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Nuevamente trato de salir de mi estupor sin saber cómo reaccionar correctamente.
—Qué es este lugar…
Bisbiseó entre la maravilla de ver una alta, infinita torre que se eleva al cielo con su color arenoso por todos lados, cayendo por las ventanas enredaderas de un color verde tan asombroso, todo parece tener vida propia. Es tan hermoso… que fácil olvido que me encuentro a la orilla de un peñasco y si sigo con mi asombro caeré. Volteo y miro a Izaskun que sigue mirando la dirección en la que Scarlett se fue. Sé que contiene con todo su poder las ganas de salir corrie… volando hacia ella pero solo se queda inmóvil mirando a la nada y veo su frustración reflejada en el brillo que desprende el tatuaje de su espalda, están pidiendo a gritos poder ser liberadas, ser libres. Las mías sienten lo mismo.
—¿Estás bien? —no sé qué decir en verdad, ni siquiera soy consciente de dónde estoy, lo que me queda claro es que estoy no es Alemania, el aire es diferente, aquí huele a algo natural, puro tal vez. No siento la misma sensación que tuve con el Abraxas en aquel mundo lleno de oscuridad pero a la vez luz.
—¿Cómo sabías que Scarlett estaría ahí?
—¿Qué? Es decir… ahmm. No lo sabía, digo no es… digamos que, no sé muchas cosas pero puedo intuir Izas y si quisiera alejarme de Georg, sinceramente sería la última cosa que haría por voluntad, el recuerdo no me bastaría. Tendría que saber siempre de él.
—¿Crees que disfrute verme hecho pedazos? —abro los ojos de par en par. Jamás había escuchado a Izaskun hablar de esa manera tan derrotada.
—Por supuesto que no. Tengo la certeza de que ella está en el mismo vagón que tú…
Con toda la calma de mundo toma asiento en una piedra y mira al firmamento donde la atención se centra en la gran torre, esta ciudad parece ser un valle donde en el centro esta esta imperiosa torre.
—No sé de lo que es capaz Scarlett, es tan volátil. La noche en que la encontré hecha jirones cerca de alguno de estos peñascos a penas y respiraba, si la movía probablemente la mataría el dolor; hice todo lo que estuvo en mi poder para estar con esa desconocida en sus últimos momentos. A ratos dormía profundamente y en un par de ocasiones pensé que ella se había ido y regresado con el Universo. Fueron unos cuatro o cinco días en Balbál, unas dos semanas en el tiempo de la Tierra. No prestaba mucha atención a lo que ella hacía, miraba, como ahora, la Torre de Balbál mirando como todos allá hacían sus labores mientras yo dejaba las mías olvidadas para darle un descanso a una alma, la cubrí con una tela blanca que a pesar de las horas nunca se manchó de sangre y la mantuvo cálida, después de ese periodo dijo algunas palabras en algún idioma lejano, desvariaba durante horas, su idioma lo ubicaba pero me era difícil lograr decir algo o comprenderlo. Lo único que le explicaba era que nos encontrábamos en Balbál; ante aquello sus ojos se abrieron y ese mar interno de azul me hipnotizaron o me idiotizaron —Izaskun suelta una carcajada seca—. Retiré la manta de su cuerpo que para ese entonces tenía mucho mejor aspecto que cuando la encontré a pesar de no haber ingerido nada. Decidí llevarla a mi hogar… después fue su hogar, aprendió Enoquiano con facilidad y destreza. Llegó el momento de que me contará su historia y todas esas atrocidades que le habían hecho…
—El peor recuerdo fue el más difícil de contar —su voz es clara detrás de mí pero no me atrevo a mirarla, me es difícil enfrentarme a ella cara a cara después de saber que Rooney básicamente murió por mí culpa—. En alguna dimensión habían abusado de mí y en su momento quedé preñada, aquel ser mío fue arrancado de mis entrañas y desconozco su destino. Con los días en Balbál la población se acostumbró a mirarme como lo que era, una más enriqueciendo este mundo extraño y el amor hizo su jugarreta. La mejor de toda mi existencia. Izaskun y yo éramos los más felices, lo amo y lo sabes bien Meghan —al decir mi nombre era casi una orden que la mirara para que no quedase duda. Asentí con la cabeza.
—Yo lo sé, pero este idiota no —Scarlett sonrío por mi audacia de expresar la mala palabra en alemán sobre el idioma Enoquiano en el que estábamos hablando. A pesar de lo exótico de su belleza, cuando sonrió todo su ser cambió, se relajó por ese segundo expresando la mejor de las bellezas.
—Lo natural sucedió. Meus Thronis Izaskun con su infinita paciencia… —se detuvo un momento y supuse que algo tan traumante como aquello necesitaba tiempo—, en fin, nuevamente algo crecía dentro de mí. Aquí, en Balbál nadie dijo nada pero todos sabían que era un suceso extraño: yo una criatura sin precedentes y Meus Thronis Izaskun con su gran rango celestial daba a que todo aquello fuera una gran condena para Balbál y su seguridad, aquí no existen las guerras, las disputas tal vez, la justicia se aplica a un modo diferente pero este viejo mundo no se usa para las guerras y yo lo estaba amenazando con nuestra estadía, el Brujo Bane me lo dijo, me dio la mejor solución para todos…
—Huiste —digo ligeramente.
—Durante miles de años y aunque parezca una tiranía de mi parte, fue lo mejor que pude hacer, gracias a eso, sostengo mi lugar en Balbál, nuestro lugar Meus Thronis Izaskun. Nuestro hogar —el tono en que lo dijo fue tan personal que me sentí fuera de lugar en aquella conversación. Scarlett prosiguió tras el rechazo de la mirada de Izaskun y sentí una punzada de dolor en el corazón tan intensa que me hacía falta el aire—. Durante mucho tiempo viví en la Tierra y él y yo fuimos tan felices como lo fue su vida, la que resultó con evidencia corta. No fue débil —no entendía—, pero fue un ser lleno de virtudes y cualidades muy parecidas a las humanas, lleno de bondad como Meus Thronis Izaskun y cada día derramaba lágrimas de frustración porque no lo vieras hacer una vida. Su naturaleza fue tan extraña y aclamada por las mujeres de todas las razas. Una humana fue suya por el resto de los días en que el vio el sol terrenal.
¿Un hijo? ¿Estos dos habían tenido un hijo? Esto iba más allá de mi entera compresión.
El silencio reino, y me pude imaginar la sarta de reclamos que Izaskun tenía en la cabeza o que seguramente se las estaba recitando solo a ella ya que sus ojos flameaban, se apagaban, se llenaban de un montón de sentimientos que su azul arrebatador revelaba al revolverse como un mar enloquecido. Seguía sin comprender el alcance del problema y estos dos parecían no preocuparse por absolutamente nada más que mirarse con reproche el uno al otro.
—El resultado de todo esto —se aclaró la voz Izaskun— es que aquella humana siguió sus instintos naturales, la cadena parecía no desgastarse. Yo me fui de Balbál y Scarlett regresó aquí, en seguida se me puso al tanto de la situación… por lo que aquellos seres nuestros corrían un severo peligro. La única salida era adentrarme a un cuerpo humano y vivir en él en el momento en que se suscitara la dualidad. Así ha sido durante toda mi estancia en la Tierra desde hace 20 años. Es la razón por la que este cuerpo no es completamente mío y no podré ser yo mientras Georg viva.
—Entonces… Georg —lo trataba de sopesar lentamente—. Él es…
—No lo que tú piensas —dijo Scarlett con un tono maternal—. Si bien lo que sucedió fue hace muchos años, no sólo él está en peligro y he estado en una búsqueda constante de hasta dónde fue que llegó el alcance de nuestro amor —las palabras salían de su boca de una manera natural que me costaba muchísimo trabajo concentrarme en la problemática y a su vez a Izaskun con una vida amorosa no activa, para mí simplemente era Izaskun—. Es difícil cuando estás casi sola y con ayuda de unos pocos que no son asiduos a esta dimensión. Ya hemos tenido la primera baja.
Mi corazón me presiona las costillas. Sé de quién habla.
—Entonces Georg viene de una larga línea de descendencia…
—Que de algún modo prefiero que capture algún Vidente a La Guardia que te acosa.
—La situación es, que esto se está saliendo de control —asegura Scarlett.
—Y no podemos dejar que Georg sea visto a mi lado como realmente soy—Izaskun por fin se digna a darnos la cara—. Yo vivo en otro cuerpo y mi doppelgänger nunca muere.
—Tus doppelgänger...
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