Capítulo XXVII [ Parte 3 ] No puedo esperar un día más.



Georg Listing…


- Conozco a tu hermana – fui claro y directo.

- Claro, es obvio, es novia de Andreas y supongo que sabes que, la embarazó – giró los ojos burlándose de Amélie. Yo, seguía serio porque desde luego no me refería a esa hermana en particular.

- No, Amélie no, la otra, la mayor – puso una repentina cara de susto – Melissa – me mordí los labios esperando cualquier cosa a reacción de su parte.

- Melissa… – bisbiseo muy nerviosa.

- Dijimos, no más secretos, y no mientas que tienes una hermana mayor y una encantadora sobrina que es idéntica a ti y eres renuente a aceptar que puedes ser un Princesa en Noruega – aquello le causó una gran sorpresa.

- ¿Eso qué quiere decir? – puso una seria mirada al borde del enojo – ¿Tú y mi hermana qué tienen que ver? ¿Qué se supone que sabes de mí sin yo saberlo?

- Tranquila – suavicé mi tono de voz para que ella lo hiciera también – antes de que saques conclusiones que no son, pon atención – la detuve para que se sentara de nuevo a un lado mío.



Explicarle con lujo de detalle que es lo que había pasado aquella noche en que las confundí y que entable una gran amistad con ella; en que había que admitir respecto a Tabatha que su pequeña personalidad era sumamente encantadora gracias a sus ocurrencias, el enterarse que de alguna forma que yo persuadí a Melissa para que dejara unos días más a Tabatha aquella ocasión y que pasaran más tiempo, fue lo más franco que pude decir en toda mi vida.

Hacerle hincapié en que sabía muchas cosas de ambas, en las que no estaba de acuerdo, porque era un tonto berrinche, la hacía bajar la mirada en varias ocasiones, rozando su mejilla para reiterarle que no pretendía juzgarlas, que yo en aquella ocasión sólo escuché como un buen amigo más que me consideraba de Melissa. Lo que pasara, todo dependía de ellas; al llegar a la parte donde Melissa se vio un tanto involucrada para las ocasiones en que yo pretendía acercarme y la noche en que la sorprendí en su habitación exactamente el día de su cumpleaños no fue más que ayuda de ella y revelarle que Melissa se quedó bastante tiempo aquí luchando contra ella misma (cosa que no le expresé) para tomar la decisión si abrir su corazón o no al perdón, fue el clímax.

Mariella rompió en llanto aferrándose a mi explicándome que ella también la extrañaba y quería, la amaba y cuando Tabatha tuvo que irse le dolió bastante, sentía su desesperación y sólo podía abrazarla a mi pecho para que sintiera mi apoyo, secaba sus lágrimas una vez que ya no decíamos nada. Demasiadas emociones mezcladas en un sólo día se habían acumulado; una vez más tranquila y que hubiese dejado de hipar, le di un cándido beso en la coronilla y le hablé de nuevo.



- Prometí una cosa, si este momento llegaba ¿Sabes? – miró hacia arriba llena de duda.

- ¿De qué hablas? – con su voz ronca exclamó pasando una mano por su mejilla alejando los últimos rastros de lágrimas en su rostro.

- Ella prometió que sí llegaba este momento, tendría que hablarle, decirle y nos dejaría ver unos días a Tabatha… o más bien te dejaría.

- Espera... – aclaró su voz – hablas de Melissa, ella... ella hizo un tipo de apuesta contigo.

- No fue apuesta linda, sólo le dije que no te negara la oportunidad de verla, todos fuimos consientes del amor que sentiste por ella. La última noche que hablé con ella me dijo: sé que ese día vendrá y cuando pasé házmelo saber, encantada estaré de que pasen juntos unos días con Tabatha.



Me miró desconcertada, creer que su hermana haría por ella eso nunca se lo imaginó.



- Ok esto es demasiado – dijo llevándose las manos a la cabeza y apretando sus ojos muy cerrados.



La llevé al baño y bajé a la cocina por unas pastillas para, imaginé, su dolor de cabeza; mientras hacía aquello tomaba el celular marcando el número que me dejó y así, aunque la llamada tardó en ser contestada en cuanto supo que era yo, gritó de alegría, hablaba con voz baja mientras espiaba por las escaleras si ella salía del baño. Me deseaba la mejor de las suertes y quedaba en cumplir su promesa en el momento que nosotros quisiéramos.

En cuanto Mariella salió del baño regresé a la cocina por un poco de agua, me la encontré en las escaleras, la abracé por la cintura y le di un fuerte beso en la mejilla. Llegamos de nuevo a la estancia de muros naranjas



- Podemos ir a un lugar con unos colores más tranquilos, si seguimos aquí terminara dándome una aneurisma – el único lugar que se me vino a la mente fue llevarla a descansar a mi habitación.



Más tranquila nos recostamos, encendí la TV, en realidad no le prestaba atención alguna, además de que el volumen era bastante bajo. Me entretuve un par de horas acariciando su cabello con fervor, notar que su respiración era más tranquila y su cabeza posaba sobre mi pecho era algo que deseaba hace ya mucho tiempo. De pronto tomó el control remoto y apagó la TV, supuse, estaba ya cansada e iba a buscar algo para que estuviera más cómoda, quise levantarme pero su mano hábil me detuvo por el pecho.



- Quédate aquí – me dijo con voz quedita y regresé a mi posición como un robot, ella subió un poco a mí y la bese, bese, bese y bese.



Dejaron de ser suaves besos y no sé sí era yo o de verdad la situación comenzaba a tornarse diferente, era un lapso considerable el cual llevaba besándola con diferente intensidad, queriendo devolverle todo el tiempo que no lo había hecho, mi respiración era pesada, escasa; sin notar que la tomaba de su cadera con fuerza y por la espalda apretujaba acercándola a mí, habida y notando mis emociones su pierna levantó y la posó sobre la mía, así acostados de lado me fue inevitable no abalánzame contra su cuello apartando su larga cabellera, ella soltó un suspiro que disfrazaba su éxtasis que desencadenó demasiadas emociones en mí. La tomé de la pierna que tenía sobre mí y acaricié hasta llegar a sus caderas, provocando involuntariamente que se subiera a mi cuerpo, mis manos se colaron por su torso y poco a poco fui despojándola de todo con arritmia, conociendo quien era ella por debajo de su ropa.

Mi mente se confunde, al verla ahí sobre mi cama y no saber a dónde querer dirigirme específicamente, su ropa interior es más que provocadora y sólo seguiré si es que ella me da más indicios, a pesar de todo, tengo ciertas reservas y no quisiera cometer algún torpe error que me aleje de nuevo de ella.

Sus manos son muy juguetonas y me han dejado completamente desnudo y perdiendo la cordura por completo. La acerco a mí y la despojo de lo poco y pequeño que me impide seguir y me fundo en ella colmándola de caricias hasta el amanecer…






Bill Kaulitz…


- ¿La viste hermanito? – me canturrea mi gemelo frotándose las manos de placer y miro a todos lados esperando ver en el camino alguna chica sumamente afrodisiaca que le llamase la atención, sin éxito.

- No, a quién, de qué me hablas – mientras sigo bailando los ojos en diferentes direcciones.

- ¿A quién buscas? – me mira de reojo pues cree que no le presté atención.

- ¿De quién me hablas? – le repito a él queriendo llegar al mismo punto.

- De Mariella… – dice, ahora buscando también qué es lo que yo veo y no puedo evitar voltear a verlo de golpe.

- ¿Mariella? ¿Mariella qué tenía? Para que hables así de ese modo…

- ¡Hey tranquilo! – me reclama sabiendo que el tono que usó no es el que delibero yo – me refiero a que se veía muy feliz, muy feliz por fin – exclama llevando las manos a lo alto dejando el volante de la camioneta a la deriva.

- Por puntos – enfatizo quitándome las gafas oscuras – las manos al volante, que la camioneta que manejas es la mía; dos que aún no te das por vencido con Malle, que no te bastó con rogarle a David a que la trajera aquí a trabajar, aunque lo hace bien y le gusta pero se volvió una anciana amargada por tu culpa y no sale de la oficina que le fue asignada, porque quiere tratar lo mínimo contigo y Hagen…

- Relájate Bill – se queja Tom – todo esto era un plan perfecto y maestro que ya funcionó… ¡Qué no te diste cuenta hoy! – lo último lo anuncia con burla cargada.

- ¿Darme cuenta de qué? Ya déjala en paz, no te basta con tenerla en el estudio y cada que Andreas nos invita a algo y sabes que ella ira ahí vas y te plantas haciendo rabiar al otro día a Hagen cuando lo anuncias.

- De verdad que eres lento cuando te lo propones Bill – se vuelve a quejar, girando el volante con la mano derecha mirándome de reojo y con la otra mano en la frente, metros adelante detiene la camioneta blanca para salir de ella y dejar salir también a su perro que venía en la parte trasera.

- Te recuerdo: soy tu gemelo no tu adivino, idiota ¿Qué planeaste según tú? – abre las puertas principales la casa.

- El traerla al estudio, que se viera la cara a diario con Hagen y lo mejor ¡Que se reconciliaran Bill! – recita con superioridad y yo sólo reparo en su rostro en medio de toda una duda por lo que acaba de decirme. Me pregunto de cuándo acá se ha vuelto una samaritana alma.

- Ahora si no te entiendo – le digo con la voz confundida y las cejas juntas una con la otra.

- Bien, digamos que Mariella es muy aguerrida y en varias ocasiones me ha puesto en mi lugar con sus comentarios, pero no se lo digas a nadie. Ella no es para mí eso lo sabes de sobra desde que Phoebe murió, Mariella es más del estilo de Hagen… bueno no del estilo, como que se complementan ¿Me entiendes? y por eso es que hacía todo eso para darle un empujoncito al torpe ése, llenándolo de celos para ver si daba batalla alguna pero ya sabes cómo es él, lento hasta el cansancio…

- Ahá, ¿Has dormido bien Tom? – repongo para mi gemelo que habla sin respirar y más que emocionado.

- Es que tú no viste lo que yo, supongo, cuando fui a buscarlos primero… dime: por qué bajó ella al jardín cuando estábamos todos ahí…

- Pues dijo que quería…

- A qué no viste que le dio Hagen cuando llegó – me cortó antes de que le diera mi completa respuesta.

- No, tu perro…

- Por qué se posó a un lado de él y no del tuyo o de Klaus o simplemente por qué se acercó, sí nunca lo hace…

- ¡YA DETENTE! – le grito crispado pues no comprendo del todo. Tom sólo ríe.

- Pon atención – me señala – cuando él se fue para lo del mentado bajo y yo fui al baño, antes de poder alcanzarlo saliendo de las escaleras vi que estaba muy placido parado en la entrada de la oficina de Mariella, como por cinco minutos, se quedó ahí y de pronto volteó a todos lados buscando a alguien y tal cual villano me escondí detrás de un muro y entró a la oficina, caminé lento por si salía pero no escuché ningún ruido, me paré a un lado de la puerta pero no se escuchaba absolutamente nada y cuando asomé la cabeza sigilosamente adivina ¿Qué vi?

- No sé Tom, lo único que saco a conclusión es que espías a la gente en el estudio…

- ¡No espió gente! – dice éste enfurruñado – sólo a Hagen, que es diferente – y ríe bastante alto.

- Y bueno qué fue lo que viste…

- Vi a Hagen acorralándola en la pared propinándole ¡Tremendos besotes! – aquello lo dijo con singular gracia que me cambió la cara a una de sorpresa de inmediato junto a una gran sonrisa.

- ¡NO ES CIERTO! – digo fuerte pero cubriéndome la boca con mis dos manos – ¡Mientes Tom! – recalco entre risas y aplaudiendo aquello.

- ¿Por qué crees que te mande a buscarlo?

- Cuando yo subí la puerta de su oficina estaba cerrada – me quejo con desilusión.

- Pues yo sí los vi, ya funcionó el propósito por el cual tanto luchamos Phoebe y yo, esa es la razón del por qué hice que viniera aquí al estudio – dice con nostalgia al recordar a la chica – además no te diste cuenta que hoy que se encontraron estacionando los autos y Gustav se adelanto, no… seguro no viste, él te estaba saludando; Mariella bajó de su camioneta y le dio algo así como “el besito de mucha suerte en el trabajo mi amor” – aquello desató mis risas de nuevo que ya tenía una pierna doblada debajo por la cual estaba sentado – y que ambos traían el mismo café…

- ¡Ay sí! Tom pero todos en el estudio vamos y compramos café a ese lugar…

- Sí pero cada uno lo pide a su nombre no a nombre de una chica. El de Hagen decía “Mariella”

- ¡Oh por Dios! – reí de nuevo – ¡Eres un metiche Tom!






Mariella Dekker…


Georg es un aprovechado de que yo tenga una pequeña maleta, en la porta equipaje de mi camioneta. Todo eso se lo debo a las tantas manías de François que dice: es mejor tener cambios de ropa preparados para cualquier ocasión. Ésta era una buena ocasión pero no me podía dar el lujo de usar pijama dentro del estudio, debía ir a mi departamento por ropa, más ropa.

No había tenido tiempo para pasar con Georg en algún descanso, simplemente porque no los tuvo, todo el día estuvo grabando o ensayando. Lo lindo fue que Stiffens me ha dejado ya por fin ir con cámara en mano a grabar a los chicos mientras él y Häring se adentran en algunas cosas gráficas en la página web. Verlos hacer tontería y media en vivo, resulta mucho más divertido que sólo ver la grabación y editarla.

Pensando todo aquello mirando al frente, ya que voy manejando detrás de él, tan sólo fijar mi atención por completo durante un semáforo en rojo, en su silueta que está en su auto frente a mí hace que se me encoja el estomago de la pura emoción. De recordar por segundos que la madrugada de hoy fui la mujer más feliz del mundo entre sus brazos, que sentir sus brazos alrededor de mi cuerpo, no sólo lo llenaron y confortaron de calor sino que mi alma ha sido por fin libre de una de las tantas cadenas a las que estoy sometida por propio gusto.

La idea de venir en autos separados es para que yo conozca la ruta del estudio a… a nuestra casa ¡Woah! Fue tan raro decir aquello. Hoy por la mañana ante el callado Gustav que en nada sorprendido se vio cuando llegamos a su departamento para recogerlo, ir por los cafés y de ahí directo al estudio. Más sin en cambio le dio un gusto enorme ver a Georg por fin tan tranquilo.



- ¡Mala mujer! – dijo con un tono a punto de carcajearse – has hecho sufrir a mi pobre amigo durante mucho tiempo.



Dijo el buen Gustav, seguido a eso Georg me abrazó a él y me dio un beso en la coronilla. Y aunque nosotros no le dijimos nada o dimos indicios de algo, él solito recitó:



- Yo no diré nada si prometen dejarme quedar de vez en vez en su casa. Mi hermana parece que rentará de nuevo el departamento y está a punto de echarme a la calle nuevamente.



Lo que me había preocupado de toda esa frase no fue el hecho de que él se quedase con nosotros, sino que daba por hecho que era nuestra casa ¿Qué tantas cosas no sabía yo y Gustav sí? Aquello me hizo aferrarme más a Georg de salida de la cafetería, sentía que no podía y me hacía falta fuerza y tiempo para demostrarle que anhelaba estar ahí a su lado, que siempre lo quise.

Sin darme cuenta al cien por ciento de lo que había pasado bajaba mecánicamente de la camioneta y caminaba a paso veloz a él, que salía de su auto para envolverme en sus brazos. Ni un segundo dudé en irme a sus labios.



- Llegamos a nuestra casa – dijo con una sonrisa que dejó ver sus dientes.



Aquella frase me hacía un corto circuito en el cerebro y no porque fuera algo que no me gustase. No. Era simplemente algo que sonaba tan bien desde sus labios que le proseguía siempre un beso. Poco a poco iba ubicando las cosas del lugar, así que al primer lugar al que me dirigí fue al sanitario de la planta baja, para cuando me percate y volví a la realidad estaba por poco y más a sucederme un accidente femenino.

Corrí hasta la camioneta en busca de mi bolso, ahí me dio alcance Georg.



- ¡Mariella! ¡MARIELLA! – gritó, puedo asegurar con desesperación.

- ¿Qué pasa? – dije sacando la cabeza por la ventanilla del auto.

- ¿Adónde vas? – agitado por correr hasta mí, pude notarlo preocupado.

- Vine por mi bolso – lo agité en el aire para mostrárselo – pero ahora que lo dices… sería una magnífica idea que volviera a mi departamento por algunas cosas básicas que necesito.

- ¿Es necesario? – inquirió él.

- ¡Es extremadamente necesario Georg! – dije a un tono delatando mi preocupación. Me miró dudoso de expresar lo obvio.

- ¿Cosas de chicas? – pude notarlo nervioso por el bochornoso momento. Bajé de la camioneta para quedar frente a él poco debajo de su cara.

- Cosas... que ahora, nos deben importar a los dos – musité mientras acercaba su rostro al mío con mis manos para besarlo.


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Y para seguir festejando que Georg Listing y Mariella Dekker pintan para robarle la corona a Kin Castella y Fabiho Lagerfeld a la mejor pareja del baile escolar de fin de año. Y que serán más tiernos que Amélie Dekker y Andreas Dagen...

Aquí una aprobación que se suma a la de Oreo_Effeckt de que la portadita de abajito de Mallie y Hagencito es un amorcito, pues nada más y nada menos que la Señorita que está ahí de baby en la imagen, también dio el visto bueno:

Además de que no me denunciará con su agencia DNA Models (¡fiuuuu!) por usar su rostro para algo que ni causa ingresos monetarios. La satisfacción de que se haya tomado la molestia de ver que fue lo que mandé y comentarlo habla bien de ella.

Estas fueron las fotos que alagó:


Ahora, como dice Oreo_Effeckt sólo espero que si le gustó Hagen y lo buscará y se casarán, yo seré la primera en apoyar ese amorío, siempre y cuando no salga como Mariella Dekker y me lo maltrate ji ji ji ¡Ah! y sobretodo su vida no se parezca ni un tantito a lo que es el final del FanFic porque me van a odiar... (aunque como la mayoría sabrá Hagen tiene novia U_U).

Así que teniendo el permiso y palomita en mi tarea, vayan a donde cyber-tengan que ir que la entrada del día de hoy ya se terminó clase...

Paso lista antes de que se vayan:

YO: ¿Karla Díaz?...
CLASE: No vino ...
YO: ¡Ahí le avisan que tiene cero!

YO: ¿Nay BC Contreras?... Isha te manda saludos.

YO: ¿Isha Keller?...
ISHA: %&)E*!"$...
YO: Te quedas sin recreo por decir malas palabras en todo lo que va del FanFic.

YO: A Ela Haushoffer y Carlo Minutti, están reprobados, por saltarse las entradas y no asistir a clase...

¡Antes de que cierren la ventana y salgan como caballos desbocados! apunten la tarea (en especial tod@s los de otros países que no más pasan y veo a cada rato su banderita):
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3 Alas:

Karla Díaz dijo...

chaaa si nomás llegue tarde!!!!
y fui la única que hizo la tarea hasta el momento eso merece una reconsideración de ese cero!!!
jaja!
calmate ana ofelia! jaja
Kin y Fabiho deben ser los reyes del bailen llevan todo el fin dedicados a eso! minimo!
jaja

OreoEffeckt dijo...

PRESENTE QUERIDA PROFESORA! XD

Y solamente por que ameeeeeee completamente el capítulo y porque ame mucho más lo de pasar lista, no escribiré ni una sola grosería el día de hoy *-*

¿me das una paleta por eso?

ah por cierto AMOOOOOO A MI PANZÓN POR METICHEEEEEEEEEE ¿a poco no es un encantooooo? xD

ya me voy antes de que me ganen las ganas de ser una lepera *-*

Anónimo dijo...

HEY!!

Soy Alex desde Colombia...

Haciendo caso a tus peticiones aqui reporto asistencia y te confirmo que al igual y con Matilda, me declaro gran admiradora de tu historia...

Esperando que sea de tu agrado te digo que me encantaría ser su nueva cyber-amiga...eso estaría genial me encanta como piensan ustedes eh!!!

Se intuye que estoy al pendiente de lo que escribes y que personalmente Matilda y Zaybeth son dos de mis nuevas heroínas!!

Alex!!