuestro país… cada rincón lo podéis decorad de su correspondiente – como toda una directora de orquesta marcando el paso de todos, Kin ha deliberado lo que se debe hacer.
  • El rincón… ¡La pared entera! – Deieu le hace segunda a la marcha – mirad guapa, que las paredes sois enormes – alargando la segunda vocal de su última palabra.
  • Vale, ostias majos, que debéis ponednos a trabajar.
  • Esta pared será la francesa y esa de allá la italiana, vosotros cogeremos ésta de por acá – Kin había puesto atención con anterioridad a la estructura del salón y escogía uno de los muros más amplios.
  • Fabiho y Andreas ustedes se harán cargo del decorado Alemán. Dudo mucho que Ela tenga cabeza para eso – Jean Paul al verlos sentados en un rincón platicando, se desespera y de modo sutil les ordena.
  • …no es posible que me ausente unos días y se les derrumbe el mundo mándame el correo con la información escaneada que lo firmo acá y te lo envió de nueva cuenta por correo antes de que Xavier se entere…
  • Pero nosotros ni queremos fiesta – alega Fabiho – es idea suya.
  • Pediremos cerveza locos – Ehsan los soborna con una de sus grandes debilidades. Ambos no lo dudan y se ponen de un brinco de pie.
  • ¿Tienen pintura? – dice Andreas la mente creativa por ser el diseñador.
  • ¡No! no podéis pintar nada tíos – Gabrielle asustada por el atrevimiento les advierte.
  • ¿Unas tijeras y pásame esas cortinas?
  • ¡Qué no! – gritan varios a coro.
  • Dejen intacta las cosas, limítate a tu muro Andreas – Carlo con un gesto de preocupación de que aquello se fuera a salir de algunas proporciones soportables debe ser sigiloso y poner un poco de orden.
  • ¿Conseguiremos jamón serrano y morcilla para las tapas? – danzarina de un lado a otro, Kin afina hasta el último detalle.
  • Crème brûlée como postre a la Reina le va a encantar – Chris que se mantenía reservado, pide por uno de sus postres favoritos.

El tiempo parecía transcurrir de forma irreal. Con los soldaditos y mozas corriendo de un lugar a otro con todos los exóticos encargos que hacían los huéspedes en casa, que sí bien, ellos no lo sabían tenían una carta abierta y estricta a qué fuese lo qué fuese se les proporcionara y todo esto: órdenes de la Reina.

Iban contra reloj pero todo parecía apuntar a que lo lograrían, estaba casi todo listo y la Familia Real arribaría en cualquier instante, fue entonces, cuando Ela por fin había terminado su eterna llamada hasta Alemania, después de resolver aquellos negocios que tanto la alteraron. Entró tranquila y casi renovada al salón para que le explicaran a qué se debía tanto alboroto y ajetreo que veía con el rabillo del ojo mientras su mente se mantenía en no caer en un colapso fatal que entre que ella no se entera y aquellos portan con muchas ideas. No fue necesario expresar demasiado, en cuanto entró, vio un derroche de globos, luces y cosas pegadas a las paredes, una enorme bandera española hecha con diamantina y mientras su mirada posaba ahí, el comentario de Kin era: ¡Qué brille!, barbitas de papel china alrededor de la mesa que estaba llena de banderines del país, ente sus ojos Francia también estaba presente dejando todo en terciopelo, con los sobrios colores de la respectiva bandera, muy elegante aquel muro, muy sofisticado. Compitiendo fuertemente con la pared del clan Castella, pues Jean Paul había apostado con las chicas Castella a que su pared sería la mejor decorada de todas, era difícil decidir entre tanta elegancia al contraste de la alegría que brindaba el brillo de la diamantina.

Desafortunadamente no se podía decir lo mismo de los chicos italianos o alemanes, que al fin de cuentas sólo eran chicos. Italia se notaba que había hecho su mayor esfuerzo con su bandera y unos cuantos artilugios, pero Fabiho y Andreas se llevaban las palmas a la desfachatez pues sólo colgaron una bandera que les había quedado en una maleta, después de haber asistido antes de viajar hacia Noruega a un partido, lo curioso era verla de cerca y escuchar sus argumentos ante el resto de las mentes creativas.

  • ¿Qué? – alega por enésima vez Andreas, con el brazo alrededor de Fabiho que sonríe de placer – tiene todo lo que necesitamos – en una blanca e inmaculada pared con un par de cuadros de arte, al centro se veía dicha bandera.
  • Vale majos que sois unas patatas en esto de la creatividad – Deieu los mira sin poder creerlo.
  • ¿Qué pasó aquí? – con tribulación Ela mira todo a su alrededor – ¿Qué es esto?
  • ¡Ay Ela! Yo les dije que te dejaran decorar tu pared – Jean Paul muy afectado de igual forma cree pensar que ella. Por inercia voltea su rostro a Carlo.
  • Pero mírenla, tiene el todo de nuestro país. Los colores, la mancha de cerveza y un poco de mostaza – ese para con tanto orgullo y la frente en alto con sus manos en alto admiran su muro y por la mente de Ela cruza por la mente una vieja anécdota donde quedaba en claro que a las Españolas les gustaba la onda de la cerveza, el piso pegajoso, ya se cayó, ¡ups! Límpiale por aquí, los refrescos, los amigos.
  • ¡Kin! – entre tanto estrés exclama fuertemente y mira a todos.
  • Yo quería que adornaras vuestra pared pero te ponéis difícil majita.
  • No, cómo, no quiten eso, no… la Reina está por llegar… fue algo malo… quiten eso…
  • ¿Tú crees? ¿Se vería mejor acá? – Egan distraído mira hacia su mesa creyendo que algo estaba mal. Algo de los instintos de Ela la hacen voltear al pasillo fuera del salón. Puede ver a una cansada Mariella y su vista no se fija en mucho, detrás de ella, Amélie, su madre Sophia y la Reina al mismo paso.
  • ¡Mariella! ¡Mariella! ¡NO! ¡Detén a tu Abuela! – con desesperación quiere Ela, evitar algo más grave y ella reacciona hasta que llega al pie con la familia.
  • ¿Qué? – puede dar un vistazo al salón percatándose de la magnitud de la advertencia.
  • ¡BIENVENIDA! – anuncian todos a coro para la Reina Olga que se abre paso entre unas nerviosas chicas…



Oslo, Noruega, Casa Real, Salón Principal. Mariella Dekker…

Ver todo tan colorido en el salón me hace pensar en dónde comenzó todo... y volverme a preguntar lo que días atrás me hice: ¿Qué de malo sería que todos fuéramos a Noruega?

Ahora ellos ya están en sus respectivos aviones, aviones privados que la misma Abuela se encargó de reservar para que los llevasen hasta su país…

  • Y a tus españolitas les mandé el doble de seguridad – me mira la Abuela severamente.

Vuelo con destino a Alemania 463 Km/hora, 25,000 pies de altura…

  • ¿En qué momento me logré distraer dos segundos? – Ela aún frenética, recita en su asiento.
  • Tranquila, Ela, fue más de dos horas lo que nos dejaste solos ¿no Fabio? – Andreas con un porte de seguridad ladea un vaso pequeño con el contenido de un whiskey en las rocas, Fabiho atinado asiente con la cabeza.

Vuelo con destino a Madrid 463 Km/hora, 39,000 pies de altura…

  • No manches Fine, le caímos tan bien y os ha preocupado tanto por vosotros que mirad, toda la seguridad que os ha mandado – Kin mira el pequeño lugar con toda su juguetona mirada.
  • ¡Sí! Habéis visto el de los franceses, llevaban la mitad y a Gaby le han mandado a su soldadito de plomo, que buena onda es la maja de la Reina.
  • ¡Les dije que la fiesta le iba a encantar! – con los brazos en alto, Egan corrobora lo dicho en ese avión.

Oslo, Noruega, Casa Real, Salón Principal. Mariella Dekker…

  • Por qué la Abuela no puede ser más relajada como Bernardette, mamá – la miro esperando que nada malo pase de estos días.
  • Hija, date cuenta que Bernie es una mezcla de Janis Joplin y un fiel hippie…
  • Quién habla de nosotras – en un tonito de regocijo Bernardette entra al salón, de la mano con una risita encantadora entra también Tabatha, saludando con su manita para todas nosotras.
  • ¡Hola! – dice con su vocecilla y lanzándose a carrera suelta a nosotras y por un segundo se me olvida lo caótico de una larga semana…





2 Alas:

Karla Díaz dijo...

A que ela más dramatica!!!!
dramma queen!!
jaja me encantó! y claro por supuesto QUE BRILLE!! como debe ser!

Karla Díaz dijo...

a por cierto QUITA tus endemoniadas imagenes de los tokihoteleros que no dejan leer!! o muevelas o haz algo!