APÉNDICE III [ Él no es un ángel. ]






  • - ¿Quién eres? – le hago saber.
  • - ¿Puedes verme? – me regresa la pregunta muy conmocionado.
  • - Sí, bueno al principio sólo sentía tu presencia pero sé que llevas aquí merodeando bastante tiempo.
  • - Se supone que entonces estás lista – me dice su vocecilla infantil y bastante tierna.
  • - ¿Lista para qué? – acaso me sacaría de este extraño lugar de una vez por todas. De todas las cosas que veo en mi mente, empiezo a creer que me estoy volviendo loca pues se desvanecen siempre al primer intento de algo de mi parte.
  • - No te puedo sacar pero sí te puedo ayudar y mucho ¿sabes? – eso fue bastante extraño, por qué responde a algo que no expresé, me incorporo de la posición en la que me encontraba para de una vez por todas ver quién es el que ha merodeado todo este tiempo. Me llevo una grata sorpresa, es más bello de lo que puedo imaginar, se me olvida por completo el reclamo que pretendía hacer al ver unos enormes ojos azules como el mar que tanto me recuerdan a una persona en particular, su tierno rostro me hipnotiza por completo.
  • - ¡Eres un hermoso niño! – expreso, porque de verdad lo es, su rostro es perfecto.
  • - No soy un niño – dice apenado y se encorva – soy un Ángel – dice él muy seguro de sus palabras como si fuera todo un gran hombre.
  • - Sí, definitivamente estoy al borde de la locura, ya no puedo más – me jacto llevándome la mano a la frente.
  • - No estás loca – dice él frente a mí como si mis palabras fueran unas de suicidio anunciado. Me toma con sus manitas por el rostro, las pone en mis mejillas y repite – ¡no estás loca, de verdad que no! – luce algo desesperado y se abalanza contra mí en un abrazo, su cuerpecito choca contra el mío y más allá de la sorpresa que provoca su acto me llena de un confort impresionante, es como abrazar a un pequeño lazo de vida. Siento la textura de su delicada piel por la espalda, él tendrá no más de 3 años, así parece él. Es tan mágico que, sus brazos me rodeen por el cuello que quisiera que este momento no terminara.
  • - Quisiera creerte – digo alejándolo de mí y lo siento en mi regazo.
  • - ¡No lo estás! – dice en tono irritado y se ve tan cómico cuando hace aquello. Reparo mi mirada en su cabello rubio y con unos rizos no muy apretados que lo hacen ver encantador.
  • - Llevo aquí mucho más tiempo que tú – toco con mi dedo su la punta de su naricita – y te puedo asegurar que todo es muy extraño y no tiene sentido común.
  • - No lo tiene, porque no se lo quieres dar – me rebate y me quedo sin argumentos para defenderme ante él.
  • - ¡Ya! esto sólo es un truco más de este lugar...
  • - ¿Quieres ver uno, como tú le dices, uno muy bueno? – me dice él girándose y con una gran sonrisa, como si aquello que fuera a mostrarme es un gran truco de magia de un experto y habilidoso mago.
  • - Muéstrame… – le hago saber y busca mi mano con la diminuta suya.
  • - Pon atención – recita muy suave, pero aquello lo escucho dentro de mi cabeza, es extraño...

"Ves el agua, es clara, azul pero aún así clara. El sol pega con fuerza sobre ella como si en la superficie flotaran bellas y cegadoras joyas a causa de los fuertes rayos del sol. Es un clima muy cálido y acogedor, aún no puedes creer que todo esto esté pasando, te sientes una mujer muy dichosa, todo en tu vida está arreglado y se han dedicado a disfrutarlo, porque sabes que se avecina una felicidad mucho mejor. Sonríes porque a la orilla de aquel mar la vez volar por el aire, grita de felicidad "¡Papá!" entre unas risitas muy escandalosas y cae de nuevo en los brazos de él y tú también sonríes cuando la vez tan feliz, has disfrutado de ella desde el primer momento que la tuvieron en sus brazos, uno de los mayores regalos que la vida les ha dado. La miras con su rubio cabello, te han dicho que él lo tenía del mismo tono, tiene sus labios, delgados y pequeños, sus ojos... tienen el mismo verde que los de él, sus gestos y actitudes de berrinche son de él…


  • - ¡Vamos tía! – te llama alguien pero sigues apreciando la bella escena frente a ti – ¡Mariella!
  • - ¿Qué? – preguntas algo desconcertada.
  • - ¿Te sientes bien? – pregunta preocupada – dime que no es uno de esos malestares... que podemos seguir aquí de vacaciones más tiempo – implora ella a pesar de que ya no es una niña.
  • - ¡Tranquila! – te ríes por su escena de nervios – estoy bien, las vacaciones seguirán, no hay síntomas, no molestes y cállate que te escuchará.
  • - ¡Ya, bien! – dice ella sonriente y se aleja con bebidas hacia ellos. Tú detrás de ella la sigues con paso lento mientras los ves correr de un lado a otro hasta que ella llega a ti y se abraza a tus piernas.
  • - ¡Mamma! – dice agitada y riendo sobre todas las cosas – ¡Mamma! dile a Papi el tiburón que no me coma – grita al terminar la frase pues él la ha atrapado por las piernitas.
  • - Raina, no mezcles las palabras en Alemán y Noruego – se ríe a un lado la que es su prima, por la manera en que confunde las cosas la pequeña.


Le quitas de los brazos a "Papi tiburón", como se la ha pasado recitando la pequeña a su padre el último mes que han estado de vacaciones, y la miras con infinito amor. Por la cintura descubierta del lado contrario de donde llevas a la niña, tu esposo te abraza y roza suavemente su antebrazo por tu vientre y como si fuera una expresión mágica, les provoca que su piel se erice, lo miras ante tal reacción de ambos cuerpos que no pasó desapercibido para ustedes -Te amo- le dices al oído recargando tu cabeza en su hombro, él te mira con esa típica sonrisa la cual nunca muestra su hilera de dientes, gira su rostro para darte un beso, que es diferente, que es la misma expresión de amor pero sabes que en esta ocasión lleva una conexión más, hay alguien más que también aclama amor. Tu niña en brazos, aún, pide bajar con pequeños empujoncitos, mira como su prima se divierte y ella quiere ir a su lado, es como su modelo a seguir e imita en todo lo que puede sus actos, haciéndote reír.


La consienten y es la adoración del hombre que tienes a tu lado, sabes perfectamente que ha sido el mejor de los padres; pelearon hasta el cansancio por ella, él por su lado desde el inicio pidió por una mujercita, tú por un varoncito; fue divertido a la vez, quién ganara decidiría el nombre. Así pasó una larga semana sin que ella pudiera tener un certero nombre hasta que llegó a su creativa mente “Raina”. Raina es y siempre fue: muy delgada, parece que por fin heredara una altura prominente; describir su cándido rostro es hacerlo como si lo hicieras con el de tu esposo…


-¡Oh, Oh!- escuchas entonar la voz de Tabatha, tu sobrina, y pones atención a lo que ella mira. Son un par de fotógrafos empedernidos que desde hace tiempo los seguían, tienen una doble recompensa: qué hace el bajista de Tokio Hotel codeándose con la princesa de Noruega durante todo un mes por diferentes playas.


En fin, salen del lugar con la gran seguridad por delante, que se adelanta con una camioneta en donde los paparazzi’s creen que ustedes van y tranquilamente salen en una diferente a rumbo contrario.


El plan por la tarde es: que él lleve a Raina a dar un paseo mientras tú y Tabatha dan otro por separado. Ambas tienen un plan. Sabes que tu marido no es la creatividad andando y olvido esconder un detalle que seguramente te dará en la cena que han programado sin las niñas esa noche. Tú por el contrario ya planeas el cómo hacer saber la buena noticia que hasta el momento sólo compartes con Tabatha que ya se muere por gritarlo a los cuatro vientos. Caminan por un concurrido boulevard, ella es percibida por algunas personas y han hecho varias paradas para que la gente obtenga una fotografía con ella con su respectiva distancia por el grado de importancia que ya representa. La gente desorbita los ojos al ver a qué tipo de tienda has accedido junto con ella e incluso ella misma se sorprende, sabe que no eres participe de ese tipo de “rituales” de su tío lo puede creer un poco más por el estilo de vida que lleva pero ¿Tú?


  • - Oye, Malle, qué hacemos aquí – te pregunta serena, mirando todo lo que en la boutique hay y lo extravagante que suelen ser algunas fotografías. Extiendes un pequeño papel a un chico que se presenta como Richie y eso llama la atención de Tabatha – ya, es en serio ¿qué pretendes? – dice ella mirándote de reojo.
  • - Nada, sólo será una simple nota.
  • - ¿Lista? – pregunta el chico con un acento inglés peculiar de la zona, mientras tú y ella se la pasan hablando en noruego. Asientes y caminas hacia él.
  • - ¡Espera! – te grita tu sobrina muy sobresaltada – ¿Qué harás?- No te preocupes, es de henna…


Minutos más tarde sales con una leyenda en la nuca, ¿creativo cierto?, es parte de todo el encanto, transcurre la tarde hasta caer la noche y la hora de la cena ya es. Se despiden de Tabatha que promete cuidar como su propia alma a Raina, aun así una nana y seguridad estarán pendientes de ellas, una adolescente y una pequeña de cuatro años pueden ser peligrosas. La cena es sumamente privada, así lo pidió él, cerca del mar para estar muy tranquilos, con platicas de todo lo que han vivido, lejos, cerca, las peleas, las reconciliaciones, su boda, el nacimiento de Raina y lo excelente que se encuentran ahora; lo que te hace pensar en lo que llevas escrito en el cuello y cubre tu alborotado cabello, largo y suelto. Eres paciente y esperas a su señal, la que no tarda pues te levanta y te toma de las manos.


  • - ¿Sabes qué te amo? – te dice con una divina sonrisa y tu mueves tu cabeza en afirmación – ¿Sabes que le agradezco a la vida, al destino, a Melissa, a Tabatha, a Raina por dejarme estar a tu lado? – y repites tu movimiento con la cabeza. Todo dentro de ti se está revolviendo y sabes que no es cosa tuya sino de un tercero. Del bolsillo de su pantalón vez como saca una pequeña cajita, la cual reconoces de inmediato y sabes que el momento ha llegado – quiero que lleves en tu cuello estos tres corazones que para mi representan lo mejor que me ha pasado en el mundo – son tres corazones de tres oros, broquelados, te muestra el más pequeño que es de tono plateado – míralo, lleva grabadas en la parte trasera las letras TD – sabes de inmediato que corresponden a Tabatha Dekker, sabe que ella es tu adoración desde el primer momento que la viste – el segundo corazón – que es de un mediano tamaño y color rosado – tiene grabada las iniciales RHD – en tu mente ves de inmediato su rostro, Raina Hagen Dekker, y tú sonríes más que complacida – el tercer corazón es nuestro – te muestra la parte trasera y éste siendo más grande que los anteriores, en él se lee perfectamente Mariella & Georg aunque en diminutivas letras y algo caracoleadas lo identificas – me permites…


Pide con caballerosidad para poder colgar tal dije sobre tu cuello y lo miras expectante, tiemblas mientras tomas tu cabellera con tus manos y lo haces a un lado dejando tu espalda, que con ayuda del suave vestido que te has puesto tiene un mediano escote y se percibe muy bien tu piel. Él camina despacio hacia tu espalda ya descubierta y marcada, en las que ve un juego de letras. Se ha desconcertado porque sabe que no eres asidua a ese tipo de decoración corporal pero deja a un lado el hecho de lo sorprendente de aquello sobre tu piel y repara en el significado, a pesar de los años no ha terminado de dominar aquel diferente idioma y repite lentamente las palabras, con miedo y torpemente olvidando la pronunciación de algunos fonemas –Vil bli pappa igjen– dice para ti; olvidas el rito de colocar el dije sobre tu cuello y te giras a verlo –Vil bli pappa igjen– le repites correctamente y de su boca sale un c– que te hace sonreír –Det er virkelig– le haces saber ya en el idioma que es frecuente entre ambos –TE AMO– grita lo más fuerte que puede abrazándote –TE AMO– repite un par de veces más…


Las vacaciones han terminado y ahora han hecho una escala en Oslo, casualmente te has encontrado con tu hermana menor y su marido, bastante conocido por ti y tu esposo que vienen igualmente de unas vacaciones junto con Moniquée, que ahora es una bella niña de pasados los diez años idéntica a su padre; tu madre acompañada de la matriarca de los Turner también se encuentra presente en el gran lugar que alberga la estancia de la Familia Real Dekker, Melissa recibe a Tabatha con un fino bronceado entre besos y abrazos para pasar a los brazos de su ya muy mayor bisabuela la Reina Olga Dekker, que es fuerte aún como un gran roble. Les anuncias aquello con lo que ya vienen arrastrando y los colman de buenos deseos.


Al llegar a la primera escala de Alemania, Hamburg, decide tu esposo reunir a sus mejores amigos y parte de los compañeros de trabajo que son comunes entre ambos, una cena a la cual también asiste tu hermana y cuñado que es el mejor amigo de un par de gemelos y que al llegar también dan de que hablar, notas como la cara de felicidad no cabe en el más joven, Bill, que acompañado de su esposa que también lleva ya, un curioso vientre muy redondeado, pues su figura es en extremo delgada y no falta mucho para que ella alumbre a una niña; por otro lado el mayor de los gemelos, el Casanova por excelencia, viene muy sonriente de la mano de la hermana de la esposa de Bill, ella es una melliza, la más joven y de descendencia española, al parecer el joven de más de 30 años quiere plantearse ideas largas en la cabeza.


Es hora de anunciar más sorpresas, ahora tu esposo alza la voz y se los hace saber, gritos y abrazos ya los merodea de nuevo. Los comentarios hacen reír consecutivamente a más de uno –Roth, Pat – le grita un ya maduro Jost que se abraza de otro productor de antaño, Peter, y sonríen malévolamente –Ya tenemos nuestra vejes completamente asegurada, camaradas– dice Jost y todos lo miran, saben que es dotado de un buen sentido del humor y esperan cualquier cosa de él –El pequeño Joss de Gustav, el Señor Vocalista nos dotará de una niña y el Señor Hagen, con la bella Raina y éste en camino; hermanos ¡hay negocios para un buen rato con esos jovencitos!– congratula y ya todos lloran de risa por las ocurrencias de los productores, viejos y consagrados amigos.


Por fin arriban a Magdeburg, ahí son reunidos nuevamente con tu hermana, cuñado, sobrina y tus mejores amigos. Puedes ver que el mejor amigo de tu marido lleva el mejor de los matrimonios sin hijos aún, reparas la vista en tu mejor amiga desde que tienes uso de memoria, ella ya tiene a todo un galán como hijo, casi diez años y da muestras de diferentes talentos, los niños juegan con sumo cuidado: Moniquée, Dante y Raina que tienen como novedad al pequeño, Joss, hijo de Gustav que al igual que ustedes renuentes de dejar su natal Magdeburg se han encontrado ahí en vez de Hamburg con el resto. Juegas con el pequeño Joss recordando como anhelaste un varón y te hace recordar la verdadera intención de la reunión, lo anuncian con alegría y reciben el doble en felicitaciones. Vuelven a caer la lluvia de preguntas acerca de la preferencia sobre un sexo u otro y sus respuestas vuelven a ser las mismas que hace más de cuatro años, una pelea más se aproxima…


Han pasado meses, tu vientre es grande, aunque sabes que falta todavía más, en esta ocasión van juntos a una cita médica, Raina, él y tú, quieren ver el rostro del próximo miembro pero aún debaten por saber su género como la primera vez. En el trayecto ocurre un percance, no fue culpa de esposo. Un acelerado demente hace estampar su auto contra el lado del copiloto, el tuyo, y lo que él puede escuchar durante la sacudida de algunos metros en lateral son tus gritos y los de su pequeña hija quejarse, cuando el auto es quietud repara en ambas y la seguridad que llevan junto con ustedes ya se moviliza, uno saca a la niña completamente asustada y bañada en lagrimas por la impresión, está completamente bien; otro ya detiene al que ha causado todo este alboroto al querer huir del lugar corriendo. Desorientado por un segundo, reacciona al escuchar los gritos que propinas de dolor agudo. Rodea el auto y mira a la seguridad pelear con la puerta que está sumergida y atrancada, se llena de impotencia al ver que súbitamente desmayas. Te liberan escasos minutos después, paramédicos, del otro lado del auto. El lugar se volvió un caos…


  • - No te muevas – te advierte tu marido que lleva un parche en la frente – tranquila – advierte de nuevo pero fue más rápida tu voluntad y te mueves indebidamente gritando levemente.
  • - ¡Qué rayos! – vociferas por el dolor.
  • - Tienes una costilla rota, tranquilízate por favor, tiene que sanar sola y si haces esfuerzo puedes rasgar la bolsa del bebé…
  • - ¡El bebé! – repites de nuevo – ¿Está bien? – lo dices con miedo.
  • - En perfectas condiciones – te hace saber mientras acaricia tu cabello y se acerca a tus labios para besarlos y llenarte de confort.


La recuperación fue de lo más molesta en todos los sentidos, el dolor y la sanación de la costilla, los excesivos mimos de tu familia, la ausencia de tu marido un par de meses debido a su trabajo y tu imposibilidad de viajar, casi mueres de desesperación pero lograste superarlo. Algo que no se volvió a tocar durante esos meses fue la pelea de la preferencia de género, en aquella ocasión ibas completamente decidida a querer saber esta vez quién te acompañaba en tu vientre y no pudo ser así. La duda te carcomió durante los largos meses de espera aunque los pronósticos de los allegados no se hacían esperar.


Esta vez fue diferente, el embarazo transcurrió durante una época en la cual la banda de tu esposo tenía la agenda saturada y a pesar de sus escapadas a veces por un día o incluso unas horas para ambos valían oro y los medios de comunicación se deshacían preguntando por la nacida en meses anteriores, Sonja, hija de la codiciada modelo española, Gabrielle y su compañero líder de la banda, Bill; era ya sabido por todos que había dos pequeños de los más discretos integrantes de aquella banda y venía uno más, así que los amarillistas no paraban de preguntar.


Durante una visita te quejaste de interminables dolores en la espalda, él volvía a Italia a una presentación y era requerido de regreso de inmediato, pudiste soportar dolores intensos por varias horas. Quién no quería salir de ti, estaba dispuesto a no hacerlo hasta que sintiera que su padre estaba a su lado también. Y fue hasta que terminó la presentación y un vuelo exprés que lo trajo de nuevo a ti y al resto de la banda a Alemania y lo viste entrar, con la ropa que aún usó en aquel concierto, las enfermeras lo ayudaban a vestirse apropiadamente y él miraba a todos lados, muerto de nervios.


Esta vez él sabía algo que tú no… sabía quién habitaba en tu vientre desde aquella ocasión del accidente; en algún momento te recalcó que escogerías, tú, el nombre de su segundo vástago, entre una lista enorme, Morgan figuró para ser el de mujer y para el varón fue mucho más simple a la primera pediste por Riley. Muerta del dolor y nervios porque este pequeño ser daba muchas complicaciones para su alumbramiento al cabo de un poco más de fatiga lo veías separarse de tu lado y un llanto fuerte llenaba con eco la sala.


  • - Mi amor – te llama él para que lo mires – cómo se llamaba tu padre – pregunta y de inmediato en medio de la fatiga enuncias.
  • - Alun – y con pasos largos él se acerca, ésta vez poco tiempo lo sostuvo ente sus brazos pues lloraba con gran poder.
  • - Riley Alun ¿te agrada? – dice cuando deja posar a quien ahora entiendes es un varoncito.


En cuanto posa en tus cálidos brazos que lo acunan con experiencia, Riley, deja de llorar y serio clava esos enormes ojos azules como el mar, como los tuyos, como los de tu Padre, sobre ti con fuerza. Pasados unos minutos alguien toca un cristal, una enfermera indica con la mano la parte de arriba, la pequeña Raina se ha colado al palco donde los doctores observan y saluda con la mano a ti, a su padre y a su nuevo hermanito con gracia. Lo miras de nuevo a esos ojos; él tiene la fuerza de hacerte salir adelante te lo dice, su alma, su aura, que te da las gracias por no rendirte y dejarlo en ningún momento a la deriva y a cambio le has dado la vida…




Qué intentó decir Georg:

–Vil bli pappa igjen = Serás papá otra vez–Det er virkelig = De verdad


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1 Alas:

OreoEffeckt dijo...

Te alegrara enormemente saber que... SI ENTENDÍ HAHAHAHAHAHAHAHA, y no tiene nada que ver con tu llamada del domingo de 60 minutos.... XD!

Y por cierto...
Que bonito