Capítulo XXI [ Parte 3 ] Lo que no me gusta, lo que no haré y lo que no hago.




Mariella Dekker…


- ¡Mira esta hermosura! – dice la frenética de mi hermana – ¡esa no! desde luego que no se compara ese ostentoso Aston Martin con mi amado Volvo.

- ¿Amado? – decimos Andreas y yo a la par mirándonos para burlarnos de Amélie.

- Andreas creo que ya tienes una ruda competencia de amor hacia ese auto.

- Eso me preocupa bastante, ahora que lo mencionas, Mariella – me dice él con una cara de turbia que no puede con la falsedad de la misma.


Estábamos ya bien instaladas en el pent-house sólo que con una novedad, no teníamos absolutamente nada en la despensa, ni cosas de aseo personal o alguna escoba con la que fuesen a utilizar el personal ya contratado. Andy, como ya le decía Amélie cariñosamente llegó desde temprano para llevarnos el desayuno. Acordamos una tarde de shopping necesario, una comida en algún restaurante de la cuidad que él conociera, un tour por los lugares y calles estratégicas para movernos sin alguna dificultad y todo eso lo haríamos a bordo del auto que mi hermanita pidió, un Volvo XC60, ¡sí nada perdida ella en buen gusto!

Ser víctima de su euforia por el auto, provocó que en varias ocasiones Andreas y yo nos sujetáramos con gran fuerza al asiento con el cinturón de seguridad y bastante bien apretado a nuestros cuerpos. Nunca temí por mi vida desde hacía bastante tiempo, ni cuando Melissa manejaba para ir al colegio o las veces que llegué a subirme con un acelerado François, Amélie sí que era una maniática al volante. Yo lo sentía por Andreas…







- ¡Vaya! Así que las hermanitas han salido a estrenar el juguetito nuevo que aparcaron aquí – digo para mí misma en voz alta, a un lado de mi auto – qué curioso que fuera uno rojo como el mío también.


Salgo del edificio dándole las gracias al portero, presiono un botón para que la ventanilla suba y veo el juguetito nuevo entrar, el Volvo, sé que ellas no pueden ver hacia el interior del auto pero puedo ver que ellas y un chico, el que va conduciendo, se han quedado perplejos al verme salir o al menos al auto.

Veamos, qué es lo que se supone que debe hacer uno antes de su primer día de trabajo. Trabajo que no tiene coherencia pero así deben ser las cosas ahora, he de suponer. Por lo pronto tengo que llegar a ese restaurante para cenar, antes de que mi celular comience a sonar y quiero imaginar que este auto puede ir lo suficientemente rápido como para no hacerme llegar tarde. ¡Así que aquí vamos!


- Ese auto es rápido ¡eh! – me dice él ya sentado y con una copa de vino. Estira su mano para que yo tome asiento frente a él y un capitán me ayuda, a posarme sobre la silla, le doy las gracias y a él le dirijo una sonrisa bastante falsa.

- It’s a great car, thank you – respondo sin mucho interés.

- ¿Disculpa? ¿A caso no te has dado cuenta que no puedes hablar así todo el tiempo? ¿no has estado aquí el tiempo suficiente para poder ya dominar el idioma? – me pregunta con un tono algo severo.

- Lo siento – le contesto burlonamente – no me di cuenta, mis pensamientos aún siguen siendo en mi idioma natal.

- Espero que para el día de mañana lo puedas solucionar. Porque nadie en Prato Theater und Studiotechnik seguro podrá soportarte con tanto desplante.

- Sí, sí puedes estar seguro que para el día de mañana mi alemán será el más impecable de todos los hablantes de ahí.

- Eso espero…

- Y ¿puedo saber a qué voy ahí? – pregunto, ya con un plato de pasta servido, sin que yo lo hubiese seleccionado del menú.

- Mariella Dekker, será tu jefa inmediata.

- ¡Oh! Mira qué casualidad – repongo en un tono muy acido – y la otra nena Amélie, ella será…

- Ella bien puede ser si tú lo deseas aparte de ser tu…

- ¡Ya, suficiente! – lo detengo ante su discurso – será únicamente una amiga sí así ella lo desea, no más. No fuerces las cosas, que ellas dudo que así lo deseen.

- Sólo quiero que hagas un buen trabajo, el que yo no he podido enmendar, el bienestar de esas tres chicas son parte de mi prioridad.

- ¡Oh sí! No lo dudo, tanto como el mío – suelto a reproche – creo que en algún momento yo debí merecer mucho más ¿no crees?

- Audrey, por favor…

- ¿Audrey? ¡Ja! Ya me hacía falta que alguien me recordara que también tengo ese nombre. Tú lo escogiste, tengo entendido. Es lindo pero prefiero el que Laura escogió.

- Nunca te escuche decirle “mamá”

- ¡Oh claro que lo hacía! Era tanta nuestra buena conexión y confianza que ella me permitía llamarla así, sin ningún reproche.

- Ojala yo pudiera tener tu confianza – dice él con un rosto compungido.


La verdad es que no lo imagino sintiéndose mal por algo. Siempre me dio la impresión de ser un hombre fuerte, de carácter e incluso hasta prepotente con tanto poder que ha adquirido a través de los negocios. Su relación hacia mi madre y a mí nunca fue muy cercana y para ser sincera ¡jamás! Lo necesité, pero tal vez ese comentario no vendría mucho al caso, si es que ambos pretendíamos que las cosas fueran un poco más allá de un buen empleo, un sueldo bastante digno de no merecerme, un auto del año y demasiado exagerado para una chica como yo, una mensualidad muy aparte para llenarme de lujos a la hora que yo quiera con una adicional de una de sus mejores tarjetas de crédito y ¡sin límite! Y por si fuera poco un pent-house en una exclusiva zona de Hamburg.

Todos eso excesos y lujos a los que de ninguna manera estaba acostumbrada, no eran más que una simple compensación de lo que, tal vez el creyó que, necesitaría para cubrir el vacío enorme que provocaba el que Laura ya no estuviera aquí. El querer un acercamiento con gente que no había visto en ¡años! Para ser parte de un núcleo de algo o sentirme alguien, probablemente lo necesitaba pero me tocaba jugar al detective de la familia Dekker.


- Llegarás con esta carta – me extiende un sobre que tiene en una de sus caras su gran rubrica. Se acerca el fin de la gran cena – directamente a su oficina, procura llegar antes, su hora de entrada será a las 9 horas. Tendrás todo listo y ella sólo debe acoplarse a algunas indicaciones que le darán sus nuevos jefes y otras tantas que vienen marcadas en este sobre. Ya tienen programando un trabajo muy importante en el cual deben poner manos a la obra de inmediato tengo entendido, así que su interacción será desde el primer minuto laboral del día.

- ¿Eso es todo? – aturdida de todo su discurso poco poético de todo lo que hay que hacer. Lo miro esperando que no haya más.

- ¡Eso es todo! – y por primera vez en la noche sonríe, poco pero lo hace y no sé que esperar de aquello.

- Entonces debo retirarme para poder poner en claro un poco mi mente y llegar temprano a Prato Theater und Studiotechnik.


Me despido con un fuerte apretón de mano. Salgo de lugar, la cuidad ya está oscura y a pesar de ser domingo, hay mucho movimiento en esta parte, me gusta y he tenido la oportunidad de ver gracias al guía turístico que porto las 24 horas al día conocer mucho de esta ciudad en este estrepitoso mes que llevo aquí en Alemania.

Llegando al pent-house dejo aquel misterioso sobre, en la mesa a un lado de la puerta junto con las llaves del auto. Yo me ubico en la Torre Alfa y justo en frente se ubica la Torre Delta, sé que no es una casualidad que estemos en la misma zona, al menos no lo fue en Torre, lo que sí es curioso es que nuestros autos tengan que estar aparcados juntos, habiendo tantos lugares aquí.


Son las 7am, doy un vistazo hacia los autos y el Volvo ya no está. He de suponer que no llegará como ella y yo al estudio. En el transcurso del día seguro he de enterarme de unas cuantas cosas sustanciosas. Por supuesto que es un hecho que debo salir cuando mucho antes que ella, así que aún tengo suficiente tiempo para poder desayunar a gusto, poner firme empeño en mi arreglo personal para darle la mejor de las impresiones a mi futura jefa y mi… ¡nah! Deberé primero saber si su carácter sigue siendo el mismo alegre de siempre para poder juzgar y confiar plenamente en ella ¡o! que ella lo haga primero conmigo para que todo salga a la perfección.


He llegado a Prato Theater und Studiotechnik, vaya que es un estudio bastante opulento y de buen gusto. La gente merodea de un lado a otro, una chica me ayuda a ubicarme por el enorme edificio, seguramente ella sabe quién soy, es amable y me lleva hasta el decimo piso donde me enseña cada uno de los pasillos, las oficinas correspondientes y la ubicación de cosas esenciales. Una de ellas, la oficina de mi jefa: Mariella Dekker.

Faltan sólo cinco minutos para que den las nueve de la mañana y a lo lejos ya la puedo ver por uno de los pasillos, mientras permanezco sentada en la sala de espera dentro de su oficina con la puerta abierta. Ella habla con varias personas, puedo notar en su rostro que está poco familiarizada con ellas y se comporta un poco nerviosa, insegura y asiente bastante sumisa.

¡Así que no soy la única nueva en este lugar eh!


. . .
...

.


  • Aquí el auto de "..."


  • Y por aquí el auto de Amélie Dekker.




1 Alas:

shaira beluga dijo...

mmmm q protagonista ese fic auto jajajajjaa XD he vuelto a las andadas...pero me emparejare poco a poco..o sea no entro y mueves todo... muy mal niña mala! >_<