AOMS - Capítulo 14: Por una Guerra.

SCARLETT: Bellum internecinum!













«Nuestras mayores disculpas», pronuncia Caliel mostrando en su pétreo rostro una reacción obvia.
—¿Disculpas? —dice Georg, encarándolo lleno de sorpresa y percatándose que la mirada era dirigida para Damabiah.
«Así es Georg», dice Mabael con una voz tranquila. «Esto sale por completo de nuestras manos». Ofrece una reverencia inclinado la cabeza.
—¿Qué sucede aquí? —Meghan igual de sorprendida mira a los dos alados que están escoltando a Georg—. ¿Desde cuándo tienes escoltas personales?
—No son mías, son tuyas…
—¿Mías? —Meghan frunce el cejo.
«Son enviados por vuestro Padre», corta Damabiah. Meghan hace un mal gesto.
—Molestias que se ha tomado él para conmigo y no puede venir a dar la cara.
«Sentimos que sea de esta manera», ofrece sus disculpas Caliel. «Nosotros sólo estamos para seguir órdenes. En este momento, las dejamos», Caliel y Mabael hacen una reverencia tan coordinada que asusta, dan un par de pasos hacia tras.
—Ustedes dijeron que estarían para protegerla —Georg señala a Meghan, irrumpiendo su marcha.
«Pedimos nuestras más sinceras disculpas», anuncia Mabael. «Damabiah es un poder superior a nosotros y no podemos interferir. Están a salvo en su compañía».

Los dos Alas Negras dan la vuelta sobre su eje por el lado izquierdo, un par de pasos y sus cuerpos se funden en la oscuridad momentánea del lugar por el juego de luces.

—Ese par ¿qué? —dice Meghan llena de repulsión.
—Trabajan para los Divergentes —Damabiah con toda la calma del mundo se recarga en el muro cercano a la puerta.
—Se acercaron a mí cuando comencé a preguntar por ti a los chicos cerca de la pista de baile, dijeron que eran una especie de seguridad para nosotros —dice Georg—, aunque claramente se puede distinguir qué tipo de bando es al que pertenecen, lo que no pensé es que fuesen Divergentes. Aun no comprendo eso del todo.
—Es mejor de ese modo Georg —Damabiah mira al lado contrario de donde están sus interlocutores—. ¡Por el gran Infierno!

Las palabras de Damabiah causan verdadero impacto, lo es aún más para Meghan que mira a la distancia el caminar de Izaskun hacia ella, esquivando a todos, sumergido en sus pensamientos y de pronto su mirada hace contacto con las de ellos.

Acelera el paso.

—Tú…

Señala Izaskun a Damabiah.

—Meghan —bisbisea Damabiah—. Es ahora o nunca.
—Ve con ella Megh.

Ella lo mira con incredulidad.

—Escuche más de lo debido.

Izaskun llega donde ellos tres se encuentran.

—De acuerdo —acepta Meghan.

Damabiah levanta las manos antes de que Izaskun pueda decir algo, junta las palmas de sus manos, producen el sonido de un aplauso. Un ligero halo blanco las cubre y rodean.

«No es tu tiempo Ophanim. Olvídame».

La luminosidad se desprende de las manos de Damabiah y pasa a cubrir el rostro de Izaskun como una especie de telaraña.

Damabiah alza el vuelo y Meghan con traspiés la sigue.

—Debemos estar alertas, Georg —escucha Meghan hablar a Izaskun como si ella no hubiese estado ahí hace menos de dos segundos—, pronto van a atacar…

La frase se queda, se hace más lejana mientras ella atraviesa la espesura de lo negro que simula ser el techo, quiso regresar y terminar de escuchar lo que estaba diciendo Izaskun pero Damabiah la haló del brazo guiándola en otra dirección, como si tomaran una curva peligrosa a toda velocidad.

«Damabiah tengo que volver», Meghan se frena ligeramente en el aire.
«Es imposible. No puedes, debes reunirte con el Abraxas, no tenemos mucho tiempo antes de que nos descubran por aquí».
«¿Aquí? Aquí no hay nada, sólo oscuridad», Meghan inspeccionó a su alrededor, incluso la parte baja donde todo el ambiente era sudor y baile ya no se notaba. «Tengo un mal presentimiento».
«No puedes volver así como así, no sabes el camino de regreso y si lo supieras, lo lamento Meghan, pero no puedo dejarte que te alejes de mi lado. Aquí nos quedaremos».
«Pero Damabiah, tú no comprendes, es Izaskun, no es normal que hable de eso modo…»
«Lo siento Meghan, no puedes regresar».

Una esfera de color azul, digno de los poderes de alto rango de Damabiah envuelve a Meghan congelándola al instante.






En la pista de baile Scarlett está abrumada por tener que cumplir la parte de su trato. Un trato injusto después de muchos años de sufrimiento a mano de los Celestiales. Las luces que en un inicio estaban al compás de la música ahora parecía todo lo contrario y la abrumaban por completo, la cegaban y aturdían, todo el lugar daba vueltas y el piso se inclinaba en diferentes ángulos irrumpiendo en su equilibro.

No encontraba su objetivo por ningún lado, ni sabía exactamente si tenía el valor necesario para lograrlo, nunca la había visto y que tan similar a ella podía ser. En qué era diferente además de no tener sus extrañas alas y unos recios ojos jamás antes vistos. Todo había sucedió hace tanto tiempo, que jamás llegó a pensar que su descendencia llegara a ese punto. Era inimaginable. Como lo era ella. Nadie sabía qué era ella y un humano llegaba a ser parte de su linaje, era por demás extraño.

Su espalda colisionó con otra entre el ajetreo y los ánimos caldeados en la pista de baile. La espalda era de su misma altura. La misma dureza. Era ella, era su doppelgänger.

Scarlett no se movió. No pudo aunque su mente le ordenó hacerlo…

Bruscamente giró, la tomó por los hombros y de un brazo la sacó de la pista de baile. Rooney estaba impactada, ¿qué era todo eso?, se preguntaba, ¿qué sucedía? Ágilmente Scarlett calculó cuál era la salida menos vigilada o la menos obvia para el Vidente. El doppelgänger jadeaba por un poco de aire para sus pulmones. Scarlett podría desplegar sus extrañas alas y elevarse por el vacío de regreso al Partenón; su siguiente opción: podría tomar el ascensor utilizando Rooney como escudo para salir, el obstáculo eran todos los alados con los que venía, llegarían mucho más rápido a la sala principal y se harían cargo en seguida. La arriesgada tercera opción: volar en vertical hasta encontrar una salida…

Por un gozoso momento su hábil mente recreó la huida perfecta. Una desdicha era que seguía de pie dando la espalda a Rooney e Izaskun; elevó su cara hacia su vía de escape, la falla: realmente nuca se movió.

Sabe lo que debe de hacer aún contra su voluntad.

Rooney gira de manera inocente para pedir una disculpa. Izaskun, rígido sabía que cualquier movimiento en falso también significaba su muerte y no era tiempo para aquello así su corazón no estuviera latiendo por completo.

—Lo siento —dice Rooney. La cara de Scarlett gira sólo un poco y tuerce una mala sonrisa.
—Descuida…

La mirada de Rooney es fuerte, insistente y Scarlett quiere salir en ese momento del lugar. Gira sus ojos al lado contrario y se topan con los de un Brujo que le niega la cabeza, la mirada de Scarlett implora ayuda, las pupilas del Brujo, como las de un gato, sólo reflejan compasión. El Brujo poco a poco se acerca a ellos, al llegar a Scarlett le murmura:

—De verdad lo siento.

Scarlett aunque no sabe absolutamente nada de la vida de Rooney siente una opresión en el pecho, tan grande y pesada como un bloque de cemento sólido. Las lágrimas escapan de sus ojos y ruedan por sus mejillas dejando un rastro de color azul como el de sus ojos, como si con cada lágrima se disolvieran.

—Chicos hagamos esto con discreción —dice el Brujo. Toma a Rooney por su derecha y a Scarlett por la izquierda—. No queremos que esto sea un caos después de lo que sea que suceda…
—¿Qué…? Pero…

Rooney trata de rechistar sin saber qué es lo que pasa, tan sólo le dio un pequeño empujón a una completa desconocida que no ha podido mirar completamente a la cara.

—Camina Rooney —pide Izaskun y ella lo mira con ojos esperanzados de una explicación—. Yo voy a estar aquí, pase lo que pase…

Izaskun va por detrás del Brujo y las dos chicas, si bien mira a Rooney sabe a la perfección que su frase no es toda para ella si no para Scarlett. Lo único que lo mantiene atado a Rooney es la encrucijada que se forma por defender al amor de su vida y la amistad y lealtad que le tiene a Meghan.

Georg, Gustav, Stiffens y Samantha se encuentran en una posición estratégica para cruzarse con el Brujo, están listos para ser quienes tengan cualquier cosa externa bajo control, con lo que no contaban, era con el ímpetu que llevan por dentro los gemelos inexpertos.

Bill hala a Tom y él a su vez lo hace precipitadamente con Liam y su novia que se levanta a trompicones siguiéndolos hasta cruzar con el segundo grupo.

—¡Diablos! —exclama Stiffens al verlos cerca de ellos, ambos grupos viene casi a la par por extremos diferentes. El grupo comandado por el Brujo tiene el camino libre, contrario al de los gemelos que corren y empujan a quienes tienen de frente.

—Se llevan a la chica —la voz de la novia de Liam se alza por la de muchos.

Gustav actúa.

«No podemos hacer nada». Él le pone una mano de frente para detenerla.
—¡Claro que podemos! —indica Bill furioso— No podemos dejar que se lleven a Rooney e Izaskun, sólo estaban bailando…
—Te dije que ese Brujo no me daba buena espina desde que nos miró de reojo y alzó su copa excéntrica.
—Gustav sólo repite lo obvio: no podemos hacer nada —el tono de Stiffens es por demás furioso.
—¿Qué sucede aquí? —a los alaridos se une Jost y su pareja.
—No es posible —murmura con impotencia Stiffens.
—¡Los están sacando! ¡El Brujo se los lleva! —grita Tom y sin más echa a andar.

Hábil, lejos de lo humano posible, salta y esquiva mesas, bancos, personas. Se ve tan ligero y a pesar de su ropa da la sensación de ser muy delgado para pasar entre cosas o personas con poco espacio entre ellas. Bill le pisa los talones con velocidad, él parece más veloz de lo humano posible. Georg y Gustav han detenido a Liam y su pareja que parecen haber comprendido que las cosas no tenían por qué ir de ese modo. La chica, en pro de ser activa lleva por otra salida a Jost y su acompañante, humanos al fin y al cabo, no lograrían comprender por completo lo que va a suceder y terminarían en la celda de mayor seguridad de un psiquiátrico. Liam debe quedarse como fiel Guardián de Stiffens pase lo que pase.

—Detente Brujo —grita Bill.

Izaskun reacciona al escuchar la familiar voz y sabe de inmediato que esto se pondrá bastante feo.

Un par de metros antes de que Bill y Tom pudiesen estar cerca del Brujo tienen que derrapar prácticamente para detenerse. Cuatro columnas de aire mezclado con halos de color rojo se levantan frente ellos. El Brujo detiene su marcha y mira en dirección a las columnas que impresionan a todos los que cerca se tropezaban con lo que ahí sucedía. Los cuerpos terminaron de materializarse.

Un gemido por parte de Bill y Tom se escuchó.

—Gracias por su colaboración Brujo Bane. Nosotros nos haremos cargo.

El Brujo hizo una reverencia para los cuatro hombres de una altura de más de dos metros y medio que portaban una largas túnicas rojas con un símbolo en el centro a la altura del pecho, las capuchas cubrían toda su cabeza y sus rostros eran una máscara de algún material en color blanquizco grabado en una sola pieza, no poseía ningún tipo de orificio por el cual pudiesen respirar o ver. La simulación del rostro era la misma para los cuatro y eran tan inexpresivas como aterradoras.

Se desplazaron al grupo de Izaskun; dos de ellos tomaron con sus manos enguantadas a Rooney y Scarlett por la parte trasera del cuello estirando dramáticamente sus brazos para no estar completamente cerca de ellas, las forjaron caminar un par de pasos mientras que uno de ellos ya llevaba la delantera del grupo y el último sometió las manos de Izaskun. Intentaron caminar en una posición de diamante pero sólo lo lograron por no más de tres pasos cuando Tom les gritó:

—¡Deténganse! No se los pueden llevar.

Grave error.

Bill se le emparejó. Gustav y Georg quedaron detrás de ellos listos para cualquier cosa que pudiese suceder, detrás de ellos el resto lamentaba la impulsividad de los chicos. En un santiamén, el hombre que llevaba la delantera estuvo parado frente a los gemelos.

—No tienes ni la más remota idea de a quienes te estás dirigiendo.

La voz de aquel hombre resultaba perturbadora, cavernosa y repleta de furia.

—¡Pretender jugar al héroe no es tu destino niño!

La frase salió con más fuerza de la que la parte trasera del grupo hubiese esperado.

—No somos héroes, sólo queremos justicia. No hemos hecho nada.

Alzó la voz impulsivamente Samantha.

—¿Qué son ustedes? —dijo aquel hombre acercando su máscara pétrea al rostro de Tom para analizarlo—. Alguna Hermandad de la Justicia. Siento diversidad de seres, qué interesante, enclenques. Considero prudente que acompañen a sus compañeros al mismo juicio, ¿están de acuerdo conmigo hermanos? —sin voltear a verlos les preguntó. Aquellos tres hombres con la misma prepotencia grabada en el rostro inexpresivo asintieron con un movimiento de cabeza.

Los ataron por las manos de la misma manera en que Izaskun lo estaba, caminaron en procesión hasta la solitaria habitación del Partenón, el clima de pronto pareció lúgubre y por demás solitario. Aquellos altos hombres esperaron a que todos estuviesen dentro y los fueron colocando de manera estratégica.

Samantha era la última, un paso adelante a su derecha estaba Liam, del lado izquierdo Georg, ambos Guardianes Pasivos y frente a ellos sus asignados Stiffens y Gustav; entre ellos Bill y Tom; frente a los gemelos: Izaskun. Scarlett y Rooney dos pasos frente a él, la primera del lado izquierdo representando el pasado y Rooney del lado derecho representando el futuro. Los altos encapuchados se colocaron frente a ellos y mezclados en aquella formación era imposible saber cuál era el que llevaba el mando de la situación inicialmente.

De pronto, aquellos hombres descendieron al suelo sobre una rodilla con la cabeza gacha, en una reverencia. Una voz a lo lejos se escuchó, un eco fúnebre.

—Se les advirtió que no causaran ningún tipo de problemas —era el Vidente. Nadie puedo decir nada, todos y cada uno de los arrestados estaban petrificados—. ¿Tenían la necesidad de ponerse en evidencia ante todos los presentes?

Nadie respondió.

—Si la mayoría de ustedes no tienen ni la menor idea de por qué están aquí. Les voy a presentar a los cuatro Guardias del Destino. Ellos serán los encargados de ejecutar a Rooney.
—¿Qué? —exclamaron a una sola voz Tom, Bill y Samantha; el resto de los hombres se irguieron sabiendo que esto sólo era el inicio de una guerra contra La Guardia y probablemente la muerte de Rooney era lo más ligero que habría que soportar.
—No pueden hacer una cosa de esas…

La voz de Bill es necia.

—Sí pueden, lo más tétrico del asunto —la voz de Izaskun es lacónica—, es que deben hacerlo.
—No… no… —Tom intenta dar un paso adelante pero algo se lo impide. Gruñe—. Izaskun, no lo puedes permitir.
—No lo puedo impedir…

Los ojos de Rooney se abren, gira su rostro para ver de reojo a Izaskun. Scarlett baja la mirada.

—La chica a mi derecha se llama Scarlett —pronuncia lento Izaskun—. Ella ha vivido a través de varias eras, tanto como yo. Su origen es aun extremadamente desconocido; no es un demonio, aunque no se sabe con certeza. A lo que sí, es que posee la mayor parte de su ser de un alto rango angélico, los primeros seres que supieron de su existencia la maltrataron al grado de realizar…
—¡Basta! —grita Scarlett que hasta ese momento se había mantenido completamente al margen y sumisa.
—Lo siento Scarlett, pero necesitan saber la verdad para poder comprender…
—Bien, bien —gritonea levemente Scarlett—. Viví esclavizada, humillada, prisionera por décadas con diferentes razas en diferentes dimensiones y a nadie le importó sinceramente lo que era o de dónde veía, querían sólo divertirse con el espécimen del que todos hablaban. ¿Cuál fue uno de los resultados? Fui violada por algún alelado y quedé preñada, a ese ser se le permitió nacer y quedarse con los suyos, no sé qué dio como resultado pero las líneas continuaron engendrándose hasta hoy en día en que existe Rooney como un humano. Humano denominado doppelgänger. Humano que no debe existir por ser un caminante de alguien que existe, es un doble.

Rooney mira el perfil de Scarlett: la misma nariz, los mismos pómulos, lo rechoncho de sus labios inferiores y por un extraño momento se sintió más parecida a ella que a su propia hermana gemela. Siente atracción por Scarlett, curiosidad de saber más del mundo que a ella la rodea y no el simple en el que vive, ahora sabe que es tan especial como lo es su mejor amiga, Meghan, pero lo ha descubierto demasiado tarde.

—¿De verdad debo morir? —pregunta Rooney con un hilo de voz, ahora no sabe si es el momento justo para luchar o peor aún si podrá. No desea quitarle la mirada a Scarlett, no puede.
—Las leyes de la Naturaleza lo impiden —aclara el Vidente—. Es por eso que los Guardias del Destino, imparciales, cumplen con las reglas que han existido más allá de lo antiguo —su voz es alta y severa—. Tú misma viste tu carta al entrar a este lugar, la denominaste: El caminante. Sin saberlo te condenaste… —de golpe mira a Scarlett— o simplemente tú sabías que estaría presente —Scarlett abre los ojos con pánico, básicamente, aquello es verdad.
—¿Sabían que esto sucedería? —Rooney desconcertada gira todo lo que puede su rostro para ver los de sus acompañantes…
—Es tarde para lamentos y la Muerte siempre es puntual a la hora de reclamar lo que es suyo —el Vidente eleva el rostro y sus ojos se vuelven blancos por completo—. ¡Destino!

Un grito con voz poco humana sale de su garganta y frente a los cuatro Guardias una serie de luces comienza a generarse, todo sucede tan rápido, el Partenón pareciera girar provocando la sensación de mareo. En medio de ambos bandos está colocada una espada de más de un metro de largo, forjada por el primer Reino que existió en todo el Universo, Destino, es la espada labrada para mantener el orden cósmico de todas las cosas existentes y su uso es exclusivo para los Avatares, como los cuatro presentes en ese momento.

La espada vibra por unos momentos, cuando el resto reaccionan, se dan cuenta que los Avatares mueven sus manos, la espada parece pesada, los cuatro hombres realizan los mismos movimientos, al mismo tiempo. Destino, la espada, se eleva del suelo y como si un gran brazo la sostuviese, el filo apunta directamente a Rooney, los Avatares llevan sus manos a la altura de su rostro por su diestra, los deslizan de forma diagonal y realizan un giro. Han dado un ligero paso al frente y sus manos simulan empuñar la espada.

Nadie se ha percatado, la espada ha atravesado el cuerpo de Rooney.

Rooney ha muerto.





ANGEL ON MY SHOULDER

1 Alas:

Itzel dijo...

Ya lo leí, pero no había dejado mi histerismo aquí así que...

ASDFGHJKL

Ahora tendré un trauma como por tres años u.u

Aun no puedo creer que la mataras :'/

Y tengo que decir que cada vez me sorprendes más y más con todos los elementos que sacas :)


Pero quiero más! xD

Besotes