ABRAXAS: Ecce Venio |
Dos semanas después.
—¿No
habla mucho?
—No —sus
manos las lleva a la cara.
Recuerda
una vez más lo impactante que fue ver el cuerpo de Rooney descendiendo al suelo
sin voluntad y por efecto de la gravedad con la espada atravesándole la boca
del estómago y justo saliendo por la mitad de su espina dorsal. La escena en su
cabeza es abrumadora y le provoca escalofríos.
—¿Izaskun ha hecho algo?
—No
accede, desde hace tres o cuatro noches le ha sido imposible dormir… o
intentarlo. Se la ha pasado con la maldita computadora en las piernas. No ha
querido mostrarnos lo que escribe como lo habíamos acordado, hemos ido un par
de días a la escuela y ha sido un desastre. Nos encontramos con Osmara en uno
de los pasillos y las dos lo único que hicieron fue mirarse la una a la otra
durante todo el intermedio de clase, no se movieron, no se dijeron nada.
Hubiese querido que Meghan por lo menos se alejara por su propio pie, pero tuve
que ser yo el que la obligó a moverse —se levanta abruptamente—. No sé cómo
ayudarla.
—Relájate
Georg, gritando no vas a solucionar nada. Meghan funciona de una forma
diferente…
Georg
suspira, se vuelve a dejar caer sobre el sofá y tira su cabeza atrás.
—No
sé qué hacer…
Murmura
Georg.
Nicasi,
su interlocutora, se levanta del sofá frente a Georg esperando que se encuentre
bien y que alguien más le dé el apoyo que tanto necesita. Camina por el pasillo
en el que vio jugar durante muchos años a sus hijos, la habitación del fondo la
espera con la puerta ligeramente abierta, hay demasiada luz, por un momento
Nicasi se preocupa de lo que Meghan pudiera estar haciendo con su ser sin ella
saberlo. Al abrir la puerta un poco más, lo que aportaba la gran magnitud de
luz eran las ventanas sin la protección de las cortinas; Meghan está de pie
frente al ventanal con los pies desnudos y bien plantados sobre el suelo, no se
tambalea ni deja caer el peso sobre alguno de ellos. Está en equilibrio, su
cabello está escurrido, no tendrá mucho que salió de la ducha y se agrupa en
gruesos mechones que gotean en la alfombra.
—¿A
qué viniste?
Nicasi
se sorprende bastante al volver a escuchar la voz de su hija nuevamente pero
trata de aparentar serenidad en su tono de voz al hablarle.
—Si
tus métodos de auto destrucción no te están funcionando, vas a tener que
cuadrarte a los nuevos…
—No
quiero.
—No
te estoy preguntando. Ya tuviste tu tiempo de diversión y rebelión, espero que
lo hayas disfrutado porque te vas a tener que someter a reglas nuevas.
—No
me interesan —la voz de Meghan es parca.
—Iremos
a ver a una persona que probablemente no recuerdes pero que siempre ha estado
presente.
Meghan
gira su cabeza de modo tan tétrico como una muñeca vieja. La comparación parece
corta, debajo de sus ojos hay una gran mancha violácea y sus prominentes
pómulos sobresalen más de lo habitual, su flequillo a la frente está tan
desarreglado; sus labios están cuarteados y no es necesario enfocar mucho para
ver que hay pequeñas costras, en otras partes se puede ver la piel de sus
labios al rojo vivo. Los ojos tienen derrames y en su débil intento de verse
triste, se ve furiosa.
—Han
querido reunirte con él y desafortunadamente no lo han logrado, le han dado
demasiada importancia y mucho renombre pero tan sólo es alguien que es parte de
ti, es tu abuelo…
—¿Qué
eres mamá? —Nicasi se sorprende por la pregunta—. Ahora me puedo dar cuenta
que en muchas cosas te has mantenido al margen, nunca te involucras en peleas,
ayudas a los demás pero no a los tuyos, finges demasiado bien e incluso no me
gané una gran reprimenda por haber estado fuera de casa por más de un mes,
regreso y recibo una casa para mí sola, llámame paranoica pero tú escondes más
cosas de las que la gente sabe.
—Si
te lo dijera, todo perdería su gracia.
Meghan
cerró los ojos y volvió su rosto al frente, era una clara señal de rechazo.
—No
es necesario que te muevas, puedo llevarte de cualquier forma.
—¡Hum!
—en burla soltó Meghan.
De
pronto todo suelo y temperatura desapareció, todo color, todo sonido, todo
sentido y forma.
«Déjame».
Pidió desesperada Meghan.
«No
te va a pasar absolutamente nada cariño». Meghan reaccionó asustada al escuchar
la voz de su madre en el interior de su cabeza, el tatuaje se desprendió de su
piel y las alas se abrieron en todo su imperioso esplendor, más, por el miedo
que Meghan estaba sintiendo en ese momento.
La
luz comenzó a aparecer alrededor de ellas aunque la oscuridad predominaba en
todas direcciones. Era como estar atrapada de nuevo en la burbuja en la que
Damabiah la retuvo y la oscuridad era todo lo que estaba a su alrededor, esta
vez no había visiones en su mente de lo que debajo de ella ocurría. En un
atisbo Meghan pudo distinguir a su madre en una posición de meditación.
«¿En
dónde estamos».
Girar
el rostro para buscar algo era en vano. Comenzó a sentir un pánico creciendo en
todo su interior. Parecía flotar y a su vez no, las a alas se movían con
desesperación, ellas también rastreaban alguna sensación cercana que le hiciera
sentir algo más en su entorno.
«No
hay nada por qué temer Meghan».
Una
tercera voz se unió al silencio mortal que reinaba en ese lugar.
«¿Quién
es? Mamá, has algo…»
«No
va a suceder nada que no quieras Meghan», la fuerte voz se alzó nuevamente
desde todas las direcciones y eso era imposible para las creencias de Meghan.
Era irreal. Por un segundo creyó que había por fin caído en algún estado de
sueño llevada por el cansancio de estar en vigilia durante una quincena de días
tratando de alejar del rincón donde se había alejado el recuerdo severo de ver
la ejecución de Rooney. Había deseado con desesperación caer inconsciente y por
algún tiempo no sentir absolutamente nada. Pero nada era lo que había sucedido.
Meghan
prestó atención a lo que de pronto sucedió, nadie la atacaba, nadie se movía,
se escuchaban ligeros susurros, inflexiones, emociones, tintineo acompañado de
una cadencia. Ambos timbres de voz interactuaban y correspondían entre sí. Eran:
su madre y la misteriosa tercera voz hablando.
«Perla».
O eso
la voz le quiso decir, no lo sabía con exactitud, su cerebro sólo asimiló aquel
sonido desconocido. Sintió a su vez soledad, su madre se había ido.
«La perla más hermosa y valiosa».
Algo
en su mente siguió trabajando hasta encontrarle significado a los fonemas de la
fuerte voz.
«Mi
querida perla».
Los
sonidos flotaban con dulzura, una sensación de calidez la invadió y un recuerdo
lejano se aproximó al borde de sus ojos: era Meghan de bebé, está dentro de una
periquera estirando su mano para tocar el cuello de un señor a un costado suyo,
es alto, la impresión que da es de ser fuerte, su aura es sabía. Porta ropa
común, Meghan sólo ve una playera blanca que deja un poco de su pecho ver.
Meghan hace pequeñas trompitas analizando el por qué aquel gran hombre porta
unos enormes y ridículos lentes oscuros de bordes rojos, tan grandes que
sobrepasa lo racional y conocido para ella. Quiere verle los ojos…
«Un
buen recuerdo, mi querida perla, ansiabas
quitarme esos enormes lentes pero una buena dosis de besos fue lo que recibiste
a cambio». Dice la voz con su voz llena de extrañas inflexiones pero dulces y
esa voz la ayuda a completar la escena en su memoria. «Todos los recuerdos son
valiosos, así como son necesarios. Nunca debes sentirte culpable de revivirlos
nuevamente».
Las
imágenes en la cabeza de Meghan se amontonan una detrás de otra con fiereza y
dejan de lado la imagen de su infancia:
Rooney
mira hacia atrás para ver el rostro de Izaskun y como da la explicación de que
aquello es imposible de cambiar; las preocupaciones de Rooney de un momento a
otro desaparecen cuando mira el rostro fijo al frente de Scarlett y ella sólo
mueve sus extrañas pupilas de lado pero no más, ambas se identifican, saben que
un lazo antiguo y fuerte las une, son la misma persona «¿De verdad debo morir?» es su penúltima frase. No hubo despedidas
formales. Escucha con atención la explicación del Vidente pero ahora que sabe
su destino, lo único que desea es conocer todo acerca de la chica que está a su
lado. Hay una vibra tan fuerte como un imán y una traición sale a la luz. Una
traición que ya no importa ponerle atención, Rooney sabe que va a morir, la
traición de los que consideraba sus amigos por llevarla a un matadero sin
salida es lo que menos le interesa en ese momento. Ella no quiere morir y su
respiración se sincronizan con los latidos de su corazón: acelerados. Meghan
los puede sentir, ver… pero no se puede mover, Damabiah la tiene presa en una
burbuja y no puede hacer absolutamente nada, no puede controlar su cuerpo, está
rígido.
«¿Sabían que esto sucedería?»,
dice Rooney, aún la escucha con claridad en su mente su fina voz. Meghan está
desesperada por volver a traer ese recuerdo a su mente, unas ligeras
convulsiones la atacan; sabe lo que le prosigue a su comentario y la respuesta
sin marcha atrás que el Vidente le proporciona. Lo que pasa por la cabeza de
Rooney ya no es consternación, una vez que escucha nombrar con poca voz humana
al Vidente el nombre de la Espada que le hará justicia, ella mira una última
vez a Scarlett, le desea la mejor de las vidas y que no se sienta en absoluto
afectada porque ella tenga que morir, de todas maneras, nunca se conocieron lo
suficiente para entablar algún hilo fuerte entre ellas. Rooney está en paz. El
Partenón vibra bajo los pies de los presentes y el cuerpo de Meghan lo hacía
dentro de la burbuja por desesperación, por odio, por rabia de estar a punto de
perder a su única y mejor amiga.
Ahora
las convulsiones de Meghan eran reales. Reales como cada que le venía el
recuerdo a su mente.
Lo
siguiente en la escala de imágenes es ver la imperiosa espada desenvainada en
medio del Partenón y los Avatares manipulando con toda la fuerza que poseían,
el baile y ritual de la espada entre Avatares es deslumbrante pero a Rooney eso
no le interesa, ella en lo único que piensa ahora es en Meghan y entiende el
propósito sin ella saber que Destino, la Espada, es quien le está revelando su
verdadero camino, porque eso no era el fin. Ahora la espera con ansias y ella
llega a su cuerpo para fundirse en uno sólo, no hay calor, no hay dolor, no hay
tristeza en el Nirvana en el que se encuentra, Rooney con lo mejor que lo puede
comparar es paz. Lo contrario a todo lo que sienten los presentes y el tumulto
de emociones le pegan como una gran bofetada a Meghan, quiere salir de donde
está y abrazar a Rooney, cuando todos los ojos presentes ven como Rooney al ser
seccionada por Destino pierde estabilidad y fuerza en sus piernas, se doblan.
Las manos de Rooney están caídas, la sangre comienza a derramarse por su
vientre, tibia, Meghan mejor que nadie lo sabe. Los ojos de su mejor amiga ya
están sin vida, ha perdido la conexión con el mundo y lo que ella ve
corresponde a un plano diferente, peo Meghan, sigue en el terrenal y un fuerte
golpe, uno hueco y retumba en eco tétrico.
Todos
al unísono contienen la expresión de terror y sostienen en sus gargantas un
grito, las ganas de correr son impedidas por los amarres que los Avatares impusieron.
Ellos mismos de pronto desaparecen llevándose consigo la Espada y el alma de
Rooney.
Al
desaparecer los Avatares desaparecen los amarres y de pronto se vuelve un caos,
el Partenón, ahora luce diminuto.
Scarlett
no lo duda dos veces y toma el cuerpo de Rooney en vilo para elevar el vuelo
con sus alas bicolores y extrañas. Scarlett no vio por dónde pasó, su meta era
llegar a lo etéreo y desaparecer con Rooney. Causa que provocó que el cuerpo de
Rooney rozara con Meghan, sus manos se tocaron para después el cuerpo de ambas
colisionarán, Meghan se mancha de la sangre de su mejor amiga y Scarlett por un
momento pierde el equilibrio a punto de dejar caer al doppelgänger al vacío, el pánico de Meghan crece en su interior en
tanto en el recuerdo como en el presente, no se puede mover y es presa de ese
sentimiento y el odio que siente de pronto por Damabiah que no hace nada por
liberarla.
Después
de equilibrarse nuevamente, Scarlett sostiene a Rooney más fuerte contra su
cuerpo sintiendo como la sangre empapa su blusa cada vez más y mira a los ojos
petrificados de Meghan, ella, le suplica con la mirada que no se lleve a su
mejor amiga. Lo último que Meghan recuerda es ver el destello veloz de las alas
de Scarlett al alejarse de su campo de visión.
Meghan
vuelve a la realidad oscura en la que se encontraba con la extraña voz, ahora
la voz es un señor de edad madura, nada parecido a lo que ella tiene por
concepto de abuelo, aparece. Aquel hombre tiene el cabello oscuro, una ligera
barba en su cara, sus ojos son cálidos, tan paternales que instintivamente
Meghan se irgue y se acerca a él para abrazarlo. Ahora siente como hay un suelo
bajo sus pies. Firme, y un abrazo sólido correspondido.
«Los
recuerdos, es el mejor tesoro que tenemos los seres con memoria y cada uno
tiene un precio que vale la pena conservar, sea bueno o no tanto, sacarlo de
ese cofre». Su voz es cálida, paternal.
Siente
sobre sus hombros el peso de no sentir aquello desde hace muchos años. Lo
reconoce. Entiende su idioma con claridad.
«Te
he extrañado tanto, abuelo», dice Meghan con una claridad sorprendente en aquel
extraño idioma. Él sonríe.
«Sabía
que tú, mi perla, no podrías fallarme
después de tantos años y ahora estás más que lista».
Meghan
es golpeada de pronto por un recuerdo vago donde su abuelo le explica mientras
ella balbucea el significado e importancia de su nombre: eres mi perla, mi preciosa perla.
«Claro.
Así como en el mundo de los humanos existen los grandes gobiernos y personas
que están sentadas, en lo más alto de un edificio, en su lujoso penthouse jugando ajedrez, fumando puros
importados y sin importarles lo que al resto de su misma raza le ocurra, así
mismo sucede con la raza de la que está compuesta una parte de ti», Meghan no
comprende ni hila lo que esas palabras le transmiten. Su abuelo mantiene una
calma tan perfecta que es abrumadora.
«¿Qué
es lo que quieres decir, que los de mi clase están jugando al lavado de plumas?».
«Lo
que te quiero explicar es que la misericordia que tanto se empeñan en hacer
publica los humanos acerca de los ángeles es completamente falsa, lo sabes. No
hay un Dios que los creó para protegerlos, nada tienen que ver los ángeles con
los humanos. Cada raza lucha por sobrevivir con lo que puede y tiene. El humano
dejó de ser hace mucho tiempo alguien competitivo cuando comenzó a crear su
propio mundo de fantasía poblando su dimensión disponible como un canal de
televisión y ridiculizando al resto del universo», su abuelo es severo, la
forma suave del su idioma se convirtió en algo de pronto tan brusco.
«¿Entonces
los míos están completamente desprotegidos?», Meghan analiza la vida desde el
punto de vista angelical, porque, eso es lo que ella cree ser pero sobre todo
una humana.
«Desde
luego que no. Ahora todo es un gran conflicto de intereses y por supuesto, la
gran ley universal que dice: todos
necesitamos de todos, es muy vigente para a la actualidad y a todas las
razas, como un llano ejemplo te puedo asegurar que las viejas pirámides de
Egipto fueron pulidas por algunos de otra dimensión y raza para una finalidad
específica, lo que no ha cambiado en los miles de años que han transcurrido.
Por otro lado están los que no desean ni quieren las injusticias y se han dado
a la tarea de rellenar el papel famoso y estelar de “ángel de la guardia, mi
dulce compañía” como uno que no existe, aunque en su mayoría sean dulces
compañías pero no siempre son los ángeles quienes entran a las filas de la
protección de los humanos», Meghan siente claramente como la conversación ha
tomado un punto muy diferente a debatir. Se siente como en una montaña rusa.
«¿Y
por qué esos otros hacen por los
humanos un trabajo que sólo es agradecido de manera formal a los ángeles?».
Todo
lo que a Meghan le falta descubrir, no pensaba que fuera de una manera tan
complicada. Ella sólo deseaba estar frente a alguien que le diera la certeza de
que estaría bien.
«Porque
son el blanco más fácil de atacar», su abuelo se mueve pasivamente de un lado a
otro y sin perder la calma, anunciarle aquello no le perturbó en sus
expresiones sin en cambio la inflexión de su voz fue grave.
«No
comprendo», aceptó Meghan.
«En
su momento lo harás y te darás cuenta que las injusticias abarcan mucho más de
lo que te puedes imaginar y comprender que humana no lo eres».
Otra
replica que cambiaba la conversación de rumbo.
«Lo
soy». Afirmó Meghan con seguridad. Lo parecía él con su aspecto aún juvenil. «Es
decir, parte de mi lo es y la otra es…». Meghan señala lo obvio.
«Desde
luego que no, mi perla. Te costará
trabajo ordenar tus ideas y las formas en las que tu cuerpo puede cambiar sin
embargo, definitivamente no eres humana. Tu alma está compuesta mitad angélica,
mitad de un gran Dios. Posees mucha más fuerza de la que imaginas y eres casi
un trofeo para esos idiotas que están jugando a conquistar diferentes reinos»,
la desesperación se asomó por su rosto y Meghan se sintió abrumada.
Su
abuelo camina hacia ella para tomarla con calma de los hombros, no es un acto
desesperado pero sí para hacerla consciente de lo importante que es.
«¿La
Guardia?».
Ata
los cabos sueltos que tiene de la información de todos sus allegados.
«Los
mismos, que pretenden afectar el orden de las cosas y las causas. Y tú tienes
la peculiaridad de poder unir lo divino con lo demoníaco. Tú superaste por
mucho a diferentes Avatares y lograste ser un Abraxas natural. Nadie como tú
hace siglos o milenios».
«Yo
sólo quiero seguir siendo humana…»
Dice
Meghan con rostro lleno de pánico y entumida hasta el último músculo.
«Comprende
que no lo eres. Crecer en un mundo de humanos no te hace humano y la realidad y
los sacrificios comienzan ahora que eres lo que decidiste ser… aunque no te
hayas dado cuenta por completo. Después de la aceptación, el sacrificio es el
segundo paso y tú ya has levantado una pierna en ese escalón».
A
Meghan le golpean una vez más los recuerdos.
«Yo
no deseaba la muerte de Rooney».
—Y de
dónde crees que se crean los ejércitos y legiones. Deja tus emociones mortales
a un lado y mira de frente el peligro que te acecha —una fina voz se cuela al
lugar, esa voz que tanto ha extrañado en todo este tiempo.
—¡Rooney!
—grita Meghan en lenguaje humano—. Oh, Rooney estás viva.
Las
lágrimas comienzan a caer por el rostro de Meghan, camina a dónde está parada,
con la misma ropa que usó en aquel día trágico.
Rooney
baja un poco el rostro y niega.
—No
Meg… no lo estoy. Estoy en la misma condición que ha estado durante estos
quince días.
—Entonces…
qué está sucediendo —Meghan mira a su abuelo.
—Él
me está ayudando a que todo salga mejor y… y estar lista para el día en que me
necesites.
Meghan
contiene la respiración.
—¿Qué
eres? —pregunta en diminuta voz.
—Plasma
—responde Rooney de una manera tranquila, parece que después de todo ella no ha
sufrido la desesperación que Meghan y ella comienza a desquiciarse, acaso no
sabe lo difícil que ha sido todo este tiempo recordando una y otra vez el
momento de su muerte.
—No
comprendo Rooney…
—Puedo
pedirte Meg por favor que no te quedes estancada, todo saldrá bien, aun debes
hacer muchas cosas, en la escuela, con los chicos de la banda, viajar, jugar
con tus hermanos y entrenarte mucho. Por mí ya no debes preocuparte —Rooney
habla con una calma con la que nunca contó cuando estaba con vida, Meghan casi
no la reconoce—. Soy un fantasma.
Rooney
termina con una risita nerviosa y Meghan no puede contener la cara de estupor.
Georg
sostiene en vilo a Meghan, de pronto había desaparecido Nicasi, la madre de su
novia y había escuchado un ruido amortiguado por la alfombra. Corrió tan rápido
como el asombro le permitió y al ver la puerta de su habitación de par en par
con Meghan y su largo cabello desperdigado en mil direcciones al pie de la
cama, la confusión lo atacó.
¿Dónde
estaba Nicasi?
¿Qué
le había hecho a Meghan?
Después
de tratar de hacerla reaccionar sobre el suelo y en vano, notó que comenzaba a
sudar, lo que le preocupaba era que se pudiera convulsionar y no tenía la
certeza de si su mal era por la tristeza por la pérdida de su mejor y única
amiga o era parte de los miles de achaques que le venían de vez en vez debido a
que su cuerpo cambiaba con frecuencia.
—Rooney…
—Meghan bisbiseó lo que parecía una frase en algún otro idioma que Georg no
conocía.
—Meghan,
Megh, despierta ya —dijo Georg con impaciencia.
—Ella
está bien.
La
voz provino desde el marco de la puerta.
—¿Qué
dices? —Georg no reacciona al momento y un segundo después su cuello gira
abruptamente— ¿Estás hablando en voz alta?
—Así
es —Gustav mueve la cabeza afirmativamente con las manos en los bolsillos de
sus pantalones cortos—. No te preocupes por Meghan, ella está bien. Donde
quiera que esté su alma en estos momentos.
—Lleva
horas así —Georg deja que su cabeza se recargue en la cama.
—Está
con el Abraxas, Nicasi la llevó.
1 Alas:
¡OHMYGOD! Ya sabía quién sería el Abraxas... ¡Pero no que fuera su abuelo! Ö
Pregunta: ¿Por qué si Rooney tiene una gemela, no se murió también la gemela, porque también es un doble, no? O era porque Rooney era amiga de Meghan?
ASDFGHJKL
¡Yo quiero más! Más de un mes sin saber nada de AOMS y esto no es suficiente xD
Muy interesante aunque medio enredado
Besototes! :P
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