AOMS - Capítulo 23: Esperanza.

IZASKUN: Ubi mors ibi spes
















Las campanadas comenzaron a sonar en la Torre de Balbal, Izaskun y Scarlett llevaban horas viendo flotar el cuerpo sin sentido de Meghan abrazados sin saber qué más hacer, comenzaba a caer la oscuridad en el ambiente; la paz temprana de Balbal, decían los habitantes del reino más antiguo del Universo.

Al finalizar la última campanada una racha de viento revolvió los cabellos largos y negros de Scarlett impidiendo toda visión, la impulsó contra Izaskun y a su vez los llevó a quedar contra una roca de prominente saliente que lastimaba a Izaskun en su punto más débil. Por más que intentaba impulsar su cuerpo contra corriente mayor era la fuerza del viento.

Con forme éste tomaba fuerza se escuchaba un grito poderoso acercarse.

Más. Más. Más.

Todo se detuvo.

Otro cuerpo impactó contra Scarlett lo que provocó a Izaskun una exclamación brutal de dolor. La piedra le estaba perforando la parte naciente de las alas. El cuerpo recién llegado cayó al suelo sin fuerzas, al mismo tiempo el de Meghan.

Otra vez.

El viento había parado súbitamente. Megan comenzaba a tomar conciencia. Scarlett miraba sin dar crédito a lo que sucedía, su primer instinto era ayudar a Izaskun, el instinto de este era ayudar a Meghan y al tratar de hacerlo a su paso se encontró con el cuerpo del recién llegado y fue a dar de bruces contra el suelo.

¡Meus Tronis! —gritó Scarlett, esto sobrepasaba el número de situaciones que sus manos podían controlar.

Meghan se giraba sobre su costado, todo giraba dentro de su cabeza, lo que hizo girar su estómago y vaciarlo. Scarlett miraba a un lado y a otro ayudando primeramente a Meghan a no tener un percance mayor, la estabilizó junto a una roca. Maltrecho Izaskun se levantaba con ayuda de Scarlett. Le faltaba la fuerza para hacerlo por el mismo y solo había conseguido agazaparse un poco sobre el cuerpo sobre el que cayó.

—¿Estás bien? —con la voz cargada de pánico Scarlett podía oler y ver la sangre brotar de la espalda de Izaskun que empapaba no solo la playera sino también el pantalón—. Esto no tiene buena pinta Meus Tronis.
—No me interesa —trato de usar todas sus fuerzas restantes para no dejar caer por completo su peso en Scarlett, por más que lo intentaba no contenía los gestos de dolor. La herida era grave y no sanaría con facilidad—. Quién es ese que está ahí tirado —gemidos de dolor…
—Dice llamarse Yitzhak… —fue lo único que logró decir Meghan antes de volver a encontrarse con el mundo revuelto en su interior. Izaskun le indicó con un ligero movimiento de cabeza que la ayudara; él se dejó caer lentamente de rodillas manteniendo el equilibrio sosteniéndose de las altas piedras y acercándose al que había provocado tanto revuelto.
—¡Ey, tú! Despierta —con una mano temblorosa le tomó el rostro por la barbilla—. No es verdad, dime que es un mal chiste —tanto Meghan con los ojos empapados de lágrimas como Scarlett miraban con atención a Izaskun examinar al chico—. ¿Cómo es que él llegó aquí? ¡Despierta! —lo sacudió con más energía aunque no la suficiente que Izaskun hubiese querido pero bastó. Los parpados del chico comenzaron a bailar con rapidez—. Te encuentras ya mejor Megh…

Ella lo miró con miedo. Lo vio como un ser ajeno al jovial Izaskun de 19 años. Era imponente, fuerte, más rubio de lo que el bronceado siempre destellaba en su piel, sus ojos comenzaron a cambiar de color, el cambio era exiguo pero perceptible, Izaskun daba chispasos de ser y no serlo a la vez. Había mechones en su cabello rubio rojizo que no eran compatibles con el castaño que la memoria de Meghan tenía grabada. Las facciones de su rostro eran igual de afiladas pero con esa severidad impregnada.

—Yo… —el pánico rodeaba a Meghan de cabeza a pies.
—Lo comprendo si no lo estás.
—Yo…
¡Meus Tronis! —exclamó Scarlett con alboroto.
—Georg… —susurró Meghan.
—¿Qué? —con una exhalación de gran esfuerzo Izaskun no lograba comprenderlas.
Meus Tronis —ahora fue el chico tumbado aún en el piso que miraba con estupor a Izaskun. El chico se levantó de inmediato y a trompicones—. Mi respeto honorable Meus Tronis.

Yitzhak procedió a una inclinación de cabeza.

—Déjate de payasadas y dime qué estás haciendo aquí… Meghan cómo llegó él aquí —al mirar el rostro de Meghan, Izaskun se quedó de una pieza—. ¿Qué te sucede? Estás mortalmente pálida.
—Meus Tronis —se aclaró un poco la garganta Scarlett y con tono ligeramente sumiso le comunicó—: has dejado el glamour del Izaskun humano, el cuerpo está detrás de ti.
—Oh…

Izaskun miró inerte el cuerpo del chico con el que había estado con él durante casi dos décadas flotando con los parpados cerrados como si estuviese en gravedad cero. Miró sus manos y el resto de su cuerpo desnudo, tanto como el dolor de las alas le permitió, vio su verdadero cuerpo, era tan diferente, no lo había llegado a olvidar pero lo sentía un poco ajeno en esos momentos. Culpa del dolor, otro tanto de haber dejado de verlo durante años. Éste, era de una claridad mayor comprada con el cuerpo humano y pureza se reflejaba al mismo tiempo; el cuerpo del celestial ahora carecía de muchas de las de un humano como el bello por destacar una entre tantas, así mismo notó su grandeza, de reojo notaba lo diminuta que era Scarlett con su ahora escaso metro ochenta para sus más de dos metros. Esta le sonrío y recordó en un segundo la primera vez que lo vio, el azul de sus ojos vívidos revoloteó como la volcadura de una ola de mar.

—No creo que puedas salir durante algún tiempo del Balbal, Meus Tronis.
—¿De verdad estoy en el Balbal? —el chico los ignoró, miraba a todo lo largo y ancho no creyendo aquello. Lucía en mejores condiciones que cualquiera de los otros tres y por supuesto había conservado su ropa más no sus armas y sus alas estaban plegadas a al espalda.
—¿Qué infierno, estás haciendo aquí? —la voz de Izaskun fue tan fuerte que aunque seguía estando en cuclillas denotaba ferocidad. Meghan se agazapó contra sí sin importarle si iba a dar contra lo que había digerido su estómago. El brillo que desprendía el cuerpo desnudo de Izaskun la ponía intranquila.
—Permítame explicarme Meus Tronis —con una ligera reverencia y un tono respetuoso pidió el chico, Izaskun asintió sobrellevando el dolor—. Si bien usted me reconoce, mi placer en encontrarlo vivo ha sido mayúsculo, mi hermana y yo —­miró un poco a Meghan esperando su reacción pero prosiguió pensando en apañárselas después con ella—, hemos hecho hasta lo imposible por encontrar el punto donde nuestro mundo colapsó. Nuestra existencia es imposible donde nos encontramos, todo se ha salido de control. Los accesos al Balbal que Meus Scarlett nos relata como comunes han sido sellados, no se sale ni se entra a otras dimensiones, todos y cuando digo todos, son todos los seres convivimos juntos en una misma dimensión lo pinto como lo peor que le puede suceder a la pequeña comprensión del humano y su cerebro con más de la mitad del uso bloqueado; las fuerzas de unos poderosos nos controlan en el Nuevo Orden. Ella —miró a Scarlett con la misma reverencia que a Izaskun— es lo… único del pasado que está aún con…
—No hables del tiempo que no existen. No tengo intención de indagarlo, mucho menos fuerzas para tomar el té aquí y darte un tour por el Reino —dijo con ímpetu Izaskun­—. Harás una sola cosa.
—Lo que usted me ordene Meus Tronis, lo que sea necesario, por usted, por ella, por todos los que son como nosotros —recitó valiente.
—Primero que nada déjate de reverencias y tratos de realeza niño. Segundo: llevarás de vuelta a Meghan mientras yo encuentro la manera más rápida de curar lo que me has provocado —la voz de Izaskun había cambiado, Meghan seguía en completo shock y aunque pronunciaban su nombre ella era incapaz de hacer algo coherente más que mirarlos­—. Serás el encargado de cuidarla… —Izaskun perdía sangre, fuerza y la respiración era trémula, sus alas colgaban sin fuerza y goteaban líquido—, me entregarás tus alas para limpiarme el trasero si así no lo cumples y serás el único encargado de revelarle las cosas, pagarás con tu dolor por el resto de tu existencia si fracasas en tu misión, lo has de saber mejor que yo. Tendrás estrictamente prohibido acercarte a Hariel, Mitzrael, Mila y por supuesto a… —Izaskun movió la quijada como si con ese gesto lo empujara.
—Lo comprendo Meus Tronis… comprendo Izaskun no tiene… no tienes que decir más. Hemos estado estudiando todo y estoy preparado para actuar en el pasado… es decir, con ustedes en este tiempo y pagaré con mi sangre si mi trabajo no es preciso.

Izaskun comenzó a levantarse, con decoro tanto Scarlett como Yitzhak le ayudaron a acercarse a Meghan. El pánico la envolvió con sus delicados mantos de pies a cabeza y la sujetó con fuerza de hierro por los brazos. En su vida había visto a un angélico en todo el esplendor y tampoco imaginó que estos fueran escasos de ropa y fueran una parte importante de ella, lo cual el pudor se mezclaba con el terror dejando a un lado el pánico.

—Escucha Megh… Yitzhak estará ahora contigo como el lugar que yo debo ocupar, todo saldrá bien —Izaskun alargó el brazo para tocarle la mejilla, está se cobijó con el miedo lo rechazó, Izaskun quedó petrificado—. Entiendo. Mi verdadera apariencia te abruma pero sigo siendo yo Megh —sonrió todo lo que pudo, aunque parecía más una mueca de gran dolor—. Soy el mismo Izaskun que tú has conocido todos estos años, desnudo, pero el mismo.
—Eres tan como Georg —Meghan lo miró a los ojos y el ellos encontró un roce de seguridad, extendió su brazo mientras se levantaba para tocar el rostro de Izaskun que ahora estaba más lejos de su alcance. Él sonrió.
—Es por eso que no puedo estar cerca de él con este aspecto Megh —ella miraba con atención las facciones afiladas de Izaskun que en su mente se mezclaban con las de Georg—. Todo estará bien para cuando pueda regresar, sólo será un poco de tiempo. Niño, demuestra la casta de la que provienes.

Yitzhak asintió, no le tomó mucho tiempo comprender a Meghan que esa era una despedida y a su vez que Yitzhak era el encargado de encontrar el Bucle al que Scarlett los condujo, aquello era como una eternidad para ella. Yitzhak la tomó con calma e intentó reprimir sus impulsos por realizar una despedida llena de reverencias como a lo largo de su vida le habían enseñado el respeto con que se trataba a un Trono de las altas Esferas; cayó en cuenta que el mismo lugar por donde había entrado al Balbál era el Bucle que lo llevaría hasta la dimensión terrenal, jaló un poco más a Meghan para tomarla de la mano e intentó darle su mejor sonrisa de despedida a Izaskun pero las lágrima comenzaron a brotar de inmediato.

Sintió ese destello de luz y las sensaciones ensimismándose, ya no estaba en el Balbal.





—Te sostengo Meus Tronis. Te sostengo —Scarlett pujó para sostenerlo; Izaskun gritó de dolor—. Haz hecho lo correcto —apretando la mandíbula, comenzó a colocar a Izaskun boca abajo—. Cuidaré de ti con tanto esmero como una vez tú lo hiciste conmigo —Scarlett le acarició con fervor la mejilla de su Izaskun—, la diferencia ahora es que sé quién eres, hablamos el mismo idioma —sonrió de lado— y sobre todo que te amo —se inclinó para besarle la mejilla, Izaskun tomó aire y un poco de fuerza que aún quedaba en el fondo de su ser, le giró el rostro y le besó en los labios.
—Disculpe bello ser pero no le entiendo ­—Scarlett soltó un bufido mezclado con risa—Pero puedo decirle desde lo más profundo de mi corazón que yo también le amo Meus Scarlett —ella sintió que todo en su interior se revolvía de felicidad—. No entiende mi idioma lo sé bello ser…
—Todo saldrá bien —decretó Scarlett colocando su índice sobre los labios—. Descansa Meus Izaskun.
—Eso espero. Confío en que su hermano sepa cómo hacer las cosas.
—Haziel lo hará bien…

Dicho esto de la boca de Scarlett, Izaskun cerró los ojos.




ANGEL ON MY SHOULDER